Muhammad El Mensajero de Dios

Cuando hablamos del Profeta Muhammad se debe tener en cuenta que se está hablando del individuo más grande de la historia. Quien lea su biografía y aprenda sus modales y ética llegará a esta conclusión.

 

Muhammad

El Mensajero de Dios 

La paz y las bendiciones de Dios sean con él

]Español[

محمد رسول الله (r)

[اللغة الإسبانية ] 

Dr. Abd Ar-Rahman bin Abd Al-Karim Ash-Sheha

Traducción: Lic. Muhammad Isa Garcia 

  

 

         

 

Segunda Edición, 1429/2008

Copyright © 2006 Abdurrahman al-Sheha

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1429 H

[4616]

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Índice

 

1. Introducción

2. ¿Quién es el Profeta Muhammad (e)?

3. Su linaje

4. Nacimiento e infancia

5. La descripción del Profeta (e)

6. Comportamiento y características del Profeta (e)

7. La ética del Profeta (e)

8. Declaraciones de justicia y equidad

9. Las esposas del Profeta (e)

10. Pruebas de los textos bíblicos que confirman a Muhammad como Profeta

11. Pruebas del Corán

12. Pruebas de la Sunnah

13. Escrituras Sagradas previas

14. En el Evangelio

15. Pruebas intelectuales que confirman al Profeta (e)

16. Lo que implica el Testimonio de Fe

17. Conclusión

 

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Todas las alabanzas son para Dios, el Señor[1] de los mundos, y que Dios exalte la mención de Su Profeta, y que proteja a su familia de todo daño.

 

Cuando hablamos del Profeta Muhammad (e)[2] se debe tener en cuenta que se está hablando de la persona más grande de la historia. Y no es una frase sin fundamento; quien lea su biografía, y aprenda sus modales y ética, a la vez que se mantiene alejado de todos los preconceptos seguramente llegará a esta conclusión. Algunos no musulmanes que tienen un carácter justo también han llegado a esta conclusión.

 

El Profesor Hasan Ali, que Dios tenga piedad de él, dijo en su revista ‘Nur al-Islam’ que un colega suyo de religión Brahmánica[3] le dijo una vez: ‘Reconozco y creo que el Mensajero del Islam es el hombre más grande y juicioso de toda la historia’. El Profesor Hasan Ali, que Dios tenga piedad de él, le preguntó: ‘¿Por qué lo consideras el hombre más grande y juicioso de toda la historia?’. Este le respondió:

Ningún hombre poseía las características, los modales y la ética que él tenía en conjunto. Fue un líder que unificó la Península Arábiga; pero era humilde. Él creía que el dominio era solo de Dios. Le llegaban grandes riquezas, pero vivía en estado de pobreza; el fuego no ardía en su casa durante muchos días y permanecía con hambre. Era un gran líder; guiaba a unos cuantos a luchar contra miles, aún así los derrotaba de manera decisiva. Amaba los acuerdos de paz, y los entablaba con firmeza de corazón, si bien tenía a su lado a miles de sus bravos y valientes seguidores. Cada Compañero era muy valiente y se enfrentaba por sí solo a mil enemigos. Pero el Profeta tenía un corazón tierno, piadoso y no quería derramar ni una gota de sangre. Estaba profundamente preocupado por los asuntos de la Península Arábiga, mas no descuidaba los asuntos de su familia, su hogar, o los pobres y necesitados. Enseñaba con gusto el Islam entre aquellos que habían perdido el rumbo. Era un hombre preocupado por el mejoramiento y el bienestar de la humanidad, mas no se interesaba en amasar una fortuna mundana. Se ocupaba con adorar a Dios y amaba hacer aquellas cosas que complacían a Dios. Nunca se vengaba. Rezaba incluso por el bienestar de sus enemigos y les advertía del castigo de Dios. Era ascético con respecto a los asuntos mundanos y adoraba a Dios durante toda la noche. Era un soldado bravo y valiente. Dormía sobre una parva de paja, y una almohada rellena con gruesas fibras. La gente lo coronó como líder de los árabes, pero su familia llevaba una vida simple, aún después de recibir grandes fortunas y riquezas que se acumulaban en la mezquita para ser repartidas entre los pobres. Fátima[4] se quejó una vez ante él por el arduo trabajo que ella hacía, el mortero y la jarra de agua que solía llevar dejaban marcas en su cuerpo. El Mensajero no le dio un sirviente, ni le dio una porción de su riqueza; en su lugar, le enseñó unas palabras y súplicas. Su Compañero, Umar[5], vino a su casa y miró su cuarto, y no vio más que una parva de paja sobre la que estaba sentado el Profeta, y que le había dejado marcas en el cuerpo. Los únicos víveres que había en la casa eran medio Saa’[6] de cebada en un recipiente, y una piel para contener agua que colgaba de la pared – eso es todo lo que el Mensajero de Dios poseía en un momento en que la mitad de los árabes estaban bajo su control. Cuando Umar vio esto, no pudo controlarse y rompió en llanto. El Mensajero de Dios (e) dijo:

“¿Por qué lloras Umar?’. Él respondió: ‘¿Por qué no habría de llorar? – Cosroes y César disfrutan de este mundo y el Mensajero de Dios (e) solo posee lo que puedo ver’. Le respondió: ‘Oh Umar, ¿no te complacería saber que eso es lo que les toca a Cosroes y César en este mundo, y que en el Más Allá el placer será solo para nosotros?”

 

Cuando el Profeta examinaba sus tropas antes de ocupar La Meca, Abu Sufyan (uno de sus enemigos) estaba parado junto a al-Abbas, el tío del Profeta (e) y miraban los estandartes del ejército musulmán. Abu Sufyan en ese entonces no era musulmán. Se sorprendió ante el gran número de musulmanes; avanzaban hacia La Meca como un torrente de agua. Nadie podía detenerlos y nada se interponía en su camino. Abu Sufyan le dijo entonces a al-Abbas: “¡Oh Abbas, tu sobrino se ha convertido en un gran Rey!” Abbas respondió diciendo: “No es un rey, sino un profeta, y transmite el Mensaje del Islam”.

 

Ad’i at-Ta’i quien era un paradigma de generosidad, asistió a una asamblea del Profeta (e) mientras aún era cristiano. Cuando vio cómo los Compañeros respetaban al Profeta, se vio confundido - ¿era Profeta o rey? Se preguntó a sí mismo: “¿es un rey o un Mensajero de los Mensajeros de Dios?”. Mientras trataba de encontrar una respuesta a su interrogante, una mujer pobre vino al Profeta y le dijo: “Necesito consultarlo sobre un asunto privado”. El Profeta (e) salió junto a la mujer y se ocupó de responder a sus necesidades. Cuando Ad’i vio la humildad del Profeta, se dio cuenta de la verdad, se deshizo de las cruces que llevaba consigo, y se convirtió en musulmán”.

 

En el libro mencionaré algunas frases de los orientalistas con respecto a Muhammad, que Dios exalte su mención. Como musulmanes, creemos en el Profeta (e) y en su Mensaje, pero mencionamos estas frases por las siguientes razones:

a. Para que sirvan de recordatorio y advertencia a los supuestos musulmanes que abandonaron a su Profeta, para que así se apresuren y regresen a su religión[7].

b. Para que quienes no son musulmanes sepan quién es el Profeta a partir de las palabras de su propio pueblo, y puedan así ser guiados al Islam.

 

Le pido a ellos que no prejuzguen a la hora de buscar la verdad, o al leer éste o algún otro material islámico. Le pido a Dios que haga abrir sus corazones para que acepten la verdad, y que les muestre el camino correcto y los inspire a seguirlo.

 

 

Dr.Abdurrahmaan b. Abdul-Kareem al-Sheha

Riyadh, 11535

P.O. Box 59565

Email: [email protected]

 

 

 

¿Quién es el Profeta Muhammad (e)?

 

Su linaje:

Él es Abul-Qasim (padre de Al-Qasim) Muhammad, hijo de Abdullah, hijo de Abdul-Mutalib. Su linaje se remonta a la tribu de Adnan, hijo de Ismael [el Profeta de Dios, hijo de Abraham] que Dios exalte su mención. Su madre fue Aminah, hija de Wahb.

El Profeta (e) dijo:

‘Ciertamente Dios escogió la tribu de Kinanah sobre las otras tribus de los hijos de Ismail; Él escogió a los Quraish por sobre las otras tribus de Kinanah; Él escogió a Banu Hashim por sobre las otras familias de los Quraish; y me escogió a mí de Banu Hashim’. (Muslim, 2276)

Así, el Profeta (e) tiene el linaje más noble de este mundo. Sus enemigos así lo afirmaban; Abu Sufyan, quien era archienemigo del Islam antes de convertirse en musulmán, dijo frente al emperador Heraclio[8].

Abdullah b. Abbas, que Dios esté complacido con él, narró que el Mensajero de Dios (e) le escribió a César y lo invitó al Islam y le envió una carta que fue entregada al Gobernador de Busra, quien a su vez se la reenvió a César.

César, a manera de gratitud a Dios, fue caminando de Hims a Ilya (Jerusalén) cuando Dios le otorgó la victoria sobre las fuerzas persas. Entonces, cuando le llegó la carta del Mensajero de Dios, dijo después de leerla: “¡Busquen a cualquiera de su pueblo (árabes de la tribu Quraish), para preguntarle acerca del Mensajero de Dios!”. En ese momento, Abu Sufyan bin Harb se encontraba en Sham[9] con unos hombres de Quraish que habían llegado allí como mercaderes durante la tregua que había concluido entre el Mensajero de Dios y los incrédulos de Quraish. Abu Sufyan dijo: ‘El mensajero de César nos encontró en algún lugar de Sham y me llevó a mí y a mis compañeros a Ilya ante la presencia de César y lo encontramos sentado en su corte real con su corona y rodeado de altos dignatarios bizantinos. Él le dijo a su traductor: “Pregúntales quién de ellos tiene algún parentesco con el hombre que dice ser profeta’”. Abu Sufyan agregó:

‘Le respondí: “Soy su pariente más cercano”. Me preguntó: “¿Cuál es tu parentesco con él?”. Le respondí: “Es mi primo”, y no había nadie en la caravana de Bani Abd Manaf excepto yo. César dijo: “Que se acerque”. Y luego ordenó que mis compañeros se quedaran detrás de mí y le dijo a su traductor: “Dile a sus compañeros que le voy a preguntar a este hombre acerca del hombre que dice ser profeta. Si miente, deben contradecirlo inmediatamente’”.

Abu Sufyan agregó:

‘¡Por Dios! Si no hubiera sido una pena que mis compañeros me tildaran de mentiroso, no habría dicho la verdad sobre él cuando me preguntó. Pero me pareció una deshonra que mis compañeros me llamaran mentiroso, por lo que dije la verdad’.

‘Le dijo luego a su traductor: “Pregúntale a qué tipo de familia pertenece”. Le respondí: “Pertenece a una familia noble”. Luego dijo: “¿Alguna vez otra persona ha afirmado ser lo mismo que él dice ser?”. Le respondí: “No”. Luego dijo: “¿Alguna vez se lo ha acusado de mentir?”. Le respondí: “No”. Dijo entonces: “¿Alguno de sus ancestros fue rey?”. Mi respuesta fue: “No”. Luego agregó: “¿Lo siguen los nobles o los pobres?”. Le respondí: “Los pobres lo siguen”. Me dijo luego: “¿Lo siguen más o menos personas (cada día)?”. Le respondí: “Lo siguen cada día más”. Me dijo: “¿Algunos de los que adoptan su religión se desilusionan y luego dejan de lado su religión?”. Le respondí: “No”. “¿Rompe sus promesas?”, me preguntó. Le respondí: “No, pero en este momento estamos en una tregua con él y tenemos miedo de que nos traicione”.

Abu Sufyan añadió:

‘Fuera de esto último, no pude decir nada en su contra’. ‘Entonces César preguntó: “¿Alguna vez han tenido una guerra con él?”. “Sí”, le respondí. Me dijo: “¿Cuál fue el resultado de esas batallas con él?”. “A veces él gana, a veces, nosotros”, fue mi respuesta. Dijo entonces: “¿Qué cosas les ordena hacer?”. Le dije: “Nos dice que adoremos solamente a Dios, y que no adoremos a otros junto con Él, y que dejemos de lado todo aquello que adoraban nuestros ancestros. Nos ordena que oremos, que demos en caridad, que mantengamos la castidad conyugal, que cumplamos nuestras promesas y que devolvamos aquello que se nos confía’”.

‘Cuando dije eso, César le dijo a su traductor: “Dile: Te pregunté sobre su linaje y tu respuesta fue que pertenecía a una familia noble. De hecho, todos los Mensajeros venían del más noble de los linajes de sus respectivos pueblos. Luego te pregunté si alguien más decía ser lo que él dice ser, y tu respuesta fue negativa. Si la respuesta hubiera sido afirmativa, habría pensado que este hombre dice ser algo que ya se ha dicho antes que él. Cuando te pregunté si alguna vez lo acusaron de mentir, tu respuesta fue negativa, por lo que di por sentado que una persona que no le miente a la gente tampoco puede mentir sobre Dios. Luego te pregunté si alguno de sus ancestros fue rey. Tu respuesta fue negativa, y si hubiera sido afirmativa, habría pensado que este hombre pretende recuperar su pasado real. Cuando te pregunté si lo siguen los ricos o los pobres, me respondiste que son los pobres quienes lo siguen. De hecho, ellos son los seguidores de los Mensajeros. Luego te pregunté si sus seguidores son más o menos cada día. Me respondiste que cada vez son más. De hecho, eso es resultado de la verdadera fe hasta que está completa (en todo sentido). Te pregunté si había alguien quien, luego de adoptar su religión, se desilusionó y descartó su religión; tu respuesta fue negativa. De hecho, es una señal de la verdadera fe, pues cuando su placer entra y se mezcla completamente en los corazones, nadie se desilusiona. Te pregunté si alguna vez había roto una promesa. Tu respuesta fue negativa. Y así son los Mensajeros; nunca rompen sus promesas. Cuando te pregunté si alguna vez combatieron, me respondiste que a veces lo hicieron, y que en ocasiones él salía victorioso, y otras veces, ustedes. De hecho, así son los Mensajeros; son puestos a prueba y la victoria final siempre es de ellos. Luego te pregunté qué cosas les ordenaba hacer. Me respondiste que les ordenaba adorar solamente a Dios y no adorar a otros junto con Él, dejar de lado lo que sus ancestros solían adorar, ofrecer plegarias, decir la verdad, ser castos, cumplir las promesas, y devolver aquello que se le confía a uno. Esas son en realidad las cualidades de un profeta que yo sabía que vendría (según las Escrituras anteriores), pero no imaginaba que sería uno de ustedes. Si lo que dices es verdad, muy pronto él ocupará el suelo que está bajo mis pies, y si pudiera iría hacía él de inmediato para conocerlo y lavaría sus pies’”.

Abu Sufyan agregó:

‘César pidió la carta del Mensajero de Dios, la cual fue leída. La misma decía:

"En el nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo. De Muhammad, el siervo de Dios y Su mensajero a Heraclio, Soberano de los bizantinos: Paz para quien sigue la guía: Te invito al Islam, hazte musulmán y estarás a salvo y Dios te dará tu recompensa dos veces. Pero si das la espalda, sobre ti recaerá el pecado de tus súbditos. (¡Gente del Libro!, venid a una palabra igual entre nosotros: Que no adoréis sino a Dios y no le asociéis nada ni os toméis unos a otros por señores aparte de Dios y si dan la espalda, decid: Atestiguad que somos musulmanes.)”. [Corán-3: 64]  

Abu Sufyan agregó:

‘Cuando Heraclio terminó su discurso, se produjo un enorme clamor y un grito por parte de los dignatarios bizantinos que lo rodeaban, y había tanto ruido que no entendía lo que decían. Entonces, nos ordenaron que salgamos de la corte’.

