JESÚS (CON ÉL SEA LA PAZ) EN EL CORÁN

JESÚS (CON ÉL SEA LA PAZ) EN EL CORÁN

JESÚS (CON ÉL SEA LA PAZ) EN EL CORÁN
عيسى عليه السلام في القرآن الكريم باللغة الإسبانية


Abd Ar-Rahman Ash-Sheha


Traducción
Isa García
 
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En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso
Es importante para nosotros antes de ingresar sobre el tema de Jesús en el Sagrado Corán, con él sea la paz, hacer una introducción que explique los comienzos de la creación, el origen de la humanidad, el porqué de la misma, la imperiosa necesidad del alimento espiritual que garantiza la estabilidad psicológica y la tranquilidad del corazón, ya que dicha estabilidad y armonía está representada por una creencia que organiza los asuntos y sociedades, direccionando las ideas, orientando sus aspiraciones a través de la legislación que asegura el cumplimiento de los derechos, el sostén de la vida, la protección del honor y los bienes. Todo esto no se materializa sino a través de personas que predicaron acerca de Dios, enaltecido sea, y éstos fueron los Profetas y Mensajeros, con ellos sea la paz, como también hubo hombres que predicaron acerca del Sagrado Corán, que es uno de los Libros divinos, el cual fue revelado a Muhammad, con él sea la paz y las bendiciones, el sello de los Mensajeros. Es el último de los Libros revelados, por lo tanto el Mensaje debía ser universal, que beneficiase en todas las épocas y lugares, con contenidos generales que abarcasen todo lo necesario para el ser humano y logre la felicidad en esta vida y la otra, siempre con posibilidades renovadoras, que contribuyan a los diversos progresos cotidianos sobre bases sólidas, pero de las que se pueden deducir reglas para facilitar los asuntos, y darle soluciones a las situaciones complejas que se pueden presentar para algunos al momento de poner en práctica determinados preceptos.
En el Generoso Corán se mencionan una cadena de sucesos en la creación y en el origen del Universo, el desarrollo que se fue dando, todo esto referido con un estilo realista y aceptable para una mente sana, como también para el sentido común, libre de la dependencia de las ideologías ajenas.
El Generoso Corán hace una referencia particular de la creación del universo, el cual delimita un aspecto que habla de los mundos superiores e inferiores, visibles e invisibles, por lo que la razón humana puede comprender el curso real y lógico de todo el cosmos. El Mensajero de Dios (con él sea la paz y las bendiciones) quien transmitió acerca del principio de la creación en el hadiz de ´Imran Bin Al Husain que dijo: Unas personas del Yemen fueron a ver al Mensajero de Dios (con él sea la paz y las bendiciones) y le dijeron: “¡Mensajero de Dios! Vinimos a ti para aprender sobre la religión y para que nos informes acerca del comienzo de la creación”, les dijo: “Estaba Dios y no había absolutamente nadie más (con Él), su trono estaba sobre el agua, y escribió todas las cosas, luego creó los cielos y la Tierra”.
Así les explicó el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones sean con él) algo más importante de lo que habían preguntado, y era la confirmación de la eternidad de Dios, Único, diciéndoles: “Estaba Dios y no había absolutamente nadie más”, es decir: “Dios existió desde siempre, y no había absolutamente nadie más (con Él)”. El beneficio de estas palabras es la confirmación de la eternidad absoluta de Dios, el que existe sin principio, es Dios, glorificado y enaltecido sea, Solo, no comparte este atributo con nada ni nadie de la creación, ya que la divinidad no es tal si alguien comparte y confirma tener algo de Dios, enaltecido sea, en especial, respecto a la eternidad. Dios confirma en el Sagrado Corán que ésta le pertenece solamente a Él, con el concepto general que explica a Su creación que todo este universo fue creado a partir de la nada hacia la existencia, dice Dios, enaltecido sea:
Él es el Primero y el Último, el Manifiesto y el Oculto. Él conoce todas las cosas. (57:3)
Dios es el Primero, el eterno sin principio, Ya estaba desde la eternidad Él solo, no había nada de los mundos con Él, existe pero no como todo lo demás, posee los más sublimes atributos de perfección y belleza, los cuales no tienen semejanza con nada ni nadie de la creación como lo explica Dios al decir:
Es el Originador de los cielos y de la Tierra. Creó cónyuges de entre ustedes mismos [para que encuentren sosiego], y a los rebaños también los creó en parejas, y así es como se multiplican. No hay nada ni nadie semejante a Dios, y Él todo lo oye, todo lo ve. (42:11)
Como también explica Dios, glorificado sea, la imposibilidad de describirlo o alcanzar a comprender cómo es en realidad, para que se le evidencie al siervo la grandiosidad de la divinidad que adora y de esta manera su corazón se colma de temor por Él, y reconoce Su señorío y divinidad. Dios,enaltecido sea, dice explicando esta realidad:
Dios bien conoce el pasado y el futuro, mientras que ellos nunca podrán alcanzar este conocimiento. (20:110)
Todo lo que no sea Dios forma parte de Su creación ya que surgió por Su poder a partir de la nada hacia la existencia, como lo explica Dios en Sus palabras:
Aquel [que los agracia] es Dios, su Señor, el Creador de todas las cosas, no hay nada ni nadie con derecho a ser adorado salvo Él, ¿cómo es que rehúsan [adorarlo a Él y adoran falsas divinidades]? (40:62)
Es parte de la creencia delos musulmanes que Dios crea lo que quiere y hace lo que le place, no se puede detener Su designio, ni impedir sus órdenes, su voluntad es ejecutada, y sus órdenes son irrevocables, como lo explica Dios en Sus palabras:
Tu Señor es Quien crea y elige hacer lo que quiere, y la elección que Él hace no se somete a la opinión de nadie. ¡Glorificado sea Dios! Está por encima de lo que Le asocian. (28:68)
Dios no crea absolutamente nada sin un justo motivo, ni lo deja librado a su suerte. Diosno crea nada en el universo sino consabiduría, para que cumpla una determinada función. Esta sabiduría, o porqué de la creación, puede que la sepamos yentendamos, o puede que no. Laciencia moderna ha confirmado la íntima relación de todo lo vivo de la creación entre unos y otros, lo que se llama cadena alimentaria, también la relación de los seres vivos con el mundo inerte, como así el efecto de la luz, la oscuridad, el sol, la luna, la noche y el día ynosotros. Dios el mejor de los creadores dice:
He creado todas las cosas en su justa medida. (54:49)

