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Author :

Muhammad ibn Saleh al-Othaimeen

Date :

Mon, Aug 22 2016

Category :

Morals & Ethics

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Ejemplos de los derechos del musulmán sobre su hermano musulmán


Ejemplos de los derechos del musulmán sobre su hermano musulmán
] Español – Spanish – إسباني [

 

Muhammad ibn Salih Al-Uzaimin

 

 

2011 - 1432
 

 

﴿ فضيلة الترابط بين المسلمين﴾
إصلاح ذات البين وإفشاء السلام
« باللغة الإسبانية »

 

محمد بن صالح العثيمين

 

2011 - 1432

 
Primer Jutba:
Las alabanzas son para Al-lah, Aquel que hizo que los creyentes fueran hermanos en la fe, asemejó el apoyo de unos a otros, la asistencia de unos a otros y su solidaridad mutua, a una edificación; les legisló diversas causas a fin de arraigar dicha hermandad y que pueda permanecer firme el resto del tiempo. Y atestiguo que no hay nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Al-lah, Único, sin asociados en Su divinidad, sus Nombres, Atributos y Señorío, y atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero, aquel que fue enviado a todos los seres humanos y genios, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, con su familia y compañeros, y con todos aquellos que sigan su guía hasta el Día del Juicio Final.
Procediendo:
¡Hermanos musulmanes! Teman a Al-lah, Alabado sea, sapan que son hermanos en la fe y que esta hermandad y unión en la creencia es más fuerte que cualquier otra unión o alianza. El Día del Juicio de nada servirá el linaje, puesto que los mejores amigos en el pecado o la incredulidad serán enemigos unos de otros, excepto los temerosos de Al-lah. Por eso, ¡oh creyentes!, establezcan esta hermandad amándose unos a otros, sintiendo cariño mutuo y deseándose el bien unos a otros, cooperando para hacer el bien y llevando a cabo todas las obras que fomenten y aumenten dicha hermandad, y apartándose de todas las causas que la debiliten y disminuyan. Pues esta comunidad (Umma) no será una comunidad fuerte y firme hasta que sea tal como la describió su Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, al decir: “Los creyentes son como una edificación, unos apoyan a otros”.
¡Oh hermanos! Al-lah ha establecido para nosotros aquello que afirmará nuestra unión y aumentará nuestro amor, y aquello que alejará la enemistad y la división; legisló que nos saludáramos unos a otros, pues el saludo implanta el amor y el cariño, pero el alejarse unos de otros conlleva al odio y a la soledad. Por ello, cuando se encuentren unos con otros salúdense, el mejor de ustedes es quien empieza el saludo, y aquel que es saludado debe responder amablemente, con una cara sonriente y de forma que el otro pueda escuchar su respuesta, y que use en su respuesta la misma expresión con la que fue saludado o una mejor aún.
También legisló que visitáramos a los enfermos, pues estas visitas generan compasión, ablandan los corazones, aumentan la fe y traen una gran recompensa. Quien visita a un enfermo, una voz del cielo proclama: “¡Que Al-lah te bendiga y bendiga tus pasos!” Dijo el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “Quien visita a su hermano musulmán está recogiendo la cosecha del Paraíso hasta que regrese”; se le preguntó: “¡Oh Mensajero de Al-lah! ¿Cuál es la cosecha del Paraíso? Respondió: “Sus frutos”. (El Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, asemejó la gran recompensa que obtiene el que visita a un enfermo a alguien que está en un jardín lleno de frutos.) El visitante debe decir palabras que alegren al enfermo y le den esperanzas, por ejemplo, recordarle la gran recompensa que tienen ante Al-lah los pacientes, que pronto se va a curar, lo debe incitar al arrepentimiento y que aproveche su tiempo haciendo dhiker (recordar a Al-lah con las súplicas reportadas en el Corán y la Sunna), glorificando a Al-lah y pidiéndole perdón, así como encomendarle la lectura del Corán, etc., etc. Debe guiarlo a aquello que es más factible en su situación, ¿hacer la ablución o el Taiamum (ablución seca)?, ¿cómo tiene que rezar?, ¿cómo tiene que hacer su testamento?, ya que muchos enfermos ignoran estas cosas.