‘Cuando salí con mis compañeros, al quedarnos solos, les dije: “Ciertamente, el asunto del Profeta ha ganado poder. El Rey de los bizantinos le teme”’.

Abu Sufyan agregó:

‘Por Dios, cada vez estaba más seguro de que su religión obtendría la victoria hasta que terminé por aceptar el Islam’. (Bujari, 2782)

 

Nacimiento e infancia

 

El Profeta (e) nació en el año 571 (según el calendario gregoriano) en la tribu de Quraish [considerada noble por todos los árabes] en La Meca [considerada la capital religiosa de la Península Arábiga].

Los árabes realizaban la peregrinación a La Meca, y caminaban alrededor de la Ka’bah construida por el Profeta Abraham y su hijo el Profeta Ismael, que Dios exalte su mención.

El Profeta (e) era huérfano. Su padre falleció antes de que él naciera, y su madre murió cuando tenía seis años. Su abuelo, Abdul-Mutalib, cuidó de él, y cuando murió, se hizo cargo su tío, Abu Talib. Su tribu y las otras tribus de la época adoraban ídolos de roca, madera e incluso de oro. Algunos de estos ídolos fueron ubicados en torno a la Ka’bah. La gente creía que estos ídolos podían alejar el mal o provocar el bien.

El Profeta (e) fue un hombre honesto y confiable. Nunca tuvo un comportamiento traicionero ni tampoco mentía ni engañaba; era conocido entre su gente como ‘Al-Amin’, o ‘El Honesto’. La gente le confiaba sus objetos de valor cuando se iban de viaje. También era conocido como ‘As-Sadiq’, o ‘El Sincero’, pues nunca mentía. Tenía buenos modales, era bien hablado y amaba ayudar a las personas. Su gente lo amaba y reverenciaba. Dios, el Altísimo, dice:

(Ciertamente eres de una naturaleza y moral grandiosas.[68:4]

Thomas Carlyle dijo lo siguiente en su libro 'Heroes, Hero-Worship and the Heroic in History':

‘... desde una edad temprana, se destacó como un hombre inteligente. Sus compañeros lo llamaban “Al Amin, El Fiel”. Fue un hombre fiel y veraz; sincero en sus acciones, en sus palabras, y en sus pensamientos. Siempre había un significado en lo que hacía y decía. Si bien era taciturno al hablar y callado cuando no había nada que decir, era pertinente, sabio y sincero cuando hablaba, y siempre echaba un manto de luz sobre el asunto. ¡Y esas son las únicas palabras que de verdad vale la pena pronunciar! En la vida, descubrimos que era considerado un hombre sólido, fraternal y genuino. Personaje serio y sincero, pero a la vez simpático, cordial, compañero e incluso jocoso – a pesar de todo, siempre reía: Hay hombres cuya risa es falsa, como todo lo que sale de ellos; hombres que no pueden reír. Él era un hombre espontáneo, apasionado, pero a la vez justo y sincero.

El Profeta (e) gustaba de recluirse en la caverna de Hira antes de que se le encomendara ser profeta. Se quedaba allí muchas noches seguidas.

Jamás engañó; no ingería bebidas embriagantes, tampoco se inclinaba frente a un ídolo o una estatua, tampoco juraba ante ellos ni les hacía ofrendas. Fue pastor de un rebaño de ovejas que pertenecían a su pueblo. El Profeta (e) dijo:

‘Todo Profeta encomendado por Dios fue pastor de un rebaño de ovejas’. Sus compañeros le preguntaron: ‘¿Incluso tú, Mensajero de Dios?’. Él respondió: ‘Sí, yo cuidé de un rebaño de ovejas para el pueblo de La Meca’. (Bujari 2143)

Cuando el Profeta Muhammad (e) cumplió cuarenta años, recibió una revelación divina; se encontraba en la caverna de Hira. A’ishah[10], que Dios esté complacido con ella, dijo:

‘Lo primero que recibió el Mensajero de Dios (e) mientras se encontraba en la Caverna de Hira en La Meca, fueron buenas visiones [sueños]. Cada vez que tenía un sueño, se hacía realidad y se volvía claro como el alba. Más tarde, el Mensajero de Dios (e) comenzó a amar el estar solo meditando. Pasaba días y noches enteras para cumplir con su propósito en la caverna antes de regresar con su familia. Llevaba una ración de alimentos para su estancia. Cuando volvía con su esposa Jadiyah[11], que Dios esté complacido con ella, buscaba más alimentos frescos y regresaba a la Caverna a continuar meditando’.

‘La verdad le llegó cuando se encontraba en la Caverna de Hira. El ángel Gabriel (e) se acercó a Muhammad (e) y le ordenó que leyera. Muhammad (e) le respondió: “¡No sé leer!”. Gabriel (e) abrazó a Muhammad (e) hasta que éste no pudo respirar más, y lo soltó: “¡Oh Muhammad! ¡Lee!”. Nuevamente, Muhammad (e) respondió: “¡No sé leer!”. Gabriel (e) abrazó a Muhammad (e) por segunda vez. Luego le ordenó que leyera por tercera vez, y lo abrazó fuertemente hasta que no pudo respirar, y lo soltó diciendo: “¡Oh Muhammad!

(¡Lee! En el nombre de tu Señor, Quien creó todas las cosas. Creó al hombre de un cigoto. ¡Lee! Que tu Señor es el más Generoso.) [96:1-3]

El Mensajero de Dios (e) regresó temblando a su casa. Entró y le dijo a Jadiyah: “¡Cúbreme, cúbreme!”. Jadiyah, que Dios esté complacido con ella, cubrió a Muhammad (e) hasta que se sintió mejor. Luego le contó a su esposa lo sucedido en la Caverna de Hira. Dijo: “Temí por mi vida”. Jadiyah, que Dios esté complacido con ella, tranquilizó a Muhammad (e) diciendo: “¡Por Dios! ¡No debes preocuparte! ¡Dios, el Exaltado, nunca te humillaría! Eres bueno con tus semejantes. Ayudas a los pobres y necesitados. Eres generoso y hospitalario con tus huéspedes. Ayudas a quienes lo necesitan”. Jadiyah, que Dios esté complacido con ella, llevó a su esposo Muhammad (e) a casa de un primo de ella llamado Waraqah bin Nawfal bin Asad bin Abdul Uzza. Este hombre se había convertido al cristianismo durante la era pagana. Era escriba de Escrituras hebreas. Era un anciano que había perdido la vista en los últimos años de su vida. Jadiyah, que Dios esté complacido con ella, le dijo a su primo: “¡Oh primo mío, escucha lo que tu sobrino [es decir, Muhammad, que Dios exalte su mención] está a punto de contarte!”. Waraqah dijo: “¿Qué es lo que has visto, querido sobrino?”. El Mensajero de Dios (e) le contó lo sucedido en la Caverna de Hira. Al oír el relato, Waraqah dijo: “¡Por Dios! ¡Es el ángel Gabriel (e) quien se apareció ante el Profeta Moisés, que Dios exalte su mención. Ojalá pudiera yo estar con vida cuando tu pueblo te saque de La Meca!”. El Mensajero de Dios (e) preguntó: “¿Van a expulsarme de La Meca?”. Waraqah contestó afirmativamente diciendo: “Nunca un hombre ha transmitido un Mensaje similar sin que su pueblo haya entablado guerra contra él. Si llego a ser testigo de eso, te daré mi apoyo”. Waraqah falleció poco tiempo después de este incidente. Las revelaciones también cesaron de momento’. (Bujari, 3).

El versículo del Corán citado en el hadiz[12] anterior marca cuando comenzó su misión profética. Luego Dios, el Exaltado, le reveló:

(¡Oh, tú [Muhammad] que te envuelves en el manto! Levántate y advierte [a los hombres]. Proclama la grandeza de tu Señor, purifica tus vestimentas[74:1-4]

Este versículo del Corán marca el comienzo de su misión como Mensajero.

Con la revelación de este capítulo del Corán, el Profeta (e) comenzó abiertamente a convocar a su pueblo al Islam. Comenzó con su propio pueblo. Algunos se negaron a escucharlo porque los invitaba a algo que nunca habían visto antes.

El Islam es una forma de vida completa, que trata temas religiosos, políticos, económicos y sociales. Además, la religión del Islam no sólo los convocaba a que adoraran solamente a Dios y a dejar de lado todos los ídolos y cosas que adoraban; también prohibía cosas que consideraban placenteras, como la usura o el consumo de embriagantes, la fornicación y los juegos de azar. También convocaba a las personas a ser justas entre sí, y a conocer que no hay diferencia entre ellas salvo a través de una corrección en la forma de vida. ¡Cómo podía Quraish [la tribu más noble de los árabes] ser tratados de igual manera que los esclavos! No sólo se negaron totalmente a aceptar el Islam, sino que también insultaban al Profeta (e) diciendo que estaba loco, que era un hechicero y un mentiroso. Lo culpaban de cosas que no lo habrían culpado antes de la llegada del Islam. Incitaban a las masas y a los ignorantes a que se pusieran en su contra, y también torturaron a sus compañeros. Abdullah b. Masud, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘Mientras el Profeta (e) se encontraba de pie orando cerca de la Ka’bah, un grupo de Quraish estaban sentados, y uno de ellos dijo: ‘¿Ven ese hombre? ¿Quién puede traer la suciedad y los desechos de los intestinos de los camellos, y esperar a que se incline para echárselos sobre sus espaldas? Los peores se ofrecieron para hacerlo, y cuando el Profeta (e) se postró, pusieron los desechos sobre sus espaldas, mas el Profeta (e) se quedó postrado. Rieron tan fuerte que casi se cayeron. Alguien fue a buscar a Fátima, que Dios esté complacido con ella, quien era apenas una jovencita, y le informaron de lo sucedido. Ella corrió hacia el Profeta (e) y le limpió la suciedad de la espalda, y luego dio la vuelta y maldijo a los de la tribu Quraish que se encontraban sentados en ese sitio’. (Bujari, 498).

Munib al-Azdi dijo: ‘Vi al Mensajero de Dios decirle a la gente durante la era pagana:

‘Atestigüen que no existe dios digno de alabanza excepto Dios si quieren alcanzar el éxito’. Algunos escupieron su cara, otros le arrojaron tierra en el rostro, y otros lo insultaron hasta el mediodía. Cada vez que una niña se acercaba con una vasija de agua, él se lavaba las manos y la cara y decía: ‘Oh hija, no tengas miedo de que tu padre sea humillado o agobiado por la pobreza’. (Mu’yam al-Kabir, 805).

Urwah b. az-Zubair dijo: ‘Le pedí a Abdullah b. Amr al-Aas que me contara lo peor que le hicieron los paganos al Profeta (e) y me dijo:

‘Uqbah b. Mu’ait se acercó al Profeta (e) mientras oraba cerca de la Ka’bah, y le retorció su túnica alrededor del cuello. Abu Bakr[13], que Dios esté complacido con él, se acercó rápidamente, tomó a Uqbah del hombro y lo alejó diciendo: ‘¿Vas a matar a un hombre porque proclama a Dios como su Señor y tiene señales claras de tu Señor?’ (Bujari, 3643).

Estos incidentes no detuvieron al Profeta (e) en su prédica. Convocó al Islam a muchas tribus que venían a La Meca a realizar la Peregrinación[14]. Algunos eran del pueblo de Yazrib, conocido hoy como Medina, y juraron serle leales y ayudarlo si optaba por ir a Medina. Él envió a Mus’ab b. Umair, que Dios esté complacido con él, con ellos para que les enseñara el Islam. Después de todas las dificultades que los musulmanes tuvieron que enfrentar por parte de su propio pueblo, Dios les permitió emigrar de su ciudad a Medina. El pueblo de Medina los recibió de una manera extraordinaria. Medina se convirtió en la capital del estado islámico, y el punto desde el que se comenzó a expandir la prédica del Islam.

El Profeta (e) se instaló allí y le enseñó a la gente la recitación coránica y la jurisprudencia islámica. Los habitantes de Medina se conmovieron enormemente con los modales del Profeta. Lo amaban más que a sí mismos; se esmeraban por servirlo y gastaban todo lo que tenían en su honor. La sociedad era fuerte y su pueblo era rico en términos de Fe y eran muy felices. La gente se amaba, y reinaba una verdadera hermandad entre las personas. Todos eran iguales; ricos, nobles y pobres, blancos y negros, árabes y no árabes – todos eran considerados iguales para la religión de Dios, no había ninguna distinción entre las personas salvo a través de la piedad. Luego de que la prédica del Profeta se expandiera en Medina, los mecanos atacaron al Profeta (e) en la primera batalla del Islam, la Batalla de Badr. Esta batalla tuvo lugar entre dos grupos desiguales en armamento y preparación. Los musulmanes eran 314, mientras que los paganos sumaban 1000 hombres pertrechados. Dios le dio la victoria al Profeta (e) y sus Compañeros. Luego de esta batalla, tuvieron lugar muchas batallas entre los musulmanes y los paganos. Luego de ocho años, el Profeta (e) pudo preparar un ejército de 10.000 hombres. Emprendieron la marcha hacia La Meca y la conquistaron, derrotando así a su pueblo, que lo había perseguido y torturado. Muchos musulmanes incluso habían sido obligados a abandonar sus propiedades y riquezas y huir para salvar sus vidas. Los derrotó de manera decisiva, y ese año fue llamado ‘El Año de la Conquista’. Dios, el Exaltado, dice en el Corán:

([¡Oh, Muhammad!] Cuando llegue el socorro de Dios y la victoria [la conquista de La Meca] y veas a los hombres ingresar en tropeles en la religión de Dios, glorifica y alaba a tu Señor por ello, y pide Su perdón; por cierto que Él es Indulgente.[110:1-3]

Luego convocó al pueblo de La Meca y les dijo:

‘¿Qué piensan que voy a hacerles?’. Ellos respondieron: ‘Sólo harás algo favorable; ¡eres un hermano bueno y generoso, y un sobrino bueno y generoso!’ El Profeta (e) dijo: ‘Vayan, son libres de hacer lo que deseen’. (Baihaqi, 18055).

Esa fue una de las tantas razones por las cuales muchos de ellos aceptaron el Islam. El Profeta (e) regresó luego a Medina. Después de un período de tiempo, el Profeta (e) realizó la peregrinación, por lo que se dirigió a La Meca con 114.000 seguidores. Esta Peregrinación es conocida como ‘La Peregrinación de Despedida’ dado que el Profeta (e) nunca realizó otra Peregrinación, y murió poco después de completarla.

Durante su Peregrinación pronunció el siguiente discurso:

"¡Oh gente! Escuchen mis palabras, debido a que no sé si he de encontrarme con vosotros, en  este lugar, después de este año. Vuestra vida y vuestros bienes son sagrados, como lo son sagrados este día de hoy, este mes y esta ciudad.

Todas las prácticas paganas quedan ahora anuladas bajo mis pies. Todo acto de venganza de los días del paganismo queda abolido. La usura de la época del paganismo queda abolida, empezando por el interés que se le debe a Abbas bin Abdul Muttalib (su tío). 

Teman a Dios en el trato a vuestras mujeres. Las han tomado bajo la protección de Dios y son lícitas para vosotros por la Palabra de Dios. Ellas no deben permitirle a nadie acercarse a vuestro lecho ni entrar en vuestras casas sin vuestro permiso. Los esposos tienen el deber de alimentarlas y vestirlas adecuadamente.

Les he dejado entre vosotros el Libro de Dios y mis enseñanzas, y si se aferran a ambas nunca se desviarán.

