Acerca del artículo

Autor :

عائشة ستاسي

Fecha :

Sun, Aug 14 2016

Categoría :

La otra vida

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Diálogos en el Paraíso y el Infierno

 

Diálogos en el Paraíso y el Infierno
حوارات في الجنة والنار

اللغة الإسبانية
        
Aisha Stacey
عائشة ستاسي


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Diálogos en el Paraíso y el Infierno
            


Hablando con los ángeles
Lo que nuestros compañeros de toda la vida nos dirán cuando entremos a nuestra morada eterna.
Comenzamos con una nueva serie de artículos acerca de las conversaciones que tienen lugar en el Paraíso y en el Infierno. Es de esperar que, al recordarnos a nosotros mismos lo que se nos ha descrito del Paraíso, los Jardines Celestiales, y del Infierno, estaremos en capacidad de experimentar e imaginar los eventos que tendrán lugar cuando nos encontremos cara a cara con nuestra morada en el Más Allá.
¿Por qué Dios nos da una idea sobre estas conversaciones? El Corán está lleno no solo con descripciones de los Jardines Celestiales y del Infierno, sino con conversaciones, diálogos, discursos y discusiones intelectuales. Cuando escenarios similares se repiten una y otra vez, es una señal de que Dios nos dice “¡pongan atención!” Por lo tanto, corresponde a nosotros hacer precisamente eso, poner mucha atención, ya sea con la esperanza de la morada dichosa conocida como Jardines Celestiales, o buscando protegernos de los fuegos del Infierno. La información se repite una y otra vez a fin de hacernos pensar largo y tendido.
En los siguientes artículos daremos una mirada a las diversas categorías de conversaciones. Las conversaciones de los ángeles con la gente de los Jardines Celestiales y del Infierno, con los miembros de sus familias, y las conversaciones que Dios tiene con la gente tanto de los Jardines Celestiales como del Infierno. Además de esto, miraremos lo que la gente tanto de los Jardines Celestiales como del Infierno, se dicen unos a otros en sus diálogos internos. Comencemos con las conversaciones entre los ángeles y la gente del Más Allá.

Conversando con los ángeles
Los ángeles moran entre los seres humanos desde nuestro comienzo hasta el final. Ellos son responsables de insuflar las almas en los fetos, registran nuestras obras malas y buenas, y extraen las almas de nuestros cuerpos en el momento de la muerte. Al entrar en nuestra morada eterna, nuestra vida futura, ellos están con nosotros y vamos a poder conversar con ellos.

La gente de los Jardines Celestiales
La morada eterna de los que han vivido sus vidas con paciencia ante la adversidad y han luchado por ser rectos en momentos tanto de dificultad como de facilidad, es la de los Jardines Celestiales, conocida como Yana. Cuando la gente que va a pasar la eternidad en el Paraíso entra a su nuevo hogar, los ángeles le dan la bienvenida. Ellos son los porteros de los Jardines Celestiales y dirán: “¡Entra aquí en paz, debido a tu paciencia!” Los Jardines Celestiales es un lugar de serenidad eterna y de satisfacción total.
Pero quienes hayan tenido temor de su Señor, serán conducidos al Paraíso en grupos, y cuando lleguen a él, serán abiertas sus puertas y sus [ángeles] guardianes les dirán: “Con ustedes sea la paz, bienvenidos. Ingresen en él por toda la eternidad”. (Corán 39:73)
Toda sensación de lesión o dolor será removido de sus corazones. Ellos responderán a los ángeles alabando a Dios, y la conversación continúa.
“¡Alabado sea Dios, Quien nos guio!, y no hubiéramos podido encaminarnos de no haber sido por Él. La promesa con la que vinieron los Mensajeros de nuestro Señor era verdad”. Se les dirá: “Éste es el Paraíso que han heredado [en recompensa] por lo que solían obrar”.  (Corán 7:43)