Asimismo, Al-lah legisló reconciliar a las personas. Dijo Al-lah, Alabado sea: {En muchas de las conversaciones secretas no hay ningún bien, salvo que sean para realizar una caridad, una buena acción o reconciliar a los hombres. Quien haga esto anhelando complacer a Al-lah, le agraciaremos con una recompensa grandiosa.} [Corán 4:114]; y en un hadiz, el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, le dijo a Abu Aiub: “¡Oh Abu Aiub! ¿Quieres que te informe de una obra que conlleva a una gran recompensa?” Respondió: “Sí, oh Mensajero de Al-lah”; dijo: “Reconcilia a los hombres cuando están enemistados y acércalos cuando están alejados” . El buen creyente, cuando ve que dos personas están enemistadas y alejadas, procura hacer lo posible para eliminar ese problema y no se queda tranquilo hasta convertir –con el permiso de Al-lah– esa enemistad en amistad y ese alejamiento en cercanía, y no hay duda que quien haga esto conseguirá una gran recompensa por parte de Al-lah.
Otro asunto que conlleva a la unión y al amor es que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, legisló que cuando escuchemos a un musulmán estornudar y diga: “Al Hamdulil-lah (Alabado sea Al-lah)”, le digamos: “Iarhamuka Al-lah (que Al-lah sea Misericordioso contigo)”, y que él responda diciendo: “Iahdikumu Lahu wa Iuslihu Balakum (que Al-lah te guíe y resuelva tus asuntos)”. Igualmente, nos encomendó hacernos regalos, e informó que el regalo aleja el rencor y genera compasión. Por tanto, todo asunto que conlleva a la unión y al amor está legislado y encomendado, como por ejemplo, el consultar a la gente de conocimiento y experiencia sobre asuntos que son de interés general para los musulmanes, ya que en el momento en que los musulmanes cooperen en sus asuntos y se consulten unos a otros, tendrán más posibilidades de acertar en sus decisiones y estarán más cerca del éxito.
Contrariamente a todo esto, el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, prohibió todo lo que conlleve a la separación y enemistad; de ahí que haya prohibido que dos musulmanes estén sin hablarse por más de tres días y cada uno ignore al otro (a causa de haberse peleado o discutido), y ninguno salude al otro o trate de erradicar ese malestar y enemistad que hay entre ellos; y este es un acto muy reprobable con el que satanás ha engañado a muchas personas hasta hacerlas caer en ello. Ves que hay dos hombres que aman hacer el bien y ante la gente son considerados como personas religiosas, pero satanás los ha engañado, no se hablan por culpa de cosas personales o mundanas, y no se han dado cuenta –los ingenuos– de que el Islam está por encima de cualquier asunto personal o mundano, y sobretodo que estos asuntos deterioran las relaciones entre su gente.
Dijo el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “Para un musulmán (hombre o mujer) no está permitido enemistarse con su hermano durante más de tres días; y quien permanezca así hasta morir, entrará al Infierno”; y dijo, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “Las acciones de los siervos son presentadas ante Al-lah los lunes y jueves, y todo siervo que no asocie nada a Al-lah será perdonado, excepto aquel que guarde rencor en contra de un hermano. Se le dirá: ‘Esperad por estos dos hasta que se reconcilien’”.