Oh gente, no habrá ningún Profeta luego de mi y ninguna nación después de la vuestra. Así que les recomiendo adorar a vuestro Señor, rezar las cinco oraciones, ayunar en el mes de Ramadán y dar el Zakat (derecho de los pobres) de vuestros bienes con agrado. Les recomiendo hacer la peregrinación a la Sagrada Casa de vuestro Señor y obedecer a aquellos que están encargados de vuestros asuntos, si hacen todo esto entrarán en el Paraíso de vuestro Señor. Si son preguntados acerca de mí, ¿qué dirán?" Contestaron: "Atestiguaremos que has transmitido y entregado el mensaje y nos has aconsejado." Entonces levantó su dedo índice hacia el cielo mientras decía: "Dios, Se testigo"

El Profeta (e) murió en Medina el 12 del mes lunar Rabi al-awal en el año 11 de la Hégira. El Profeta (e) fue sepultado también en Medina. Los musulmanes quedaron impactados al enterarse de su muerte; algunos Compañeros no creían lo que oían. Umar, que Dios esté complacido con él, dijo: ‘¡Quien diga que Muhammad ha muerto, lo decapitaré!’. Abu Bakr, que Dios esté complacido con él, dio un discurso, y recitó las palabras de Dios:

(Muhammad no es sino un Mensajero, a quien precedieron otros. ¿Si muriera o le dieran muerte, volveríais a la incredulidad? Mas quien volviera a ella, en nada perjudicará a Dios. Dios retribuirá a los agradecidos.[3:144]

Cuando Umar, que Dios esté complacido con él, oyó este versículo comprendió que el Profeta (e) había muerto. El Profeta (e) tenía 63 años de edad al morir.

Permaneció en La Meca durante cuarenta años, antes de ser encomendado como profeta. Luego vivió allí otros 13 años durante los cuales convocó a la gente al monoteísmo. Después emigró a Medina, donde vivió diez años. Allí recibió revelaciones constantemente, hasta que el Corán y la religión del Islam estuvieron completos.

George Bernard Shaw dijo:

‘Siempre he tenido un gran aprecio por la religión de Muhammad debido a su maravillosa vitalidad. Es la única religión que parece tener esa capacidad de asimilar las fases cambiantes de la existencia y que la hacen atractiva para cualquier época y edad – yo predije que la fe de Muhammad sería aceptable el día de mañana, ya está siendo aceptable en la Europa de hoy. Los eclesiásticos medievales, ya sea por ignorancia o fanatismo, pintaron al mahometanismo con los colores más oscuros. De hecho, fueron entrenados para odiar tanto a Muhammad como a su religión. Para ellos, Muhammad era el anticristo. Yo he estudiado a este hombre maravilloso, y en mi opinión, lejos de ser llamado el anticristo, debería ser llamado el Salvador de la humanidad’[15]

 

Descripción del Profeta (e)

 

El Mensajero de Dios (e) fue un hombre sensacional, respetado por todos los que lo conocían. Su rostro brillaba como la luna llena. Era un hombre de estatura mediana, ni muy alto ni muy bajo. Tenía una cabeza grande y su cabello era ondulado. Si tenía el cabello largo, lo dividía, de lo contrario, su cabello no pasaba los lóbulos de las orejas en circunstancias normales. Tenía un color rosado saludable. Su frente era ancha. Sus cejas estaban prolijas naturalmente, y no estaban unidas. Había una vena entre sus cejas que se hinchaba cuando se enfadaba. Su nariz era recta y tenía un brillo especial. Tenía una barba tupida y suaves mejillas. Su boca era grande. Tenía bigotes. Sus dientes estaban espaciados. Su contextura era moderada y fuerte. Su abdomen y su pecho estaban al mismo nivel. Su pecho y sus hombros eran anchos. Sus articulaciones eran de buen tamaño. Su piel era blanca. Tenía vellos desde el esternón hasta el ombligo. No había vellos en su pecho, pero sus brazos y hombros eran velludos. Sus antebrazos eran grandes y también las palmas de sus manos. Sus manos y pies eran cortos, y sus dedos tenían un largo moderado. Sus pies eran planos y suaves; debido a la suavidad de sus pies, no se acumulaba el agua en ellos. Caminaba con pasos largos y elegantes; levantaba los pies en lugar de arrastrarlos. Cada vez que se volteaba, lo hacía con el cuerpo entero [en lugar de voltear sólo la cabeza]. Recataba su mirada en todo momento. Eran más las veces que miraba el suelo que el cielo. A menudo daba vistazos rápidos a las cosas [en lugar de mirarlas fijamente]. Ofrecía sus saludos a los demás antes de que lo saludaran a él.

El Profeta (e) parecía estar triste casi todo el tiempo, y meditaba profundamente. Nunca descansaba completamente, y nunca hablaba a menos que fuera necesario. Cada vez que hablaba, comenzaba y terminaba sus frases con el nombre de Dios. Hablaba claro y con significado, pronunciando sólo frases precisas y certeras. Sus frases eran muy decisivas; nadie podía distorsionar sus palabras. Era muy amable y cariñoso. Nunca insultaba a otras personas. Era agradecido por todas las bendiciones que Dios le había otorgado, sin importar lo minúsculas que parecieran; nunca menospreciaba nada. No criticaba la comida. Nunca se preocupaba por asuntos mundanos. Si una persona sufría una injusticia, se enojaba mucho. Su enojo no cesaba hasta tanto le restituyeran su derecho a esa persona. No se enojaba si la víctima de la injusticia era él, ni tampoco buscaba venganza. Cuando señalaba, lo hacía con la mano entera; cuando se sorprendía, volteaba rápidamente la mano. Cuando el Profeta (e) hablaba, daba pequeños golpes en su mano derecha con el pulgar izquierdo. Cuando se enfadaba, daba vuelta la cara, y cuando estaba complacido y feliz, bajaba la mirada. Sus risas eran más bien sonrisas. Cuando sonreía, sus dientes parecían perlas.

El Profeta (e) repartía su tiempo en tres partes; una parte para Dios, la otra para su familia y la tercera para sí mismo y su gente. La parte dedicada a su pueblo la empleaba a atender las necesidades de la gente. Los mantenía ocupados enseñándoles lo que los beneficiaría. Solía decirles:

‘Aquellos que estén presentes transmitan (lo que han aprendido) a quienes están ausentes, e infórmenme de las necesidades de los que no han podido venir. Aquel que informe al gobernante acerca de las peticiones de una persona, Dios lo afirmará en el puente el Día de la Resurrección.’

El Profeta (e) cuidaba su lengua [de decir palabras vanas], daba consejos sinceros y hablaba benéficamente para así reunir y unir a la gente. Respetaba a los generosos, amables y nobles de cada pueblo, y les encomendaba los asuntos de su gente. Advertía a la gente de los males y se cuidaba de ellos, aunque nunca tenía un mal gesto frente a nadie. Le preguntaba a la gente acerca de su situación y les ordenaba hacer el bien y prohibir el mal. Era moderado en todos sus asuntos. Nunca dejaba pasar la oportunidad de recordarles a sus compañeros y darles sinceros consejos. Estaba preparado para toda situación, y mantenía la verdad y no era ocioso. Quienes se sentaban junto a él eran lo mejor de su gente.

El Mensajero de Dios (e) nunca se levantaba ni se sentaba sin mencionar el nombre de Dios. Tenía prohibido que designaran un lugar que fuese únicamente suyo. Se sentaba donde encontraba un sitio libre. También les ordenaba a los demás hacer lo mismo al llegar a una reunión. Repartía su tiempo de manera equitativa entre los Compañeros que se sentaban junto a él. Quien se sentara junto al Profeta (e) pensaría que era el más importante y querido por él. Si una persona se acercaba planteándole una necesidad, no lo apuraba, sino que dejaba que terminase su petición y se fuese cuando lo deseara. El Profeta (e) siempre le daba una respuesta al que pedía; le regalaba palabras agradables, aún si no podía cumplir con su petición. Tenía un corazón y una mente abiertos. Era considerado un padre cariñoso y atento por todos; para él, todos eran iguales. Sus reuniones eran reuniones de conocimiento, perseverancia, paciencia, modestia y confianza. Nadie levantaba la voz en presencia del Mensajero de Dios, que Dios exalte su mención. Nadie hablaba cosas malas en su presencia. Quienes asistían a la reunión se trataban de manera humilde, respetaban a los mayores, eran misericordiosos con los jóvenes y respetaban al extraño.

El Mensajero de Dios (e) estaba siempre alegre. Era extremadamente amable y cariñoso. Nunca era brusco. No levantaba su voz en público ni decía groserías. Nunca hablaba mal de nadie ni esparcía chismes. Jamás adulaba a nadie. Nunca desilusionaba a nadie. Evitaba tres cosas; discutir, hablar demasiado e interferir en aquello que no era importante. También evitaba otras tres cosas; nunca hablaba mal de nadie, nunca se burlaba de nadie ni hablaba de los fallos de otros frente a nadie, tampoco criticaba a nadie. Sólo hablaba de aquellas cosas que merecen ser recompensadas. Cuando hablaba con sus Compañeros, éstos miraban el suelo [en muestra de respeto y atención] y era como si pájaros se hubieran posado en sus cabezas. Cuando el Mensajero de Dios (e) dejaba de hablar, recién entonces lo hacían sus Compañeros. Nunca lo contradecían en su presencia. Cuando hablaba uno de sus Compañeros, el resto escuchaba atentamente hasta que hubiera completado lo que pretendía decir.

El Mensajero de Dios (e) demostraba una extrema paciencia cuando escuchaba a un extranjero con un acento o dialecto difícil de entender. No le hacía ninguna pregunta hasta que hubiera completado lo que quería decir. De hecho, el Mensajero de Dios (e) les ordenaba a sus Compañeros que asistan a la persona que buscaba su ayuda. Nunca interrumpía a quien hablaba hasta que la persona hubiera completado su idea y se detuviera o se levantara para irse’. (Baihaqi)

 

Comportamiento y características

del Profeta (e)

 

1. Intelecto destacable: El Mensajero (e) tenía un intelecto excelente, completo y destacable. Ningún hombre ha tenido nunca un intelecto tan completo y perfecto como él. Qadhi Iyadh[16], que Dios tenga piedad de él, dijo:

‘Esto se hace evidente cuando el investigador lee la biografía del Profeta y entiende su situación y sus significativas y comprensivas palabras y tradiciones, sus buenos modales, su ética y su moral, su conocimiento de la Torah, el Evangelio, las Divinas Escrituras, su conocimiento de las palabras de los sabios, y el conocimiento de pueblos anteriores, y su capacidad de mostrar ejemplos e implementar políticas y modales correctos. Fue un ejemplo y un paradigma al cual su gente acudía en todas las ramas del conocimiento; actos de adoración, medicina, leyes de sucesión, linaje y otros temas. Conocía todo esto a pesar de no saber leer ni haber examinado jamás las Escrituras de los pueblos pasados. El Profeta no tuvo una educación formal, y aún sin todo el conocimiento de lo anterior, fue encomendado como Profeta, sin saber leer ni escribir. El Profeta (e) era sabio al máximo de su capacidad. Dios, el Altísimo, le informó de lo que había tenido lugar (en el pasado) y de lo que tendría lugar en el futuro. Es una señal de que el Dominio le pertenece a Dios, y de que es capaz de todo.'[17]

2. Hacer cosas en Nombre de Dios: El Profeta (e) siempre realizaba acciones a través de las cuales buscaba complacer a Dios. Fue atacado y perseguido cuando invitaba a la gente al Islam; aún así, tuvo paciencia y toleró, y siempre tuvo esperanzas en la recompensa de Dios. Abdullah b. Masud, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘Es como si estuviera mirando al Profeta (e) hablando sobre un Profeta que fue lastimado por su pueblo. Se limpió la sangre del rostro y dijo: ‘¡Oh Dios! ¡Perdona a mi pueblo pues no saben lo que hacen!’ (Bujari, 3290)

Yundub b. Sufyaan, que Dios esté complacido con él, dijo que al Mensajero (e) le sangraba un dedo durante una de las batallas, y dijo:

‘No eres más que un dedo que sangra; que sufre en el camino de Dios’. (Bujari, 2648).

3. Sinceridad: El Profeta (e) era sincero y honesto en todo aspecto, tal como le había ordenado Dios. El Altísimo dijo en el Corán:

(Diles: Por cierto que mi oración, mi oblación, mi vida y mi muerte pertenecen a Dios, Señor del Universo, Quien no tiene copartícipes. Esto es lo que se me ha ordenado creer, y soy el primero [de esta nación] en someterse a Dios.)  [6:162-163]

4. Buena moral, ética, y compañerismo: A’ishah, su esposa, al ser preguntada sobre los modales del Profeta dijo:

‘Sus modales eran el Corán.’

Esto significa que el Profeta (e) se regía por las leyes y mandamientos coránicos y se abstenía de lo que el Corán prohibía. Cumplía con los virtuosos actos allí descritos. El Profeta (e) dijo:

‘Dios me ha enviado para perfeccionar los buenos modales y completar las buenas acciones’. (Bujari y Ahmad).

Dios, el Altísimo, describió al Profeta (e) de la siguiente manera:

(Ciertamente eres de una naturaleza y moral grandiosas.) [68:4]

Anas b. Malik, que Dios esté complacido con él, fue el sirviente del Profeta (e) durante diez años; día tras día, durante sus viajes y también cuando residía en Medina. Durante este tiempo, conoció los modales del Profeta. Al respecto dijo:

‘El Profeta (e) no insultaba a nadie, tampoco era grosero ni maldecía. Cuando culpaba a alguien, decía: ‘¡Qué le sucede! Que su rostro se llene de polvo’. (Bujari, 5684).

5. Amabilidad y buenos modales: Sahl b. Sa’d, que Dios esté complacido con él, narró:

“Le trajeron algo de beber al Profeta (e) y bebió. A su derecha había un niño y a su izquierda unos ancianos. Le preguntó al niño:

‘¿Te molesta si les doy de beber?’. El niño respondió: ‘¡Oh Profeta de Dios! ¡Por Dios! No quisiera que nadie antes de mi beba de donde tu has bebido. Es mi derecho hacerlo [por estar sentado a tu derecha][18]’. Entonces el Mensajero de Dios (e) le dio de beber al niño”. (Bujari, 2319).

6. Amor por la paz y la reconciliación: Sahl b. Sa’d, que Dios esté complacido con él, narró que en una ocasión los del pueblo de Qubaa’[19] lucharon entre ellos y se arrojaron piedras. El Profeta (e) dijo:

‘Vamos a resolver el conflicto y reconciliarlos’. (Bujari, 2547).

7. Ordenar hacer el bien y prohibir hacer el mal: El Mensajero de Dios (e) vio un hombre con un anillo de oro[20], se lo quitó y lo arrojó. Luego dijo:

‘¿Acaso pondrías una brasa caliente en tu mano?’

Cuando el Profeta (e) se fue, al hombre le dijeron que tomara el anillo y lo vendiera para obtener una ganancia. El hombre dijo: ‘¡No, por Dios! Jamás lo tomaría después de que el Mensajero de Dios (e) lo ha arrojado’. (Muslim, 2090).

8. Amor por la Purificación: Muhaayir b. Qunfudz, que Dios esté complacido con él, narró que pasó junto al Profeta (e) cuando estaba orinando, y lo saludó con la paz (Salaam), pero el Profeta (e) no le devolvió el saludo hasta tanto no se higienizó e hizo la ablución y se disculpó diciendo:

‘No me gusta mencionar el nombre de Dios cuando no estoy en estado de pureza’. (Ibn Juzaimah, 206).

9. Cuidar las palabras: Abdullah b. Abi O’faa, que Dios esté complacido con él, dijo que el Mensajero de Dios (e) se ocupaba con el recuerdo de Dios; no hablaba en vano. Hacía largas sus oraciones y breves sus discursos; no dudaba en ayudar y encargarse de las necesidades de los que más lo precisaban, sean pobres o viudas. (Ibn Hib’ban, 6423).