La gente del Infierno
Las conversaciones que tendrán lugar entre la gente del Infierno y los ángeles serán completamente distintas. Los moradores del Fuego tendrán una experiencia totalmente diferente. En lugar de esperar ansiosamente ser ingresados a su morada eterna, la gente destinada al Infierno tendrá que ser conducida arrastrada por los ángeles a cargo del fuego. A medida que las personas sean arrojadas a él, los ángeles dirán: “¿Acaso no les llegó un amonestador?”
“Cada vez que un grupo sea arrojado en él, sus guardianes les preguntarán: “¿Acaso no se les presentó un amonestador?” Dirán: “Sí, se nos presentó un amonestador, pero lo desmentimos diciendo: Dios no ha revelado nada y estás en un gran error”. Y agregarán: “Si hubiéramos oído o reflexionado, no estaríamos ahora con los condenados al Fuego”. (Corán 67:8-10)
Sin embargo, esta no fue la primera vez que estos moradores del fuego llevaron una conversación con los ángeles. Cuando el ángel de la muerte y sus asistentes se reúnen para extraer las almas de esta gente, les preguntan enfáticamente: ¿Dónde están ahora aquellos que adoraste además de Dios? Porque en esta etapa de la vida de una persona, sus ídolos brillan por su ausencia.
“Cuando se les presenten Mis [ángeles] Enviados para tomar sus almas les dirán: “¿Dónde están aquellos [ídolos] que invocaban en vez de Dios?” Ellos responderán: “Nos han abandonado”, y atestiguarán contra sí mismos haber sido incrédulos”.  (Corán 7:37)
Después de cierto período de tiempo, los moradores del Infierno comienzan a perder toda esperanza. Ellos le han estado pidiendo a Dios, pero no reciben respuesta alguna, así que comienzan a rogarle a los ángeles, los porteros. Llama a tu Señor, les dicen, y pídele que aligere nuestro castigo. Los ángeles les responderán con palabras que aumentarán su decepción.
“Quienes están en el tormento dirán a los [ángeles] guardianes del Infierno: “Rueguen a su Señor para que nos alivie el castigo [aunque sea] un solo día”. Dirán [los ángeles]: “¿Acaso no se les presentaron Mensajeros con milagros evidentes?” Responderán: “Claro que sí [pero no les creímos]”. Les dirán entonces [los ángeles]: “Rueguen ustedes.” (Corán 40:49-50)

 

Diálogos y discusiones

La gente del Paraíso y los moradores del Infierno: Más conversaciones en cada grupo y entre ambos grupos

Conversaciones entre la gente del Paraíso y la gente del Infierno
El diálogo que tiene lugar entre la gente del Paraíso y la gente cuya morada es el Infierno se menciona en varios lugares del Corán. Cuando leemos y meditamos sobre estas aleyas, nos incumbe reflexionar y tratar de aprender algo del desespero de aquellos que enfrentan los horrores del infierno. Debemos probar su pánico y aprender de sus errores. Leer sobre ellos en el Corán nos permite experimentar algo de su dolor, pero también nos permite ver con qué facilidad podemos evitar este destino.
“[Ellos estarán] en jardines y se preguntarán unos a otros acerca de [la situación] de los criminales. Y les preguntarán: “¿Qué fue lo que los llevó al fuego del Infierno?” Ellos responderán: “Fue que no cumplíamos con la oración, no dábamos de comer al pobre, nos entreteníamos difamando [la revelación] junto a quienes retuercen la lógica para negar la verdad, y desmentíamos la existencia del Día del Juicio hasta que nos alcanzó la muerte [y con ella la certeza]”. (Corán 74:40-47)
La gente del Paraíso dirá a la gente del Fuego: “Hemos encontrado lo que nuestro Señor nos había prometido. ¿Acaso no están ustedes padeciendo el castigo que su Señor les había advertido?” Responderán: “¡Sí!” (Corán 7:44)
La gente del Fuego implorará a la gente del Paraíso: “Dennos un poco de agua o algo [para comer] de lo que Dios les ha proveído”. Responderán: “Dios ha vedado esas cosas a los que se negaron a creer”. (Corán 7: 50)
Queda claro que el sufrimiento de quienes están en el Infierno es aún mayor debido a que pueden ver y escuchar las bendiciones otorgadas a los moradores del Paraíso.

Conversaciones que tienen los habitantes del Paraíso entre ellos
Las Palabras de Dios en el Corán nos dicen que los moradores del Paraíso se preguntarán unos a otros acerca de sus vidas pasadas.
Y [los bienaventurados] se preguntarán unos a otros. Dirán: “Cuando estábamos viviendo junto a nuestra familia, teníamos temor, pero Dios nos agració y nos preservó del tormento del Fuego.” (Corán 52:25-27)
La mayoría de las aleyas que describen las conversaciones entre la gente del Paraíso, confirman que ellos continuarán con su comportamiento recto alabando y agradeciendo a Dios por las bendiciones que Él les ha otorgado. Aunque habían creído en la veracidad de la promesa de Dios y se comportaron consecuentemente, la suprema magnificencia del Paraíso los abruma con gratitud.
Y dirán: “¡Alabado sea Dios, que ha hecho desaparecer toda causa de tristeza! Nuestro Señor es Absolvedor, Recompensador. Nos recompensó con la morada eterna, y por Su gracia no padeceremos allí cansancio ni fatiga”. (Corán 35:34-35)
Exclamarán: “¡Alabado sea Dios!, Quien cumplió Su promesa y nos hizo heredar la tierra del Paraíso, para establecernos donde queramos. ¡Qué excelente la recompensa de los que obraron el bien!” (Corán 39:74)