Vemos entonces que enemistarse con un musulmán es ilícito, excepto que nos alejemos de él a causa de un pecado que esté cometiendo y con ello busquemos un beneficio: ya sea que deje de cometer ese pecado, o se dé cuenta de la gravedad de su situación, o para que sirva de advertencia a los demás.
El Islam también prohíbe la difamación y el crear enemistad entre las personas. Dijo el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “No entrará al Paraíso quien difama a la gente”, prohibió también los insultos y las ofensas, ya que causan enemistad y odio. Así pues, sean compasivos entre ustedes, oh creyentes, aléjense del odio y la enemistad, y sean hermanos, siervos de Al-lah. Me refugio en Al-lah de satanás, el lapidado: {Ciertamente los creyentes son todos hermanos entre sí; reconciliad pues a vuestros hermanos, y temed a Al-lah para que Él os tenga misericordia [en esta vida y en la otra]} [Corán 49:10].
Que Al-lah, Glorificado sea, nos bendiga con lo que leamos y entendamos del Corán, y nos beneficie con la compresión de Sus sabios signos.
    Le pido a Al-lah, Glorificado sea, perdón por nuestras faltas. Háganlo ustedes también.
Segundo Jutba:
Alabado sea Al-lah, el que Origina y Reproduce todas las cosas, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con el Profeta de la guía, el siervo más piadoso y temeroso, con su familia y todos sus compañeros.
Procediendo:
¡Hermanos musulmanes! Teman a Al-lah, Alabado sea, y cumplan con los derechos de Al-lah y los derechos de vuestros hermanos creyentes, pongan en práctica los modales islámicos, ya que son la causa de todos los bienes y bendiciones, y apartarse de estos modales es causa de todos los males y desgracias.
Sepan que cada musulmán tiene muchos derechos sobre otro musulmán, uno de estos derechos es saludar al hermano musulmán cuando se lo encuentra, diciéndole “As Salamu ‘Alaikum”; si está lejos y no escucha, se debe combinar entre el saludo y el gesto, para que así se dé cuenta que se lo ha saludado; y la Sunna nos indica que el pequeño saluda al mayor, la minoría a la mayoría, el que está montado al que está caminando y el que está caminando al que está parado. El mejor es quien empieza el saludo, y si no saluda quien se espera que tenga que saludar, entonces que salude el otro para así no abandonar la Sunna.
¿Cómo es posible que un musulmán se encuentre con su hermano y lo ignore sin saludarlo, sabiendo el gran mérito y recompensa que tiene saludar? Saludar elimina la enemistad y el odio, y genera amor, cariño y hermandad. Respondan al saludo diciendo: “Wa ‘Alaikumu As Salam”, y si agregan: “Wa Rahmatu Lahi Wa Barakatuh” es mucho mejor; y no se limiten solamente a decir: “Ahlan wa Sahlan” (o en español: Hola, ¿qué tal?, saludos, buenas…).
Otro derecho que tiene el musulmán sobre otro musulmán es que cuando pida un consejo se le aconseje, aconsejarle aquello que desearías para ti mismo, pues quien nos engaña no es de los nuestros; si, por ejemplo te pregunta sobre un hombre con el que quiere iniciar una relación comercial o para casarlo con su hija, aconséjale con lo mejor que sabes sobre ese hombre; es decir, si sabes de él lo bueno entonces guíalo hacia él, pero si sabes lo contrario, entonces adviértele, y si no sabes nada sobre él, di: no sé.
Y si la situación requiere mencionar aquellos defectos que conoces de él, hazlo; pues Fátima Bint Qais fue donde el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, para pedirle consejo sobre dos hombres que le habían pedido la mano en matrimonio, le contestó el Profeta: “En cuanto a fulano es muy pobre, y mengano es violento con las mujeres, así que te aconsejo que mejor te cases con Osama Ibn Zaid”. Vemos que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, le contó a esta mujer los defectos que conocía de ellos, y esto es parte del buen consejo.