10. Destacarse en actos de adoración: A’ishah, que Dios esté complacido con ella, dijo que el Profeta de Dios (e) solía orar durante la noche hasta que se le hinchaban los pies.

A’ishah, que Dios esté complacido con ella, dijo: ‘¿Por qué haces esto, Oh Mensajero de Dios, siendo que Dios ha perdonado tus pecados pasados y futuros?’. El Profeta (e) dijo:

‘¿Acaso no debo ser un siervo agradecido?’. (Bujari, 4557).

11. Tolerancia y bondad: Abu Hurairah, que Dios esté complacido con él, dijo que At-Tufail b. Amr ad-Dawsi y sus compañeros vinieron a saludar al Profeta(e).

Dijeron: ‘Oh Mensajero de Dios, la tribu de los Daws, se ha negado a aceptar el Islam, suplícale a Dios en contra de ellos. Alguien dijo: ‘¡la tribu de los Daws está condenada y será destruida!’. El Profeta (e) levantó sus manos y contrariamente a lo solicitado dijo:

‘¡Oh Dios, guía a la tribu de los Daws y tráelos a nosotros!’.

12. Buen aspecto: Al-Baraa’b b. Aazib, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘El Profeta (e) era una persona de estatura media. Su espalda era ancha. Su cabello le llegaba a los lóbulos de las orejas. Una vez lo vi usando una vestimenta roja; nunca vi alguien más bello que él’. (Bujari, 2358)

13. Ascetismo y asuntos mundanos: Abdullah b. Masud, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘El Mensajero de Dios (e) se durmió una vez sobre una alfombra. Se levantó y tenía marcas de la alfombra en su cuerpo. Le preguntamos: ‘Mensajero de Dios, ¿quieres que te hagamos una cama?’. Él respondió: ‘¿Qué tengo que ver yo con este mundo? No soy más que un viajero que viaja con su montura y se detiene bajo la sombra de un árbol, y luego retoma su viaje’. (Tirmidhi, 2377)

Amr’ b. al-Haariz, que Dios esté complacido con él, dijo que el Mensajero de Dios (e) no dejó riquezas tras su muerte. Sólo dejó su mula blanca, sus armas y una parcela de tierra que legó en caridad’. (Bujari, 2588).

14. Altruismo: Sahl b. Sa’d, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘Una mujer le regaló al Mensajero de Dios (e) una túnica. El Profeta (e) les preguntó a sus Compañeros: ‘¿Saben lo que es una túnica?’. Ellos respondieron: ‘¡Sí, Oh Profeta de Dios! Es una prenda tejida. La mujer dijo: ‘¡Profeta de Dios! He tejido esta túnica con mis propias manos para que tú la uses’. El Mensajero de Dios (e) la tomó pues la necesitaba tremendamente. Luego de un rato, el Mensajero de Dios (e) salió de su casa con la túnica puesta, y un Compañero le dijo: ‘¡Profeta de Dios! ¡Regálame esa túnica para poder usarla!’. El Mensajero de Dios (e) le dijo: ‘Sí’. Se quedó sentado un momento y volvió a su casa, la dobló y se la dio a la persona que se la había pedido. Los Compañeros, que Dios esté complacido con ellos, reprendieron a esta persona diciéndole: ‘No fue apropiado que le pidieras su túnica; especialmente si sabes que no se lo negaría a nadie ni dejaría que nadie se vaya con las manos vacías’. El hombre dijo: ‘¡Por Dios! Sólo se la pedí porque quiero que me envuelvan en esa túnica cuando muera’. Sahl, el narrador del Hadiz, que Dios esté complacido con él, dijo: ‘La túnica fue utilizada como mortaja cuando ese hombre murió’. (Bujari, 1987)

15. Firme fe y entrega en Dios: Abu Bakr, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘Miré los pies de los paganos mientras estábamos en la caverna [huyendo de sus perseguidores durante la emigración]. Dije: ‘¡Oh Profeta de Dios! ¡Si alguno de ellos mirara hacia abajo nos vería!’. El Mensajero de Dios (e) dijo: ‘¡Abu Bakr! ¿Qué piensas de dos cuyo Tercero es Dios, el Altísimo?’ (Muslim, 1854).

16. Bondad y compasión: Abu Qatada, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘El Mensajero de Dios (e) realizaba la oración mientras llevaba una niña llamada Umaamah, hija de Abul-Aas. Cuando se inclinaba, la ponía en el suelo, luego se paraba, y la cargaba en brazos nuevamente’. (Bujari, 5650).

17. Simplificación y facilidad: Anas, que Dios esté complacido con él, narró que el Mensajero de Dios (e) dijo:

‘Comienzo la plegaria con la intención de extenderla, pero cuando oigo llorar a un niño, la acorto pues sé que la madre de ese niño sufre por su llanto’.

18. Temor a Dios, tener cuidado de no traspasar Sus límites y ser devoto: Abu Hurairah, que Dios esté complacido con él, narró que el Mensajero de Dios (e) dijo:

‘A veces, cuando regreso con mi familia, encuentro un dátil en mi cama. Lo tomo para comerlo; pero tengo miedo de que haya sido entregado en caridad[21], por lo que lo dejo en su sitio’. (Bujari, 2300).

19. Ser generoso: Anas bin Malik, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘Cada vez que una persona aceptaba el Islam el Mensajero de Dios (e) le concedía lo que pedía. A un hombre el Profeta (e) le regaló un rebaño de ovejas que estaban pastando entre dos montañas. El hombre regresó a su pueblo y dijo: ‘¡Oh mi gente acepten el Islam! Muhammad (e) da tan generosamente como quien no teme a la pobreza’. (Muslim, 2312)

20. Cooperación: A A’ishah, que Dios esté complacido con ella, le preguntaron una vez cómo se comportaba el Profeta (e) con su familia. Ella respondió:

‘Ayudaba a todos los miembros de su familia con sus tareas; pero cuando llamaban a la oración, se retiraba para realizar sus oraciones (en la mezquita)’.

Al-Baraa bin ‘Azib, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘Vi al Mensajero de Dios (e) el Día de la batalla de “la Trinchera” llevando tierra [que habían sacado de una trinchera] hasta que su pecho estuvo cubierto de polvo. Era un hombre velludo. Le oí repetir unos versos de la poesía compuesta por Abdullah b. Rawaahah: ‘¡Oh Dios! Si no hubiera sido por Ti, nunca habríamos sido guiados, ni habríamos ofrecido oraciones ni dado en caridad. ¡Oh Dios! Que la tranquilidad descienda sobre nosotros, y haznos firmes al enfrentar a nuestros enemigos. ¡Ciertamente han trasgredido en nuestra contra! ¡Y si desean una sedición, la rechazaremos! Y levantaba su voz al recitar esos versos’. (Bujari, 2780).

21. Honestidad: A’ishah, que Dios esté complacido con ella, dijo:

‘Un rastro característico del Profeta (e) era que detestaba la mentira. Si un hombre mentía en presencia del Profeta (e) le esgrimía la mentira hasta saber que se había arrepentido de ella’. (Tirmidhi, 1973)

Aún sus enemigos daban cuenta de su honestidad. Abu Yahl, uno de sus más acérrimos enemigos, dijo: ‘¡Oh Muhammad! ¡No digo que eres un mentiroso! Sólo niego el mensaje que predicas y aquello a lo que convocas a la gente’. Dios, el Altísimo, dice:

(Por cierto que sabemos que te apena lo que dicen [sobre ti]. No es a ti a quien desmienten, sino que lo que los inicuos rechazan son los signos de Dios.)  [6:33]

22. Honrar los límites y fronteras de Dios: A’ishah, que Dios esté complacido con ella, dijo:

‘El Profeta (e) siempre escogía la más fácil de dos opciones, en tanto y en cuanto no implicara un pecado. Si el acto era pecado, se alejaba de él lo más que podía. ¡Por Dios! Nunca tomaba venganza. Sólo se enojaba cuando la gente trasgredía los límites y fronteras de Dios; en ese caso, hacía justicia’. (Bujari, 6404)

23. Expresión facial placentera: Abdullah bin al-Hariz, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘Nunca vi un hombre que sonriera tanto como el Mensajero de Dios (e)’. (Tirmidhi, 2641).

24. Honestidad y lealtad: El Profeta (e) era bien conocido por su honestidad. Los paganos de La Meca – que tenían una hostilidad declarada contra él – le confiaban sus objetos de valor. Su honestidad y lealtad fueron puestas a prueba cuando los paganos de La Meca persiguieron y torturaron a sus compañeros y los expulsaron de sus hogares. Él le ordenó a su sobrino, Ali b. Abi Talib, que Dios esté complacido con él, que posponga durante tres días su emigración para devolverle a la gente los objetos encomendados en custodia’.[22]

Otro ejemplo de su honestidad y lealtad queda demostrado en la Tregua de Hudaibiyah, a través de la cual él estuvo de acuerdo con el artículo del tratado que decía que todo hombre que abandonara al Profeta (e) no le sería devuelto, y todo hombre que abandonara La Meca para unirse al Profeta, sería devuelto a ellos. Antes de concluir el tratado, un hombre llamado Abu Yandal b. Amr había logrado escapar de los paganos de La Meca y corrió a sumarse a Muhammad (e). Los paganos le pidieron a Muhammad que cumpliera su promesa y les devolviera el prófugo. El Mensajero de Dios (e) dijo:

‘¡Abu Yandal! Ten paciencia y pídele a Dios que te la conceda. Dios seguramente te ayudará a ti y a quienes son perseguidos y te facilitará una salida. Hemos firmado un acuerdo con ellos, y ciertamente hemos de cumplirlo y no comportarnos de manera traicionera’. (Baihaqui, 18611).

25. Valentía y coraje: Ali, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘¡Deberían haberme visto el Día de Badr! Nos refugiamos con el Mensajero de Dios (e). De todos nosotros, él era el que estaba más cerca del enemigo. Ese día, el Mensajero de Dios (e) fue el más fuerte de todos nosotros’. (Ahmad, 654).

En cuanto a su valentía y coraje en circunstancias normales, Anas b. Malik, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘El Mensajero de Dios (e) era el mejor de los hombres y el más valiente. Una noche, el pueblo de Medina tuvo temor y envió a algunos jinetes hacia los ruidos que se oían. El Mensajero de Dios (e) se los encontró mientras regresaba de donde provenía el sonido, luego de asegurarse de que no hubiera ningún problema. Venía a lomo de un caballo que pertenecía a Abu Talhah, que Dios esté complacido con él, sin montura, y tenía una espada consigo. Le dijo a la gente: ‘¡No teman! ¡No teman!’.

Se encontró con los jinetes mientras iba a caballo sin montura, y llevaba su espada, pues podría ser necesaria. No esperaba que los demás verificaran el origen de los problemas.

En la Batalla de Uhud, el Mensajero de Dios (e) consultó a sus Compañeros. Ellos le aconsejaron combatir, mientras que él no veía necesidad de hacerlo. No obstante, aceptó su consejo. Los Compañeros, al saber lo que sentía el Profeta, se lamentaron por lo que habían hecho. Los Ansar le dijeron: ‘¡Oh Profeta de Dios! Haz lo que te parezca’. Pero él respondió:

‘No es digno de un Profeta quitarse su atuendo de combate sin pelear’. (Ahmad, 14829).

26. Generosidad y hospitalidad: Ibn Abbas, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘El Profeta (e) era el más generoso de los hombres. Era aún más generoso en Ramadán cuando se encontraba con el ángel Gabriel; se encontraba con él todas las noches durante Ramadán para practicar y revisar el Corán. El Mensajero de Dios (e) era tan generoso, como los vientos bondadosos”. (Bujari, 6).

Abu Dharr, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘Iba caminando con el Profeta (e) en la Har’rah (región volcánica) de Medina y nos encontramos frente al monte Uhud; el Profeta (e) dijo: ‘¡Abu Dharr!’. Le dije: ‘¡Aquí estoy Oh Mensajero de Dios!’. Él respondió: ‘No me complacería tener una cantidad de oro igual al peso del Monte Uhud hasta tanto no lo gaste y lo entregue (en nombre de Dios) en una o tres noches. Me guardaría un Dinar para ayudar a quienes tienen deudas”. (Bujari, 2312).

Yabir b. Abdullah, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘El Profeta (e) no se negaba a dar nada de lo que tenía si alguien se lo pedía’. (Bujari, 5687).

27. Timidez y modestia: Abu Sa’id al-Judri, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘El Profeta (e) era más modesto y tímido que una virgen. Si algo no le gustaba, lo notábamos por sus expresiones faciales’. (Bujari, 5751)

28. Humildad: El Mensajero de Dios (e) era la persona más humilde. Era tan humilde que si un extraño entraba a la mezquita y se acercaba adonde el Profeta (e) estaba sentado con sus Compañeros, no podía distinguirlo de sus Compañeros.

Anas bin Malik, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘Una vez, mientras estábamos sentados con el Mensajero de Dios (e) en la mezquita, se acercó un hombre en su camello, lo ató con una cuerda y preguntó: ‘¿Quién de ustedes es Muhammad?’. El Mensajero de Dios (e) se encontraba sentado en el suelo con sus Compañeros. Le indicamos al beduino: ‘Este hombre blanco, que está sentado en el piso’ porque el Profeta (e) no se distinguía de sus Compañeros.

El Profeta (e) no dudaba en ayudar a los pobres, los necesitados o las viudas en sus necesidades. Anas b. Malik, que Dios esté complacido con él, dijo:

‘Una mujer de Medina que estaba algo demente le dijo al Profeta (e): ‘Tengo que pedirte algo’. Él la ayudó y se ocupó de sus necesidades’. (Bujari, 670)

29. Misericordia y Compasión: Abu Masud al-Ansari dijo:

‘Un hombre vino hacia el Profeta (e) y dijo: “¡Mensajero de Dios! ¡Por Dios! Yo no rezo la oración del alba (en la mezquita) porque fulano la alarga” Dijo el narrador: ‘Nunca vi al Mensajero de Dios (e) pronunciar un discurso con tanto enfado. Dijo: 

‘¡Gente! ¡En verdad hay entre ustedes de esos que persiguen a las personas! Si dirigen a la gente en la oración, sean breves. Hay personas ancianas y débiles y otros con necesidades especiales detrás de ustedes en la oración’. (Bujari, 670)

Osama bin Zaid dijo:

‘Estábamos sentados con el Mensajero de Dios (e). Una de sus hijas envió a una persona a llamarlo para que la visite a ella y a su hijo; que estaba agonizando. El Mensajero de Dios (e) le dijo a la persona que le diga a ella: ‘A Dios le pertenece lo que toma, Él le ha dado a todo un límite de tiempo. Le ordenó que sea paciente y que busque la recompensa en Dios, el Altísimo. Su hija envió de vuelta a la misma persona diciendo: ‘¡Profeta de Dios! Su hija jura que debe venir’. El Mensajero de Dios (e) se paró, Sa'd bin Ubaadah y Mu’adth bin Yabal lo acompañaron. El Mensajero de Dios (e) se sentó junto al niño que estaba agonizando. Los ojos del niño se congelaron como piedras. Al ver esto el Mensajero de Dios (e) lloró. Sa’d le preguntó, ¿Qué es esto Profeta de Dios?’ Él dijo: ‘Es la misericordia que Dios, el Altísimo, coloca en los corazones de sus siervos. Dios es misericordioso con aquellos que son misericordiosos con los demás’. (Bujari, 6942)

30. Perseverancia y Perdón: Anas bin Malik dijo:

‘Una vez, estaba caminando con el Mensajero de Dios (e) mientras él llevaba una túnica yemenita con un cuello de bordes ásperos. Un beduino lo agarró fuertemente. Miré al costado de su cuello y vi que el cuello de la túnica le había dejado una marca. El beduino dijo: ‘¡Oh Muhammad! Dame [algo] de la riqueza de Dios que tu tienes’. El Mensajero de Dios (e) giró hacia el beduino, rió y ordenó que le entregasen [algo de dinero]’. (Bujari, 2980)