Conversaciones de los moradores del Infierno entre ellos
Cuando la gente destinada a pasar la eternidad en el Infierno ha sido conducida al fuego, se sentirá sorprendida de que las personas o ídolos en los que había confiado y que había seguido no son capaces de ayudarle. Los líderes, que en el Corán son llamados los arrogantes, admiten a sus seguidores más débiles que ellos mismos estaban desviados. Por lo tanto, cualquier persona que los haya seguido, los siguió a una vida carente de misericordia.
Y comenzarán a reclamarse unos a otros. Dirán [a sus ídolos]: “Ustedes, con su poder, nos forzaron a seguirlos”. Pero [los ídolos] responderán: “No, simplemente no creyeron [en Dios y nos idolatraron], pues nosotros no teníamos poder alguno sobre ustedes [y eligieron libremente la incredulidad]; eran transgresores. Hoy se cumple la amenaza que Nuestro Señor nos hizo, y sufriremos el castigo [por nuestra incredulidad]. Nosotros solo los sedujimos y ustedes nos siguieron, desviándose igual que nosotros”. (Corán 37:27-32)    
[El Día de la Resurrección] saldrán de sus tumbas para comparecer ante Dios, y los más débiles dirán a los soberbios [líderes de la incredulidad]: “Nosotros fuimos sus seguidores [en la vida mundanal]. ¿Nos librarán ahora del castigo de Dios?” Dirán: “Si Dios nos hubiera guiado los habríamos conducido por el camino recto. Lo mismo da que nos desesperemos o que tengamos paciencia; hoy no podremos escapar del castigo.” (Corán 14:21)
Y cuando se decida el asunto, es decir, quién está destinado al Paraíso y quién está destinado al Infierno, el ocupante más infame y notorio del Infierno, Satanás, revelará él mismo una gran verdad. Es una verdad y un escenario que Dios nos revela en el Corán, pero que la gente no se toma en serio: Que él, Satanás, fue un mentiroso, que jamás tuvo intención de cumplir sus promesas, sus promesas eran vanas y vacías, y que él mismo creía en Dios.
Cuando todos hayan sido sentenciados, el demonio dirá: “La promesa que Dios les hizo era verdadera, en cambio yo les hice promesas que no cumplí. Yo solo tenía poder para seducirlos mediante susurros, pero fueron ustedes quienes me siguieron. No me culpen ahora, sino que repróchense a ustedes mismos. Yo no puedo socorrerlos en nada ni tampoco ustedes a mí, y hoy me desentiendo de que me hayan asociado [a Dios]”. Los opresores recibirán un castigo doloroso. (Corán 14:22)

En lo sucesivo jamás estaré enojado con ustedes

Conversaciones con los miembros de la familia, diálogos internos, y cómo reacciona Dios ante la gente del Más Allá.
Diálogos internos
Cuando el asunto ha sido decidido, y la gente del Infierno ha sido alejada, y la gente del Paraíso ha entrado en el jardín, cada grupo de personas hablará entre sí. Sus vidas en el mundo no han sido olvidadas y ambos grupos tienen una eternidad para mirar atrás y analizar por qué, por qué estoy sufriendo o por qué tengo derecho a este lujo. El asunto ha sido decidido, el poco tiempo que se gastó en la vida de este mundo ha terminado y la vida eterna ha comenzado.
Dios les preguntará: “¿Cuántos años han permanecido en la Tierra?” Responderán: “Permanecimos un día o menos aún. Mejor pregúntale a los [los ángeles] encargados de llevar la cuenta [pues no estamos seguros]”. (Corán 23:112-113)
Sabemos que tanto los habitantes del Paraíso como los del Infierno se cuestionarán unos a otros, sin embargo, ¿qué se dirán estos últimos a sí mismos, cómo se sentirán, despojados, solos y abandonados? Dios nos dice que van a suspirar con miedo y frustración. Es difícil para nosotros imaginarlo, pero sabemos que parecen perder la esperanza.
“Los desdichados estarán en el Infierno, donde se oirán sus alaridos y sollozos.” (Corán 11:106)
“Dios maldice a los que rechazan el Mensaje y les ha preparado el Infierno. Estarán en él por toda la eternidad; no encontrarán quién los proteja ni los auxilie. El día en que sus rostros se hundan en el fuego del Infierno, dirán: “¡Ojalá hubiéramos obedecido a Dios y al Mensajero!”  (Corán 33:64-66)
Cuando la gente del Infierno reflexiona sobre por qué aquellos a quienes siguieron en este mundo no tienen capacidad de ayudarlos en su sufrimiento, en ello hay una lección que debemos aprender. En el Corán y en las tradiciones del Profeta Mujámmad, podemos leer y ver con nuestra imaginación cómo podría ser potencialmente nuestra propia situación.
¡Qué contraste y qué delicia será para quienes entraron en el Paraíso! Ellos tendrán el placer extremo de ver a Dios, esto es algo que se le niega a la gente del Infierno. “Ese día no podrán ver a su Señor.”  (Corán 83:15)