Otro de los derechos del musulmán sobre otro musulmán es que le digas, cuando alaba a Al-lah al estornudar: “Iarhamuka Al-lah (que Al-lah sea Misericordioso contigo)”, y que él responda diciendo: “Iahdikumu Lahu wa Iuslihu Balakum (que Al-lah te guíe y resuelva tus asuntos)”; pero si estornuda y no alaba a Al-lah, no le digas: “Iarhamuka Al-lah (que Al-lah sea Misericordioso contigo)”.
Otro derecho de un hermano musulmán es ser visitado si enferma, y todo aquel que visite a su hermano enfermo es como si estuviera recogiendo los frutos del Paraíso hasta que regrese, es un deber para aquel que visita a un enfermo el alegrarlo y decirle palabras esperanzadoras, por ejemplo: Hoy te veo muy bien, lo malo no perdura para siempre, muy pronto te curarás con el permiso de Al-lah, etc. Recordarle la importancia de aprovechar su tiempo, decirle: Al-lah te ha dado tiempo libre que puedes aprovechar para glorificarlo (Subhan Al-lah), alabarle (Al Hamdulil-lah), declarar su unicidad (la ilaha ila Al-lah), engrandecerle (Al-lahu Akbar), leer el Corán y libros beneficiosos, etc., etc. Recordarle también que informe a sus allegados sobre los derechos que le debe Al-lah y los que le debe la gente, ya que si hacer esto es obligatorio para aquel que está sano, con más razón para quien está enfermo.
Es recomendable no alargar mucho la visita al estar junto al enfermo, a menos que lo veas contento contigo y de buen humor, ahí ya ves qué es lo más beneficioso; y si el enfermo quiere que le leas algo, apresúrate a leerle antes de que te lo pida.
Y sepan que la sonrisa y la alegría con los hermanos es algo por lo que serán recompensados; por ello, aquel que sea de este tipo de personas, que alabe a Al-lah y le pida más de esto, y quien no sea así que se esfuerce por serlo, pues toda persona que se esfuerce en adoptar los buenos modales llega un momento en el que se hacen parte de su naturaleza y personalidad. Me refugio en Al-lah de satanás, el lapidado. Dice Al-lah, Glorificado sea: {¡Oh, creyentes! Temed a Al-lah, y hablad sólo con fundamento. Él hará prosperar vuestras obras y perdonará vuestros pecados. Sabed que quien obedece a Al-lah y a Su Mensajero obtendrá un triunfo grandioso} [Corán 33:70-71].
Pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios se los ordena: {Ciertamente Al-lah, Glorificado sea, y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él}; y dijo el Profeta Muhammad, sal-lahu ‘alaihi wa sal-lam: “A quien pide a Al-lah, Glorificado sea, una bendición para mí, Al-lah lo recompensa por esta acción con diez bendiciones”.
¡Oh Al-lah! Da bendiciones y paz a nuestro Profeta Muhammad, a sus familiares, a todos sus discípulos y a quienes sigan su guía de buena manera hasta el Día del Juicio. ¡Oh Al-lah! Da tu complacencia a todos los discípulos de Tu Mensajero, de quienes fueron destacados Abu Baker, Omar, ‘Uzman y ‘Ali. Complácete también con todos los seguidores de estas nobles personas, quienes siguen su guía hasta el Día del ajuste de cuentas, y con nosotros los presentes, pues Tú eres en verdad el más Clemente.
    ¡Oh Al-lah! Enaltece y dignifica al Islam y a los musulmanes, protégenos del mal de nuestros detractores, y líbranos de los problemas del encarecimiento de los productos, la propagación de enfermedades, de la usura y el interés monetario, del adulterio y la fornicación, de los terremotos, de las dificultades y las tribulaciones, y de la perversión y corrupción oculta y evidente.
¡Oh Al-lah! Perdónanos y perdona a nuestros hermanos creyentes que ya fallecieron, y no hagas que en nuestro corazón se encierre el desprecio y el odio por los que han creído en Ti como se debe. Tú eres el más Bondadoso y Misericordioso.