Otro ejemplo de su perseverancia es la historia del Rabino judío, Zaid bin Sa'nah. Zaid le prestó algo al Mensajero de Dios (e). Zaid dijo:

‘Dos o tres días antes de la devolución de la deuda, el Mensajero de Dios (e) asistía al funeral  de un hombre de los Ansar.  Abu Bakr, ‘Umar, ‘Uzman y algunos otros Compañeros, estaban con el Profeta (e). Después de rezar la oración fúnebre se sentó junto a una pared, y yo fui hacia él, lo agarré de los bordes de su cuello, lo miré de manera severa, y le dije: ‘¡Muhammad! ¿No me pagarás la deuda del préstamo? ¡Yo no conocí a la familia de Abdul-Mutalib para que se demore la devolución de mi deuda! Miré a Umar b. al-Jattaab ¡sus ojos estaban llenos de rabia! Me miró y dijo: ‘¡Enemigo de Dios, ¡¿Le hablas al Mensajero de Dios y te diriges a él de esta manera?!.  ¡Por el que lo envió con la verdad, de no haber sido por el miedo de perder (la entrada al Paraíso) te hubiera decapitado con mi espada! El Profeta de Dios (e) miraba a ‘Umar de manera calmada y pacífica, y dijo: ‘¡Umar, nos hubieras dado un consejo sincero, en lugar de hacer lo que hiciste! ¡Umar, ve y págale la deuda, y entrégale veinte sa’a (medida de peso) extra por haberlo asustado!’ Zaid dijo: ‘Umar se fue conmigo, y me pagó la deuda, y me entregó los veinte sa’a extras. Yo le pregunté: ‘¿Qué es esto?’ Él dijo: ‘El Mensajero de Dios (e) me ordenó que te lo diera, porque yo te he asustado. ‘Zaid luego le preguntó a Umar: ¿Umar, sabes quien soy yo?’ Umar dijo: ‘No, no lo sé - ¿Quién eres?’ Zaid dijo: ‘Yo soy Zaid b. Sa’nah’. Umar indagó: ‘¿El Rabino?’ Zaid respondió: ‘Sí, el Rabino.’ Umar le preguntó luego: ‘¿Qué te ha hecho decir lo que le has dicho al Profeta?’ Zaid respondió: ‘Umar, he visto todos los signos de un profeta en el rostro del Mensajero de Dios (e) excepto dos: su paciencia y perseverancia anteceden a su ignorancia y la segunda, cuanto más duro eres con él, más  amable y paciente se torna, y ahora estoy satisfecho. Umar, te tengo como testigo y atestiguo que no hay Dios excepto Dios, mi Religión es el Islam y Muhammad (e) es mi Profeta. También te tomo como testigo de que la mitad de mi riqueza –y yo estoy entre los más ricos de Medina – la entregaré por la causa de Dios a la totalidad de la comunidad. ‘Umar dijo: ‘No será posible distribuir tu riqueza a la totalidad de la comunidad. La tendrás que distribuir a algunos de la comunidad de Muhammad (e)’. Zaid dijo: ‘Dije: entonces distribuiré (en proporción) riqueza a algunos de la comunidad de Muhammad’. Zaid y Umar volvieron donde el Mensajero de Dios (e). Zaid le dijo: ‘Atestiguo que nada ni nadie merece ser adorado sino Dios, y que Muhammad (e) es siervo y mensajero de Dios’. Así fue como creyó, murió en la Batalla de Tabuk cuando se enfrentaba al enemigo- que Dios tenga piedad con Zaid’. (Ibn Hibban, 288) 

Un ejemplo de perdón se hace evidente cuando ofrece su amnistía total a la gente de La Meca después de la conquista. Cuando el Mensajero de Dios (e) reunió a la gente que lo había perseguido, torturado y abusado de sus compañeros, los llevó afuera de la ciudad de La Meca, y les dijo:

‘¿Qué creen que tendría que hacerles?’ Ellos dijeron: ‘¡Tú eres un hermano y sobrino bondadoso y generoso!’ Él dijo: ‘¡Retírense – son libres!’ (Baihaqi, 18055)

31. Paciencia: El Mensajero de Dios (e) era un modelo de paciencia. Fue paciente con su pueblo antes del Islam; ellos adoraban ídolos y actuaban pecaminosamente. Él fue paciente y tolerante con la persecución y el daño que los paganos de La Meca les causaron a él y a sus compañeros y buscó la recompensa en Dios. También fue paciente y tolerante con el maltrato de los hipócritas en Medina.

Fue un paradigma de paciencia cuando perdió a sus seres queridos; su esposa Jadiyah y todos sus hijos, excepto Fátima, murieron durante su vida. Su tío al-Abbas también murió. El Profeta (e) fue paciente y buscó la recompensa en Dios.

Anas b. Malik dijo:

‘Entramos a la casa de Abu Saif – el herrero – con el Profeta (e). La esposa de Abu Saif era la encargada de amamantar a su hijo Ibrahim. El Mensajero de Dios (e) cargó a su hijo Ibrahim lo abrazó y lo beso. Luego de un tiempo fue a ver nuevamente a su hijo – que estaba agonizando. El Profeta (e) comenzó a llorar. Abdurrahmaan b. Auf dijo: ‘¡Profeta de Dios, tu también lloras!’. El Mensajero de Dios (e) dijo: ‘Ibn Auf, esto es compasión’ – el Profeta (e) derramó mas lágrimas y dijo: ‘Los ojos derraman lágrimas, el corazón se entristece pero solamente decimos lo que complace a nuestro Creador. Estamos tristes por tu muerte, ¡Oh Ibrahim!’. (Bujari, 1241)

32. Justicia y Equidad: El Mensajero de Dios (e) era justo y equitativo en todos los aspectos de su vida, y en la aplicación de la Legislación Islámica (Shari'ah)

A’ishah dijo:

‘La gente de Quraish estaba muy preocupada por la mujer  majzumi porque ella había robado. Conversaron entre ellos y dijeron: ‘¿Quién puede interceder por ella ante el Mensajero de Dios (e)?’

Finalmente dijeron: ‘Quién mejor para conversar con el Mensajero de Dios (e) de este asunto que Usamah b. Zaid, el muchacho mas apreciado por el Mensajero de Dios (e)’. Entonces Usamah habló con el Mensajero de Dios, acerca de la mujer. El Mensajero de Dios (e) le dijo: ‘¡Usamah! ¡Intercedes (en su beneficio para desatender) uno de los castigos impuestos por Dios!

El Mensajero de Dios (e) se levantó y pronunció un discurso, en el cual dijo:

‘Pueblos que os precedieron fueron destruidos porque cuando un noble robaba, lo dejaban libre; pero si un pobre lo hacia lo castigaban. ¡Por Dios! Si Fátima, la hija de Muhammad robara, yo ordenaría que su mano fuera cortada’.'  (Bujari, 3288)

El Mensajero de Dios (e) era justo y equitativo y le permitía a otros vengarse si él los lastimaba.  Usaid b. Hudhair dijo:

‘Un hombre, estaba bromeando y haciendo reír a la gente, y el Profeta (e) pasó a su lado y lo golpeó suavemente con una rama que llevaba. El hombre exclamo: ‘¡Profeta de Dios! ¡Permítame vengarme!’ El Profeta (e) dijo: ‘¡adelante!’ El hombre dijo: ‘¡Mensajero de Dios, tu llevabas una vestimenta cuando me golpeaste, yo no!’. El Mensajero de Dios (e) se levantó la parte superior de su vestimenta, y el hombre besó su torso diciendo: ‘¡Yo sólo pretendía hacer esto, Mensajero de Dios!’ (Abu Dawud, 5224)

33. Temerle a Dios, y ser Consciente de Él: El Mensajero de Dios (e) era la persona mas consciente de Dios. Abdullah bin Masud dijo:

[Una vez] el Mensajero de Dios (e) me dijo: ‘¡Recita el Corán para que pueda escucharte!’ Abdullah b. Masud dijo: ‘¡Lo recito para ti y a ti te fue revelado!’ El Profeta (e) dijo:’Sí’. ‘Comencé a recitar Surat an-Nisaa[23], hasta que llegué al versículo:  (¿Qué pasará cuando traigamos a un testigo de cada comunidad y te traigamos a ti [¡Oh, Muhammad!] como testigo contra éstos [los incrédulos de tu pueblo]?)  [4:41] 

Al escuchar este versículo, el Mensajero de Dios (e) dijo: ‘¡Suficiente!’ Abdullah b. Masud dijo: Gire y vi al Mensajero de Dios (e) llorando’.'  (Bujari, 4763)

A'ishah dijo:

‘Si el mensajero de Dios (e) veía nubes oscuras en el cielo; se paseaba inquieto hacia atrás y hacia delante, salía de su casa y volvía a entrar. Cuando comenzaba la lluvia, el Profeta (e) se relajaba. A'ishah dijo: le pregunté sobre eso y me respondió: ‘No lo sé, podría ser como dice:

(Y cuando vieron una nube que se acercaba a sus valles, dijeron: Ésta es una nube que nos trae lluvia. [Pero su Mensajero les dijo:] No, es el castigo que pedíais que os sobrevenga. Entonces un viento les infligió un doloroso castigo, y destruyó todo por orden de su Señor. Y cuando amaneció, sólo podían verse sus moradas [vacías]; así castigamos a los transgresores.)[24] [46:24-25]

34. Satisfacción y Riqueza de Corazón: Umar b. al-Jattab dijo:

‘Entré a la casa del Mensajero (e) y lo encontré sentado en una alfombra. Tenía una almohada de cuero rellena de fibras. Una olla con agua a sus pies, y había algo de ropa colgada en la pared. El costado de su cuerpo estaba marcado debido a la alfombra donde estaba recostado. Umar lloró cuando vio esta realidad, pero el Mensajero (e) le preguntó: ‘¿Por qué lloras?’ Umar dijo: ’¡Profeta de Dios!  ¡Kosroes y Cesar disfrutan de lo mejor de este mundo, y tu sufres en la pobreza!’. Él dijo: ‘¿No te complace que ellos disfruten lo mejor de este mundo, y de que nosotros disfrutaremos del Más Allá?’ (Bujari, 4629)

35. Deseos de bondad hasta con sus enemigos: A'ishah dijo:

‘Le pregunté al Mensajero de Dios (e): “¿Has enfrentado un día mas duro y difícil que el de la Batalla de Uhud?” Él contestó: ‘¡He sufrido mucho por tu gente! Lo peor que he sufrido ha sido el día de al-‘Aqabah cuando hable con Ali b. Abd Yalil b. Abd Kilaal (para recibir su apoyo y protección) pero me abandonó. Cuando dejé el lugar estaba muy preocupado,  caminé –hasta que llegué a un área llamada Qarn ath-Za'alib, levanté mi mirada al cielo y noté que una nube me sombreaba. El ángel Gabriel (e) me llamó y dijo: ‘¡Muhammad! Dios el Altísimo, ha escuchado lo que tu gente te ha dicho –y ha enviado al Ángel encargado de las montañas, para que le ordenes lo que consideres’. El Profeta (e) dijo: ‘El Ángel encargado de las montañas me llamó diciéndome: ‘¡Que la paz de Dios sea contigo! Muhammad, haré lo que creas necesario. Si tu quieres puedo juntar las montañas Ajshabain  y destrozar lo que hay entre ellas’. El Mensajero de Dios (e) dijo: ‘No, podría ser que Dios saque de entre ellos personas que crean en Dios y no le asocien’. (Bujari, 3059)

 


La ética del Profeta (e) con sus compañeros

 

  1. 1.       Las relaciones cercanas del Profeta con sus compañeros: Esto es sabido ya que tenemos relatos detallados de la biografía del Profeta. El Profeta es el ejemplo que deberíamos emular en todos nuestros asuntos. Yarir b. Abdullah dijo: ‘El Profeta (e) no me impidió que me sentara con él desde que acepté el Islam. Siempre sonreía cuando me miraba. Una vez me quejé con él, ya que no podía andar a caballo y me dio un leve golpe en el pecho y le suplicó a Dios, diciendo:

‘¡Oh Dios! Sujétalo, y conviértelo en una persona que guíe  a los demás y que sea una fuente de orientación’.  (Bujari, 5739)

 

  1. 2.       El Profeta (e) solía entretener a sus compañeros y bromeaba con ellos: Anas b. Malik dijo que el Mensajero de Dios (e)  era la persona más educada. Tengo un hermano menor cuyo nombre es Abu Umair – el solía jugar con un pequeño pájaro llamado 'An-Nughair'. El Profeta (e) le dijo:

‘¡Abu Umair! ¿Qué fue lo que hizo el Nughair?’. (Muslim, 2150)

El Profeta (e) no solamente entretenía a sus compañeros con palabras, sino que los divertía jugando.  Anas b. Malik dijo:

‘Un beduino llamado Zahir b. Haram le hacía regalos al Profeta (e) y él también le hacía regalos. El Profeta (e) dijo:

‘Zahir es nuestro desierto, y nosotros su ciudad’.

El Profeta (e) se le acercó mientras estaba vendiendo sus mercancías lo abrazó por detrás, y éste no lo vio. Luego dijo: ‘¡Suéltame!’ Cuando se percató de que era el Profeta (e) quien estaba abrazándolo, presionó su espalda contra el pecho del Mensajero! El Mensajero de Dios (e) le dijo: ‘¿Quién compraría este esclavo para mí?’ Zahir dijo: ‘¡Mensajero de Dios, no valgo nada!’ El Mensajero de Dios (e) dijo:

‘¡Dios no te considera sin valor!’ o dijo: ‘Tú eres valioso y precioso para Dios’ (Ibn Hibban, 5790)

 

3. Consultaba a sus compañeros: El Profeta (e) consultaba a sus compañeros, y tenía en cuenta sus opiniones y puntos de vista en asuntos y problemas en los cuales no se revelaban los textos sagrados. Abu Hurairah dijo:

No he visto una persona mas entusiasta por los consejos sinceros de sus compañeros que el Mensajero de Dios (e).’ (Tirmidhi, 1714)

 

4. Visitar a los enfermos, fuesen o no musulmanes: El Profeta (e) se preocupaba por sus compañeros y se aseguraba que estuvieran bien. Si se enteraba que alguien estaba enfermo, corría a visitarlo con quien estuviera junto a él. No sólo visitaba a los musulmanes que estaban enfermos; sino que visitaba también a aquellos que no eran musulmanes. Anas b. Malik dijo:

Un muchacho judío le servía al Profeta (e) y enfermó, entonces el Profeta (e) dijo: ‘Vamos a visitarlo’. Fueron a verlo, y encontraron a su padre sentado a su lado, el Mensajero de Dios (e) dijo: ‘Atestigua que no hay otro verdadero dios merecedor de  adoración que Dios’ y yo intercederé  por ti el Día de la Resurrección. ‘El muchacho miró a su padre, y el padre le dijo: '¡Obedece a Abul-Qasim![25]' Entonces el muchacho dijo: ‘No hay otro verdadero dios merecedor de  adoración que Dios, y Muhammad es el último Mensajero’. El Profeta (e) dijo: ‘Todas las alabanzas le corresponden a Dios, Quien lo salvó del  Fuego del Infierno’. (Ibn Hibban, 2960)

 

5. Era agradecido con la bondad de la gente hacia él, y recompensaba generosamente: Abdullah b. Umar narró que el Mensajero de Dios (e) dijo:

Quien busque refugiarse en Dios de su demonio, no será perjudicado. Quien te pida algo por Dios, entrégaselo. Quien te invite, acepta su invitación. Quien te haga un favor o un acto de bondad, págale de manera similar; pero si no encuentras con que recompensarlo, entonces suplica a Dios por él continuamente, hasta que consideres que lo has compensado’.' (Ahmad, 6106)

A'ishah dijo:

El Mensajero de Dios (e) aceptaba regalos, y los recompensaba con generosidad’. (Bujari, 2445)

 

6. El amor del Profeta por todo lo bueno y hermoso: Anas dijo:

‘La mano del Mensajero de Dios (e) era más suave que cualquier seda que jamás haya tocado, y el aroma de su piel era mas agradable que cualquier perfume que jamás haya sentido’. (Bujari, 3368)

 

7. El Mensajero de Dios (e) amaba ayudar a otros intercediendo por ellos:

Abdullah b. Abbas dijo:

‘El marido de Barirah era un esclavo que se llamaba Mugís – Lo vi caminando tras ella, llorando, por las calles de Medina, y sus lágrimas caían de su barba. El Mensajero de Dios (e) le dijo a Al-Abbas: ‘¡No te asombra, cuanto ama Mughiz a Barirah, y cuanto Barirah lo desprecia!’