La gente del Paraíso y los moradores del Infierno conversan con los miembros de sus familias
No hay muchas aleyas coránicas ni tradiciones del Profeta Mujámmad (Dios lo bendiga) que nos muestren conversaciones que tengan lugar entre la gente en sus moradas eternas con los miembros de sus familias. Sin embargo, hay evidencias que muestras que ellos efectivamente recordarán sus vidas en este mundo y pensarán en sus familiares.
Y [los bienaventurados] se preguntarán unos a otros. Dirán: “Cuando estábamos viviendo junto a nuestra familia, teníamos temor, pero Dios nos agració y nos preservó del tormento del Fuego. A Él le suplicábamos, pues Él es el Bondadoso, el Misericordioso”. (Corán 52:25-28)

 

Conversaciones entre Dios y los habitantes del Infierno
Las conversaciones que encontramos entre Dios y la gente del Infierno no son numerosas. Hallamos más fácilmente aleyas del Corán en las que los moradores del Infierno conversan entre ellos o con los ángeles que guardan las puertas del Infierno. Sin embargo, hay una conversación que llama la atención y que debe quedar clara en nuestras mentes, de modo que podamos protegernos de escuchar jamás estas palabras terribles. Se les dirá a los habitantes del Infierno:
“¡Oh, Señor nuestro! Sácanos de él [y retórnanos a la vida], y si reincidimos [en la incredulidad] entonces sí seremos injustos.” Dios les dirá: “Permanezcan en él [humillados], y no vuelvan a hablarme”. (Corán 23:107-108)

Conversaciones entre Dios y la gente del Paraíso
En las tradiciones del Profeta Mujámmad nos encontramos con una conversación muy emotiva entre Dios y la última persona en salir del tormento del Infierno por la misericordia de Dios. Se invita a este hombre a entrar al Paraíso y así él va a ir hacia allá pensando que el Paraíso ya está lleno. El hombre regresará ante Dios y le dice: “Mi Señor, he encontrado el Paraíso lleno,” y Dios le responderá: “Ve y entra al Paraíso, porque allí tienes algo diez veces mejor que el mundo y todo lo que hay en él.” El Profeta Mujámmad dijo: “Ese es aquel con el estatus más bajo entre la gente del Paraíso”.
A otro hombre, Dios le preguntará si tiene todo lo que desea, y él le responderá a su Señor diciéndole: “Sí, pero me gustaría hacer crecer cosas.” Así que irá y plantará sus semillas, y en un parpadeo estas crecerán, madurarán, serán cosechadas y apiladas como montañas.
Terminaremos nuestra serie de tres partes con un dicho muy hermoso, con la esperanza de que todos y cada uno de quienes lean o escuchen esta conversación, al final de sus días y al inicio de su Más Allá, sean parte de la misma.
Dios le dirá a la gente del Paraíso: “¡Oh, gente del Paraíso!” Ellos responderán: “Aquí estamos, Señor nuestro, y todo lo bueno está en Tus manos.” Dios dirá: “¿Están satisfechos”? Ellos responderán: “¿Cómo no habríamos de estar satisfechos, cuando nos has concedido lo que no le has concedido a nadie más de Tu creación?” Él dirá: “¿No he de otorgarles nada mejor que eso?” Ellos dirán: “¡Oh, Señor nuestro! ¿Qué puede ser mejor que esto?” Dios dirá: “Pues les concedo Mi complacencia y de aquí en adelante jamás me enojaré con ustedes.”