El Profeta (e) le dijo a Barirah: ‘¿Por qué no vuelves con él?’ Ella le dijo: ‘¿Me está ordenando que lo haga?’ Él dijo: ‘No, estoy intercediendo en su favor’. Ella dijo: ‘No lo necesito’.  (Bujari,  4875) 

 

 

8.  El Mensajero de Dios (e) se servía a sí mismo: A'ishah dijo:

Me preguntaron como el Mensajero de Dios (e) se comportaba en su casa’. Ella dijo: ‘Él era como cualquier hombre; lavaba su ropa, alimentaba a sus ovejas y se servía a sí mismo’.'  (Ahmad 24998)

Los excelentes modales del Profeta, no solo hacían que se sirviera a sí mismo, sino también, que sirviera a los demás. A'ishah dijo:

Me preguntaron como se comportaba en su casa el Mensajero de Dios (e)’. Ella dijo: ‘Él ayudaba en la casa con las tareas diarias, y cuando oía la llamada a la oración se dirigía a la mezquita’. (Bujari 5048)


Declaraciones de Justicia y Equidad

 

1. El poeta alemán, Göethe[26], dijo: ‘He buscado en la historia el paradigma del hombre y lo he encontrado en el profeta árabe Muhammad’.

2. El profesor Keith Moore[27], dijo en su libro: "The Developing Human": Es evidente que estas declaraciones deben haberse presentado a Muhammad a través de Dios, o Alá, ya que mucho de este conocimiento no fue descubierto hasta muchos siglos más tarde. Esto prueba que Muhammad debe haber sido un mensajero de Dios o Alá’. Luego dijo: ‘No tengo dificultades en aceptar que es una inspiración o revelación divina, lo que lo ha llevado a hacer esas declaraciones’.

3. El Dr. Maurice Bucaille[28], dijo en su libro: "The Qur'an and Modern Science": ‘Un examen totalmente objetivo del Corán a la luz del conocimiento moderno, nos lleva a reconocer la coincidencia entre ambos, como ya se ha visto en repetidas ocasiones. Nos hace considerar impensable que un hombre de la época de Muhammad haya sido el autor de esas afirmaciones, teniendo en cuenta el grado de conocimiento de esos tiempos. Esas consideraciones son parte de lo que le da un lugar único a la Revelación Coránica, y obliga al científico imparcial a admitir su incapacidad en proveer una explicación basada exclusivamente en el razonamiento materialista’.

4. Annie Besant[29] en 'The Life and Teachings of Mohammad’, dijo: Es imposible para cualquiera que estudie la vida y carácter del gran Profeta de Arabia, quien sabía como enseñar y vivir, sienta no menos que veneración por el poderoso Profeta, uno de los grandes mensajeros del Supremo. Y aunque muchas de las cosas que he expresado le resulten familiares a tantos, aun así yo misma siento, en cada ocasión que lo releo, un nuevo modo de admiración, un nuevo sentido de veneración al gran Maestro árabe’.

5. Dr. Gustav Weil en 'History of the Islamic Peoples' dijo: ‘Muhammad era un brillante ejemplo para su gente. Su carácter era puro e inmaculado. Su hogar, su vestimenta, su comida –estaban caracterizados por una rara simplicidad. Tan pocas pretensiones tenía que no aceptaba recibir ningún tipo especial de reverencias, ni tampoco algún servicio de sus sirvientes que él mismo pudiera hacer. Era accesible para todos en todo momento. Visitaba a los enfermos y estaba repleto de solidaridad para con todos. Ilimitada era su benevolencia y generosidad como también su ansioso cuidado por el bienestar de su comunidad.’[30]

6. Maurice Gaudefroy dijo: ‘Muhammad era un Profeta, no un teólogo, un hecho tan evidente que uno se resiste a declararlo. Los hombres que lo rodeaban y que constituían la influencial élite de la comunidad musulmana original, lidiaban con tener que obedecer la ley que él había proclamado en el nombre de Dios y con seguir su consejo y ejemplo’.'[31]

7. Washington Irving[32] dijo: ‘Sus triunfos militares no despertaron en él ni orgullo ni vanidad como lo hubieran hecho si se hubieran visto afectados con propósitos egoístas. En el tiempo de mayor poder él mantuvo la misma simplicidad en modales y apariencia que en sus días de adversidad. Muy lejos de adoptar un estado majestuoso, se molestaba si, al entrar a una habitación, se le mostraba algún testimonio inusual de respeto‘.[33]

8. El Marqués de Dufferin dijo: ‘Es por la ciencia musulmana, el arte musulmán y la literatura musulmana que Europa tiene una deuda por haber logrado salir de la oscuridad de la Edad Media.'[34]


Las esposas del Profeta (e)

 

Después de la muerte de su primer esposa, Jadiyah, el Profeta (e) se casó con once mujeres; todas ellas divorciadas, excepto A’ishah. Seis de sus esposas eran de la tribu de Quraish y cinco eran de diferentes tribus árabes.

El Profeta (e) se casó con estas mujeres por un número de razones:

1. Propósitos religiosos y legislativos: El Profeta (e) se casó con Zainab b. Yahsh. Los árabes en la Era Pagana pre-Islámica prohibían a un hombre casarse con la esposa de su hijo adoptivo; ellos creían que el hijo adoptivo era como el hijo biológico en todos los aspectos. El Profeta (e) se casó con ella, aunque ella había estado casada con su hijo adoptivo, Zaid b. Harizah. El Mensajero de Dios (e) se casó con ella para abolir esta creencia. Dios, el Altísimo, dice:

(Y recuerda [¡Oh, Muhammad!] cuando dijiste [a Zaid Ibn Hârizah] a quien Dios había agraciado [con el Islam], y tú habías favorecido [liberándolo de la esclavitud]: Quédate con tu esposa, y teme a Dios; ocultaste así lo que Dios haría manifiesto porque temiste lo que diría la gente, pero Dios es más digno de ser temido. Cuando Zaid termine con el vínculo conyugal [y su ex esposa haya concluido con el tiempo de espera luego del divorcio], te la concederemos en matrimonio para que los creyentes no tengan ningún impedimento en casarse con las ex esposas de sus hijos adoptivos si es que éstos deciden separarse de ellas, y sabed que esto es un precepto de Dios que debe ser acatado. No hay falta alguna del Profeta por lo que Dios le haya prescripto [y permitido contraer en matrimonio]; éste es el designio de Dios tal como lo fue para [los Profetas] que le precedieron; y el designio de Dios debe cumplirse.)  [33:37]

2. Razones políticas, para beneficio de la difusión del Islam y para ganar la aprobación de las tribus árabes: El Mensajero de Dios (e) se casó con mujeres de las más influyentes tribus árabes. El Profeta (e) ordenó a sus Compañeros hacer lo mismo. El Profeta (e) dijo a Abdurrahmaan b. Auf:

‘Si te sigue (y acepta el Islam) entonces cásate con la hija del jefe de la tribu’.

El Dr. Cahan dijo: ‘Algunos de los aspectos de su vida pueden parecer confusos debido a la mentalidad actual. El Mensajero es criticado por su obsesión de realización mundana y por sus nueve esposas, con las cuales se casó después de la muerte de su primera esposa, Jadiyah. Ha sido confirmado que la mayoría de estos matrimonios han sido por razones políticas, con el propósito de obtener lealtad de algunos nobles y tribus’.

3. Razones sociales: El Profeta (e) se casó con las esposas de algunos de sus Compañeros que habían muerto en batalla. Se casó con ellas aunque fueran mayores que él, y lo hizo para honrarlas a ellas y a sus difuntos maridos.

Veccia Vaglieri[35] en su libro ‘In Defense of the Islam’ dijo: Durante los años de su juventud, Muhammad (e) se casó sólo con una mujer, aunque la sexualidad del hombre está en su punto más alto durante ese periodo. Aún viviendo en la sociedad en la que vivió, en donde matrimonios plurales eran considerados la regla general, y el divorcio era algo muy fácil – él sólo se casó con una mujer, aun siendo ella mayor que él. Él fue un marido fiel durante los veinticinco años que duró el matrimonio, y no se casó con otra mujer, excepto después de enviudar. Tenía cincuenta años en ese entonces. Se casó con sus esposas en adelante por razones sociales o propósitos políticos, así como para honrar a mujeres emblemáticas y piadosas. Ninguna de las esposas con las que Muhammad (e) se casó eran vírgenes, ni jóvenes o bellas; excepto por A’ishah. Entonces, ¿Cómo puede alguien acusarlo de ser un hombre lujurioso? Él era un hombre no un dios. Su deseo de tener un hijo lo podría también haber llevado a casarse; ya que todos los hijos que tuvo con Jadiyah murieron. Por otra parte, fue él quien asumió las responsabilidades financieras de su extensa familia, sin tener demasiados recursos. Era justo y equitativo y no hacía diferencias entre ellas. Siguió la práctica de antiguos Profetas como Moisés, a quien nadie objetó por su múltiple matrimonio. ¿Será la razón por la cual se objeta el múltiple matrimonio de Muhammad el hecho de que conocemos hasta él mas mínimo detalle de su vida, y sabemos muy poco de la vida de  los Profetas anteriores?

Thomas Carlyle dijo: ‘Mahoma mismo, después de todo lo que se puede decir de él, no era un hombre sensual. Erramos al considerar a este hombre con intenciones de disfrutar de los placeres básicos, o placeres de cualquier otro tipo.’[36]

 


Pruebas de los Textos Bíblicos que confirman a Muhammad como Profeta (e) 

 

Pruebas del Corán:

1. Dios, el Altísimo, dice:

(Muhammad no es el padre de ninguno de vuestros hombres, sino el Mensajero de Dios y el sello de los Profetas; y Dios es Omnisciente.) [33:40]

2. Jesús (e) albrició sobre el advenimiento del Profeta Muhammad en el Evangelio. Dios, el Altísimo dice:

(Y cuando Jesús, hijo de María, dijo: ¡Oh, hijos de Israel! Yo soy el Mensajero de Dios, enviado a vosotros para corroborar la Torá y anunciar a un Mensajero que vendrá después de mí llamado Ahmad [Éste era uno de los nombres del Profeta Muhammad]. Pero cuando se les presentó con las evidencias, dijeron: ¡Esto es pura magia!)  [61:6]

Pruebas de la Sunnah[37]:

El Profeta (e) dijo:

Mi ejemplo y el de los Profetas anteriores a mi son como un hombre que ha construido una casa, la cual edificó y perfeccionó excepto por el espacio de un ladrillo; la gente la rodearía y la miraría con respeto por su perfección y diría: ‘¡Si no fuera por este espacio!’ El Profeta (e) dijo: ‘Yo soy ese ladrillo, yo soy el último de los Profetas’. (Bujari, 3342)

Escrituras sagradas previas:

Ataa' b. Yasaar dijo: ‘Conocí a Abdullah b. Amr b. al-Aas y le pregunte:

‘Cuéntame acerca de la descripción del Mensajero de Dios (e) en la Torah’. Él dijo: ‘Él es descrito en la Torah como es descrito en el Corán; ‘Te hemos enviado a ti como testigo (para toda la humanidad) albriciador, advertidor, para proteger y resguardar a los humildes. Tú eres Mi siervo y mensajero, te llamo Mutawakki (El leal). No tienes malos modales, no eres rudo ni alzas la voz. No le pagas al mal con el mal; en cambio perdonas y disculpas. No tomaré tu alma hasta guiar a las Naciones, hasta que digan: ‘No hay otro verdadero dios merecedor de adoración excepto Dios’ hasta que ellos vean claramente la verdad.’

Ata dijo: Conocí a Ka’b, el Rabino, y le pregunté acerca de su narración, y el no difirió con  Abdullah b. Amr b. Al-Aas excepto por una mínima diferencia de palabras’.  (Baihaqi, 13079)

Abdul-Ahad Dawud[38], dijo: ‘He tratado de basar mis argumentos en citas de la Biblia, que escasamente permite discusiones lingüísticas. No lo haré en Latín, Griego o Arameo, porque no tendría sentido: solo daré la siguiente acotación con las palabras de la Versión Corregida publicada por la Sociedad Bíblica británica.

Podemos leer las siguientes palabras en el Libro del Deuteronomio 18:18: “Yo haré que se levante de en medio de sus hermanos un profeta, lo mismo que hice contigo. Yo pondré mis palabras en su boca y él les dirá todo lo que yo mande”. Si estas palabras no se aplican al Profeta Muhammad, todavía permanecen incumplidas. El profeta Jesús mismo nunca afirmó ser el Profeta al que se aludía. Hasta sus discípulos pensaban lo mismo: esperaron a la segunda aparición de Jesús para el cumplimiento de la Profecía. Hasta ahora es evidente que la primera aparición de Jesús no fue el advenimiento del Profeta, y su segunda llegada puede difícilmente cumplir esas palabras. Jesús, como se cree en la Iglesia, aparecerá como un juez y no como un legislador; pero el prometido vendrá con una  “ley de fuego en su mano derecha”.

Comprobando la personalidad del Profeta prometido, la otra profecía de Moisés es, sin embargo, de mucha ayuda porque habla de la iluminada marcha desde Parán, la montaña de La Meca. Las palabras en el Libro de Deuteronomio, capítulo 13:2, dice lo siguiente: “El Señor ha salido del Sinaí; para ellos se ha levantado sobre el horizonte de Seir; resplandeció desde el monte Parán; para ellos llegó a Meriba de Cadés acompañado de sus santos”.

Con estas palabras el Señor ha sido comparado con el sol. Él viene de Sinai, los alumbra desde Seir, pero resplandece lleno de gloria desde Parán, donde aparece con diez mil santos con una ley de fuego en su mano derecha.

Ninguno de los israelitas, incluyéndolo a Jesús, tienen alguna relación con Parán. Hagar, con su hijo Ismael, deambularon por el desierto de Beersheba, quien más tarde moró en el desierto de Parán (Gen. XXI.21). Se casó con una mujer egipcia, y a través del nacimiento de su primer hijo, Cedar, dio descendencia a los árabes que desde ese entonces son los moradores del desierto de Parán. Si el Profeta Muhammad tiene ascendencia desde Ismael a Cedar, aparece como el Profeta del desierto de Parán, entra a La Meca con diez mil santos y le da una ley de fuego a su gente, ¿No está cumplida en totalidad la profecía mencionada anteriormente?

Las palabras de la profecía en Habakkuk son dignas de atención. Su (el santo de Parán) gloria cubrió los cielos y la tierra se colmó de alabanzas. La palabra “alabanza” tiene un significado importante, porque el nombre Muhammad significa “el alabado”. Además de los árabes, a los habitantes del desierto de Parán también les fue prometido una Revelación: “permitan  que los desiertos y las ciudades levanten su voz, los pueblos que Cedar habitó: permitan que los habitantes de las piedras canten, permítanles gritar desde las cimas de las montañas. Permítanles brindarle gloria al Señor, y declaren Sus alabanzas en las islas. El Señor resplandecerá como un hombre poderoso, removerá los celos como un hombre de guerra, llorará, gritará, rugirá, él triunfará sobre sus enemigos” (Isaiah).

Hay otras dos profecías en conexión a esta, en donde se menciona a Cedar. Una se presenta de esta manera en el capitulo 1 X de Isaías: “Levántate y brilla, que ha llegado tu luz y la Gloria de Yavé amaneció sobre ti. Mientras las tinieblas cubrían la tierra y los pueblos estaban en la noche, sobre ti se levantó Yavé, y sobre ti apareció su Gloria. Los pueblos se dirigen hacia tu luz y los reyes, al resplandor de tu aurora. Levanta los ojos a tu alrededor y contempla: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos y tus hijas son traídas en brazos. Tú entonces, al verlo, te pondrás radiante, palpitará tu corazón muy emocionado; traerán a ti tesoros del otro lado del mar y llegarán a ti las riquezas de las naciones. Te inundará una multitud de camellos: llegarán los de Madián y Efá. Los de Sabá vendrán todos trayendo oro e incienso, y proclamando las alabanzas de Yavé. Todos los rebaños de Cedar se reunirán junto a ti, y los carneros de Nebayot serán tuyos para ser ofrecidos en mi altar, pues quiero dar esplendor al templo de mi Gloria” (1-7). La otra profecía esta también en Isaías “Profecía sobre Edom: Alguien me grita desde Seír: «Centinela, ¿qué hora es de la noche? Centinela, ¿qué hora es de la noche? El centinela responde: «Llega la mañana, pero también la noche; si ustedes quieren preguntar, pregunten, pero vuelvan otra vez.» Profecía sobre Arabia: Entre las matas de la estepa pasan la noche las caravanas de los dedanitas. Salgan al encuentro del sediento, habitantes del país de Tema, llevándole agua; acojan al fugitivo y denle pan. Pues ellos vienen huyendo de las espadas, de las espadas afiladas, del arco listo para disparar, de la violencia de la guerra. Sí, así me ha dicho el Señor: «Dentro de un año, lo mismo que dura el contrato de un soldado, toda la riqueza de Quedar se habrá terminado y no quedará casi nada de los arqueros valientes de Quedar, -esto es palabra de Yavé, el Dios de Israel.»” se pueden entender estas profecías en Isaías a la luz de una mencionada en el Deuteronomio que habla de la iluminada marcha de Dios desde Parán.

Si Ismael habitó el desierto de Parán, donde le dio vida a Cedar, quien es el antecesor de los árabes; y si los hijos de Cedar recibieron revelaciones del Señor; si los carneros de Cedar fueron ofrecidos con agrado sobre el Divino altar para glorificar “La casa de mi gloria” donde la oscuridad ha cubierto la tierra por algunos siglos, para que luego esa tierra recibiera luz Divina; y si por la gloria de Cedar la cantidad de arqueros y los poderosos hijos de Cedar, disminuyeron un año después de huir de las espadas y de la inclinación de los arcos – El Bendito de Parán (Habakkuk III 3) no es otro más que el profeta Muhammad. El profeta Muhammad es la Bendita prole de Ismael a través de Cedar, quien se instaló en el desierto de Parán.

Muhammad es el único Profeta del cual los árabes recibieron revelaciones en los tiempos en que la oscuridad había cubierto la tierra.

A través de él Dios resplandeció desde Parán, y La Meca es el único lugar donde La Casa de Dios es glorificada y los carneros de Cedar fueron ofrecidos con agrado sobre su altar. El Profeta Muhammad fue perseguido por su gente y tuvo que dejar La Meca. Él estaba sediento y huyó de las espadas y de los arcos, y después de un año de su huida los descendientes de Cedar lo encontraron en Badr, el lugar de la primera batalla de los Mecanos y el Profeta, los hijos de Cedar, y su cantidad de arqueros disminuyeron y toda la gloria de Cedar se consumió. Si el Profeta no es aceptado como el cumplimiento de todas estas profecías estas quedarán incumplidas. “La casa de mi gloria” que se refiere en Isaías 1X es la casa de Dios en La Meca y no la Iglesia de Cristo como claman los Cristianos. Los carneros de  Cedar, como se menciona en el verso 7, nunca han llegado a la Iglesia de Cristo, y es un hecho que los pueblos de Cedar y sus habitantes son los únicos en el mundo que han permanecido impenetrables a la Iglesia de Cristo.

Otra vez, la mención de los diez mil santos en Deuteronomio 30:3 tiene mucho significado. Él (Dios) resplandeció desde Parán, y llegó con diez mil santos. Leyendo la historia completa del desierto de Parán no se encuentra otro evento que cuando La Meca fue conquistada por el Profeta. Él llegó con diez mil seguidores desde Medina y entró en “la casa de mi gloria”. Entregó la ley de fuego al mundo, que redujo a cenizas todas las demás leyes. El Confortador –El Espíritu de la Verdad- del que habló el Profeta Jesús no fue otro más que el Profeta Muhammad. No puede ser tomado como el Espíritu Santo como dice la Iglesia. “Es necesario para ustedes que yo desaparezca”, dice Jesús, “ya que si yo no me voy el Confortador no vendrá”.

Las palabras muestran claramente que el Confortador vendrá después de la partida de Jesús, y no estaba con él cuando pronunció estas palabras. Podemos suponer que Jesús estaba desprovisto del Espíritu Santo si su llegada era condicional a la partida de Jesús: además, la manera en que Jesús lo describe lo hace parecer un humano no un espíritu. “El no hablará por si mismo, hablará por inspiración”. ¿Tenemos que suponer que el Espíritu Santo y Dios son dos entidades diferentes y que el Espíritu Santo habla por si mismo y también lo que escucha de Dios? Las palabras de Jesús se refieren claramente a un Mensajero de Dios. Lo llama el Espíritu de la Verdad, y entonces el Corán habla del Profeta Muhammad: “Por cierto que él se presentó con la Verdad, y corroboró el Mensaje de los Profetas que le precedieron”. Corán 37:37 [39]

 

En el Nuevo Testamento:

Hay varios pasajes en el Nuevo Testamento que claramente albrician la venida de Muhammad por la implicancia de su naturaleza y sus acciones.

Juan, el Bautista:Este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén para preguntarle: ¿Quién eres tú? Juan lo declaró y no ocultó la verdad: Yo no soy el Mesías. Le preguntaron: ¿Quién eres, entonces? ¿Elías? Contestó: No lo soy. Le dijeron: ¿Eres el Profeta? Contestó: No. Entonces le dijeron: ¿Quién eres, entonces? Pues tenemos que llevar una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué dices de ti mismo? Juan contestó: Yo soy, como dijo el profeta Isaías, la voz que grita en el desierto: Enderecen el camino del Señor. Los enviados eran del grupo de los fariseos, y le hicieron otra pregunta: ¿Por qué bautizas entonces, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?” (Juan 1:20-25)

Ese Profeta no era Jesús, sino Muhammad, porque Juan Bautista continuó predicando, bautizando y prediciendo la venida de ese Profeta durante la vida de Jesús.

Jesús: El Profeta Jesús predijo la venida de otro Profeta cuyo nombra sería 'Periqlytos' o 'Paráclito' o 'Paracalon'. Dice: “y yo rogaré al Padre y les dará otro Protector (Paráclito) que permanecerá siempre con ustedes”. (Juan XIV, 16)

El palabra Paráclito significa 'ilustre, renombrado y alabado' y esto es exactamente lo que significa el nombre 'Ahmad'. En el Sagrado Corán se mencionan las Profecías hechas por Jesús sobre el advenimiento de un profeta llamado 'Ahmad'. Dios, el Altísimo, dice:

(Y cuando Jesús, hijo de María, dijo: ¡Oh, hijos de Israel! Yo soy el Mensajero de Dios, enviado a vosotros para corroborar la Torá y anunciar a un Mensajero que vendrá después de mí llamado Ahmad [Éste era uno de los nombres del Profeta Muhammad].) [61:6]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pruebas intelectuales que confirman          al Profeta (e)

 

El Profeta (e) era iletrado. No sabía leer ni escribir. Vivió entre personas iletradas como él. Por lo tanto no se puede afirmar que Muhammad (e) fue el autor del Corán. Dios, el Altísimo, dice:

(Y tú no sabías leer ningún tipo de escritura antes de que te fuera revelado [el Corán], ni tampoco trascribirla con tu diestra; porque de haber sido así hubieran podido sembrar dudas [acerca de ti] los que inventan mentiras.)  [29:48]

2. ¡Los árabes fueron desafiados a escribir algo similar al Corán, y no lo pudieron hacer! La hermosura de su estructura y el profundo significado del Corán asombraba a los árabes. El Corán es el eterno milagro de Muhammad. El Mensajero de Dios (e) dijo:

‘Los milagros de los Profetas (antes de mi) estaban restringidos a sus épocas. El milagro que se me ha dado es el Corán que es eterno, y por ello espero tener muchos seguidores’. (Bujari 4598)

Aunque su gente haya sido elocuente y conocida por su imponente poesía, Dios los desafió a producir algo similar al Corán pero no lo lograron.

Dios dice:

(Si dudáis de lo que le hemos revelado a Nuestro siervo [Muhammad] traed una sura similar, y recurrid para ello a quienes tomáis por socorredores en lugar de Dios, si es que decís la verdad.) [2:23]

Dios desafía a los hombres a producir algo similar al Corán. Dios dice:

(Diles: Si los hombres y los genios se unieran para hacer un Corán similar, no podrían lograrlo aunque se ayudaran mutuamente.) [17:88]

3. El Profeta (e) continuó rezando y convocando a las personas al Islam, aunque pasó por muchas dificultades y fue confrontado por su gente, que planeó incluso asesinarlo. Aún así el Profeta (e) continuó predicando y fue paciente. Si hubiera sido un impostor – hubiese dejado de predicar y hubiera temido por su vida.

W. Montgomery Watt dijo: Su disposición a sufrir persecuciones por sus creencias, la moral alta de los hombres que creyeron en él y lo respetaron como líder y la grandeza de su último logro – todo sostiene su integridad fundamental. Suponer que Muhammad fue un impostor trae más problemas de los que resuelve. Además, ninguna de las figuras de la historia es tan pobremente apreciada en Occidente como Muhammad.... Por lo tanto, no solamente debemos darle crédito a Muhammad por su honestidad esencial y propósitos íntegros, si lo vamos a entender, si corregiremos los errores que hemos heredado del pasado, no debemos olvidar que una prueba concluyente es un requerimiento mas estricto que una demostración de plausibilidad, y en un caso como éste sólo se logra con dificultad’.

4. Todas las personas gustan de los ornamentos y de las bellezas, y podrían ser influidos por ellos. Dios, el Altísimo, dice:

(Fue arraigado en el corazón de los hombres la inclinación por los placeres: las mujeres, los hijos, la acumulación de riquezas en oro y plata, los caballos de raza, los rebaños y los campos de cultivo. Ese es el goce de la vida mundanal, pero Dios les tiene reservado algo más bello.)  [3:14]

El hombre, por naturaleza, se entusiasma por adquirir ornamentos y bellezas de este mundo. Las personas difieren en el método que usan para adquirir estas cosas. Algunos usan como recurso para obtenerlas medios legales, mientras que otros utilizan medios ilegales.

Quraish trató de persuadir al Profeta (e) para que dejara de invocar a las personas al Islam. Le ofrecieron convertirlo en el Señor de Quraish, casarlo con la muchacha más bella y hacer de él, el hombre mas rico. Él respondió a estas ofertas tentadoras, diciendo:

‘Por Dios, si colocaran el sol en mi mano derecha, y la luna en mi mano izquierda para que me aleje de este asunto, no lo haría, hasta que Dios lo haga triunfar (al Islam) o muriera invitando a las personas’.  (Ibn Hisham)

Si el Profeta (e) fuese un impostor habría aceptado esta oferta sin pensarlo.

Thomas Carlyle, dijo: ‘¿Lo llaman Profeta, me has dicho? ¡Vaya! Se colocó cara a cara con ellos, aquí, sin consagrar ningún misterio, cubriéndose con su manto, remendando sus propios zapatos, luchando, aconsejando orden en medio de ellos. Deben haber visto la clase de hombre que él era, dejen que lo llamen como le guste. Ningún emperador con sus tiaras fue obedecido como lo fue este hombre en un manto. Durante veintitrés años de proceso duro y real, encuentro lo auténtico de un héroe en él. [40]

5. Se sabe que el dominio y  la riqueza de un reino están sujetos a la voluntad del rey. Tratándose de Muhammad (e) él sabia que esta vida era una etapa transitoria. Ibrahim b. Alqamah narró que Abdullah dijo: ‘El Profeta (e) se recostó sobre una alfombra de paja que dejó su costado marcado, entonces dije: ‘¡Mensajero de Dios! ¡Daría a mi madre y mi padre como rescate por ti! Permítenos poner una cama en esta alfombra en la que te recuestas, para que tu costado no quede marcado’. El Profeta (e) dijo:

Mi ejemplo en esta vida es como un jinete que descansa bajo la sombra de un árbol y luego continúa su viaje’. (Ibn Mayah, 4109)

An-Nu'man b. Bashir dijo: ‘Vi a tu Profeta (e) (durante un tiempo) cuando no podía ni siquiera encontrar dátiles buenos para llenar su estómago’. (Muslim, 2977)

Abu Hurairah dijo: ‘El Mensajero de Dios (e) nunca tuvo la oportunidad de alimentarse durante tres días seguidos hasta su muerte’. (Bujari, 5059)

Aunque la Península Árabe estaba bajo su dominio, y él era la fuente de bondad para su gente, el Profeta (e) algunas veces no encontraba comida para satisfacer sus propias necesidades. Su esposa, A’ishah narró que él alguna vez compró algo de comida a un judío (y acordó pagarle luego) y le entregó su armadura como garantía’. (Bujari, 2088)

Esto no significa que él no podía obtener lo que quería; ya que le ofrecían dinero y  riqueza en su Mezquita, y él no se movía de su lugar, hasta distribuirlo entre los pobres y necesitados. Entre sus Compañeros había ricos y adinerados – se apresuraban por servirle y le ofrecían las cosas más valiosas. La razón por la cual el Profeta (e) renunció a las riquezas del mundo, fue porque sabía la realidad de la vida. Él dijo:

‘La comparación de esta vida con la del más allá, es como una persona que sumerge su dedo en el océano, ¿cuánto puede sacar de él?'. (Muslim, 2858)

El Reverendo Bosworth Smith dijo: ‘Si alguna vez un hombre gobernó por un derecho divino, ese fue Muhammad, ya que él tuvo todos sus poderes sin el apoyo de su pueblo. No  se preocupó por las vestimentas del poder. La simplicidad de su vida privada coincidían con su vida social.’ '[41]

6. Al Profeta de Dios (e) le sucedieron ciertos incidentes que necesitaron ser aclarados, y él no tuvo la oportunidad de hacer nada por que no recibió ninguna revelación aclaratoria. Durante este periodo (entre el incidente y la revelación) se encontraba exhausto. Uno de estos incidentes es el de Ifk'[42] en donde su esposa A’ishah fue acusada de ser infiel. El Profeta (e) no recibió ninguna revelación sobre este incidente durante un mes; mientras tanto sus enemigos hablaron mal de él, hasta que recibió la revelación y se evidenció la inocencia de A’ishah. Si el Profeta (e) fuese un impostor habría resuelto este incidente en el instante en que se presentó. Pero Dios dice:

(No habla de acuerdo a sus pasiones.)  [53:3] 

7. El Profeta (e) no le pedía a las personas que lo adularan. Por el contrario, el Profeta (e) se disgustaba cuando una persona lo adulaba de cualquier forma. Anas dijo: ‘No había un individuo mas amado por sus Compañeros que el Mensajero de Dios’. Él dijo: ‘Si lo veían, no se levantaban por él, ya que sabían que eso le disgustaba’. (Tirmidhi, 2754)

Washington Irving dijo: ‘Sus triunfos militares no despertaron en él ni orgullo ni vanidad como lo hubieran hecho si se hubieran visto afectados con propósitos egoístas. En el tiempo de mayor poder él mantuvo la misma simplicidad en modales y apariencia que en sus días de adversidad. Muy lejos de adoptar un estado majestuoso, se molestaba si, al entrar a una habitación, se le mostraba algún testimonio inusual de respeto ‘.

8. Algunos de los versículos del Corán fueron revelados para amonestar al Profeta (e) a causa de ciertos incidentes, tal como:  

  1. Las palabras de Dios, el Altísimo:

(¡Oh, Profeta! ¿Por qué prohíbes lo que Dios ha hecho lícito, pretendiendo con ello complacer a tus esposas? Y [sabe que a pesar de ello] Dios es Absolvedor, Misericordioso.)  [66:1]     

El Profeta (e) se abstuvo de comer miel, por causa del comportamiento de algunas de sus esposas. Dios, entonces lo amonestó ya que él se prohibió a sí mismo lo que Dios considera lícito.

  1. Dios, el Altísmo, dice:

(Dios te disculpó [¡Oh, Muhammad!] por haberles eximido sin antes corroborar quiénes eran veraces y quiénes mentirosos.) [9:43]

Dios amonestó al Profeta (e) porque aceptó rápidamente las falsas excusas de los hipócritas que se ausentaron en la Batalla de Tabuk. Los perdonó y aceptó sus pretextos, sin verificarlos.

  1. Dios, el Altísimo, dice:

(No le es permitido al Profeta [ni a los creyentes] tomar como prisioneros de guerra a los incrédulos antes de haberles combatido y diezmado en la Tierra. Pretendéis así [cobrando su rescate] obtener un beneficio mundanal, pero sabed que Dios quiere para vosotros la recompensa de la otra vida. Ciertamente Dios es Poderoso, Sabio.) [8:67]

  1. Dios, el Altísimo, dice:

(No es asunto tuyo si [Oh Muhammad, sino de Dios]  Él les absuelve o les castiga, pues han sido inicuos.) [3:128]

  1. Dios, el Altísimo, dice:

([¡Oh, Muhammad!] Frunciste el ceño y le volviste la espalda al ciego cuando se presentó ante ti. Y tal vez pretendía instruirse para así purificar su conducta y moral, o beneficiarse reflexionando sobre tus palabras.)  [80:1-4] 

Abdullah b. Umm Maktum, quien era ciego, vino al Profeta (e) cuando le estaba predicando a algunos de los lideres de Quraish, y el Profeta (e) frunció el ceño y continuó su prédica – y Dios lo amonestó por eso.

Si el Profeta (e) fuese un impostor, este versículo no se encontraría en el Corán.

Muhammad Marmaduke Pickthall dijo: ‘Un día cuando el  Profeta estaba conversando con uno de los grandes hombres de Quraish, tratando de persuadirlo de la verdad del Islam, un hombre ciego le hizo una pregunta acerca de la fe. El Profeta se enojó por la interrupción, frunció el ceño y se alejó del ciego. En este versículo se le dice que la importancia de un hombre no debe ser juzgada por su apariencia o condición.’ [43]

9. Uno de los signos de su profecía se encuentra en el capítulo 111 del Corán. En él Dios, el Altísimo, condena a Abu Lahab (tío del Profeta) al tormento del infierno. Este capítulo fue revelado durante las primeras etapas de su llamada al Islam. ¡Si el Profeta (e) fuese un impostor no impondría una regla como esta ya que su tío podría haber aceptado el Islam mas tarde!

Dr. Gary Miller dice: ‘Por ejemplo, el Profeta (e) tenía un tío con el nombre Abu Lahab. Éste hombre odiaba tanto al Islam que solía seguir al Profeta sólo para desacreditarlo. Si Abu Lahab veía al Profeta (e) hablando con un extraño, esperaba a que se fuera para ir con el extraño y preguntarle: ‘¿Qué te ha dicho? ¿Te dijo negro? Bien, es blanco. ¿Dijo día? Bien es noche’ Él decía exactamente lo contrario a lo que Muhammad (e) comunicaba. Sin embargo, aproximadamente diez años antes que Abu Lahab muriese fue revelado un pequeño capítulo del Corán. Este expresaba, distintivamente, que él iría al Fuego del Infierno. En otras palabras, afirmaba que nunca se convertiría en musulmán y por esa razón sería condenado por siempre. Por diez años todo lo que Abu Lahab hizo fue decir, ‘Se dice que una revelación le ha mostrado a Muhammad que yo nunca cambiaré, que nunca me convertiré en musulmán y entraré en el Fuego del Infierno. Bien, ahora quiero convertirme en musulmán. ¿Les gusta eso? ¿Qué piensan de su divina revelación ahora?’ Pero nunca lo hizo. Y a pesar de todo, este es el tipo de comportamiento que se podría esperar de él ya que lo único que hizo fue contradecir al Islam. En esencia, Muhammad (e) dijo: ‘¿Me odias y quieres terminar conmigo? Aquí, di estas palabras y habrás terminado conmigo. ¡Vamos dilas!’ Pero Abu Lahab nunca las dijo. ¡Diez años! Y en todo ese tiempo nunca aceptó el Islam o apoyó su causa. ¿Cómo podía saber con seguridad Muhammad que Abu Lahab cumpliría la revelación del Corán si él no fuese un verdadero Mensajero de Dios? ¿Cómo es posible que haya estado tan seguro como para dejar que alguien lo desacredite durante diez años? La única respuesta es que él era Mensajero de Dios, ya que por haberse expuesto a un desafío tan arriesgado, se debe entender que tuvo que ser a causa de una revelación divina. [44] 

10. El Profeta (e) es llamado:  'Ahmad' en un versículo del Corán en lugar de ‘Muhammad’. Dios, el Altísimo, dice:

(Y cuando Jesús, hijo de María, dijo: ¡Oh, hijos de Israel! Yo soy el Mensajero de Dios, enviado a vosotros para corroborar la Torá y anunciar a un Mensajero que vendrá después de mí llamado Ahmad. Pero cuando se les presentó con las evidencias, dijeron: ¡Esto es pura magia!)  [61:6] 

Si él fuese un impostor, el nombre 'Ahmad' no sería mencionado en el Corán.

11. La religión del Islam todavía existe y se sigue expandiendo por todo el mundo. Miles de personas abrazan al Islam y lo prefieren sobre otras religiones. Esto sucede aunque los predicadores del Islam no estén respaldados financieramente como se espera; y a pesar de los esfuerzos de sus enemigos por interrumpir la expansión del Islam. Dios, el Altísimo, dice:

(Ciertamente Nosotros hemos revelado el Corán y somos Nosotros sus custodios.)  [15:9]

Thomas Carlyle dijo: ‘¿Un impostor fundó una religión? ¡Cómo, un hombre impostor no puede construir una casa de ladrillos! ¡Si realmente no conoce y sigue los atributos del mortero, la tierra cocida y todo en lo que se trabaja, no sería una casa lo que construye, sino una pila de desperdicios!  No estaría de pie por doce siglos, para alojar mil ochocientos millones de personas; se derrumbaría de inmediato. Un hombre se debe conformar con las leyes de la naturaleza, vivir en comunión con la naturaleza y la verdad de las cosas, o la Naturaleza le contestará, ¡No, para nada! Los engaños son engañosos un Cagliostro, muchos Cagliostros, prominentes líderes mundiales, progresan por sus cuaquerismos, por un día. Es como una nota de banco falsificada, la pasan por sus manos sin valor: otros, no ellos, lo tienen que hacer con rapidez. La naturaleza explota en llamas de fuego; Revoluciones francesas y parecidos, proclamando con terrible veracidad que las notas falsificadas, son falsificadas. Pero por un gran hombre especialmente, por él me arriesgaré a afirmar que es increíble que sea otro que un auténtico. Parece que ese es su primer cimiento, y todo lo que yace en él’. [45]

El Profeta (e) conservó el Corán, después que Dios conservó su contenido, en la memoria de generación tras generación. En efecto memorizarlo y recitarlo, aprenderlo y enseñarlo es de las cosas que los musulmanes disfrutan hacer, ya que el Profeta (e) dijo:

‘El mejor de ustedes es quien aprende el Corán y luego lo enseña’. (Bujari, 4639)

Muchos han tratado de adherir u omitir versículos del Corán, pero nunca han tenido éxito; ya que estos errores fueron descubiertos de inmediato.

La Sunnah del Mensajero de Dios (e) que es la segunda fuente de la legislación islámica, ha sido preservada por hombres honrados y piadosos. Pasaron sus vidas reuniendo estas tradiciones y revisándolas para separar lo falso de lo auténtico; hasta clarificaron cuales habían sido fraguadas. Quien mire los libros escritos en la ciencia del Hadiz constatará que las narraciones que son auténticas en realidad lo son.

Michael Hart dice: ‘Muhammad fundó y promulgó una de las religiones mas grandes del mundo[46], y se convirtió en un efectivo líder político. Hoy, trece siglos más tarde, su influencia todavía es poderosa y dominante’.

12. La veracidad y sinceridad de sus principios son buenos y adecuados para todos los tiempos y lugares. Los resultados de la aplicación del Islam son claros y bien conocidos, y muestra que en efecto es una revelación de Dios. Además, por qué no es posible para Muhammad (e) ser un Profeta – si se cree que muchos Profetas y Mensajeros fueron enviados antes de él. Si la respuesta de este interrogante es que nada lo impide – entonces nos preguntamos, ¿Por qué rechazan a este Profeta, y confirman a los anteriores a él?’

13. Los hombres no pueden lograr leyes similares a las del Islam que tratan cada aspecto de la vida, como transacciones, casamientos, conducta social, políticas y actos de adoración. Entonces, ¿cómo un hombre iletrado pudo crear algo como esto? ¿No es esto una clara prueba de que es Profeta?

14. El Profeta (e) no comenzó a llamar a la gente al Islam hasta que cumplió cuarenta años. Su juventud había pasado y la edad en que tendría que haber descansado y pasar su tiempo libre, fue la edad en que se encargó como Profeta de difundir el Islam.

Thomas Carlyle, dijo: ‘Es lo contrario de la teoría del impostor, el hecho de que vivió toda su vida intachablemente, completamente en silencio y de manera común, hasta que terminó su vida. Hasta los cuarenta años nunca habló de alguna misión del cielo. Todas sus irregularidades, reales y supuestas, datan de antes de sus cincuenta años, cuando su esposa Jadiyah murió. Toda su “ambición”, aparentemente, había sido, hasta ese momento, vivir una vida honesta; su “fama”, la simple opinión de los vecinos que lo conocieron, había sido suficiente hasta el momento. No hasta que se estaba volviendo viejo, el lascivo punto de su vida explotó, –la paz- lo principal que le dio este mundo, que empezó con esta  “carrera de ambición”, y, ocultando todo su carácter y existencia, se estableció como un infeliz y vacío charlatán para adquirir lo que desde ese momento no podría disfrutar! No tengo fe en eso’.[47]

 

 

الحمد لله رب العالمين

وصلى الله وسلم على نبينا محمد وآله وسلم

Todas las alabanzas pertenecen a Dios, Señor del Universo

Quiera Dios bendecir a su Profeta y protegerlo y a su familia de todo daño.

 

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[1] La palabra utilizada en el Sagrado Corán es Rabb. No hay ningún equivalente apropiado para Rabb en el idioma español, ya que este vocablo incluye los siguientes significados: el Creador, el Diseñador, el Proveedor, Quien todas las criaturas dependen para sus medios de subsistencia y el Que da la vida y la muerte.

[2] Este término árabe significa: “quiera Dios honrarlo y protegerlo de todo mal.”

[3] Brahmán: miembro de la más alta de las cuatro castas hindúes: la casta sacerdotal.

[4] Fátima era una de las hijas del Profeta.

[5] Uno de los compañeros cercanos del Profeta, y el segundo Califa después de su muerte.

[6] Saa': es una medida de capacidad equivalente a cuatro palmos.

[7]  La palabra traducida como religión es 'Din' que en árabe normalmente se refiere a un estilo de vida que es privado y público. Es un término que significa: actos de culto, vida cotidiana, práctica y política.

[8] Emperador del Imperio bizantino (610-641) quién conquistó Siria, Palestina y Egipto de Persia (613-628).

[9] Ésta es una región histórica en el Medio Oriente que orilla el mediterráneo. Incluye los estados modernos de Siria, Líbano, Palestina, y Jordania.

[10] Esposa del Profeta.

[11] Jadiyah fue la primera esposa del Profeta.

[12]  La narración de una declaración, hecho, aprobación tácita o característica del Profeta.

[13] El compañero más íntimo del Profeta y el primer Califa del Islam después de su muerte.

[14] La peregrinación a La Meca.

[15] Enciclopedia de Sirah, por Afzalur Rahman.

[16] Un gran sabio del Islam que escribió muchos trabajos, inclusive sobre la Biografía del Profeta.

[17] Qadhi Iyadh, en su libro ‘Al-Shifa bita’rifi Hoquqil-Mostafa’,

[18] Según la etiqueta islámica, siempre se debe empezar por la derecha.

[19] Un pueblo en las afueras de Medina.

[20] Está prohibido en el Islam que los hombres utilicen oro.

[21] Fue prohibido por Dios para el Profeta y su familia aceptar cualquier forma de caridad.

[22] Biografía de Ibn Hisham, Vol. 1, p.493 [Edición Árabe].

[23] El cuarto capítulo del Corán.

[24] Bujari #3034.

[25] Sobrenombre del Profeta.

[26] Escritor y científico alemán. Escribió poesía, drama y novela. También dirigió investigación científica en varios campos, como la botánica, y ocupó varias posiciones gubernamentales.

[27] Fue Presidente de la Asociación canadiense de Anatomía, del Departamento de anatomía y biología celular, de la Universidad de Toronto.

[28] Dr. Maurice Bucaille cirujano francés eminente, científico, estudioso y autor de ‘‘La Biblia, El Corán y la Ciencia.''

[29] Teósofa inglesa, filósofa, y figura política que defendió la autonomía y las reformas educativas en la India.

[30] Enciclopedia de Sirah, por Afzalur-Rahman.

[31] ibid.

[32] Escritor famoso. Murió en 1859.

[33] Enciclopedia de Sirah, por Afzalur-Rahman.

[34] ibid.

[35] Orientalista italiano.

[36] 'Heroes, Hero-Worship and the Heroic in History'

[37] Sunnah: toda narración de palabra, acción, características o aprobaciones tácitas del Profeta.

[38] Rev. David Benjamín Keldani, B.D. sacerdote católico romano de la secta de Uniate-Chaldean. Nació en 1867 en Urmia, Persia.

[39] Muhammad en la  Biblia, Abdul-Ahad Dawud.

[40] 'Heroes, Hero-Worship and the Heroic in History'

[41] Muhammad and  Muhammadanism

[42] i.e. El incidente en donde los hipócritas acusaron falsamente a A’ishah, que Dios se complazca de ella, de haber sido infiel.

[43] El Glorioso Corán, traducción de Pickthall  pág. 685

[44] El Sagrado Corán

[45] 'Heroes, Hero-Worship and the Heroic in History'

[46] Los musulmanes creemos que el Islam es una revelación Divina de Dios, y que Muhammad (e) no la fundó.

[47] 'Heroes, Hero-Worship and the Heroic in History'