 
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LO PRIMERO EN SER CREADO
El Sagrado Corán, que es la palabra de Dios, explica que el principio del universo fue creado sin materia por el designio de Dios, enaltecido sea, por Su voluntad y Su orden, tal como Él lo explica en el Corán:
Originador de los cielos y la Tierra, cuando decreta un asunto dice: “¡Sé!”, y es. (2:117)
El Mensajero Muhammad, con él sea la paz y las bendiciones, explicó que el agua fue lo primero en ser creado por Dios, y es el origen de otros seres creados. Dios creó el agua por su designio sin origen alguno, pero hizo que fuera el origen de todos los seres vivos. Dijo: “Toda cosa fue creada a partir del agua” Registrado por Ibn Hibbán.

LA CREACIÓN DE LOS CIELOS Y LA TIERRA
Dios informa en el Corán que creó siete cielos y siete tierras en seis días sin que lo tomase el cansancio o extenuación alguna, dice:
Creé los cielos y la Tierra y todo cuanto existe entre ambos en seis eras, sin sufrir cansancio. (50:38)
Con Su poder, glorificado y enaltecido sea, creó las cosas en un parpadeo o aún menos tiempo, como lo explica diciendo:
Dios conoce los secretos de los cielos y de la Tierra. La Hora [del Día del Juicio] llegará tan rápido como un abrir y cerrar de ojos, o más rápido aún. Dios tiene poder sobre todas las cosas. (16:77)
Se dice: ¿Por qué creó las cosas en un instante pudiendo decir ¡Sea! Y es? Ibn Al Jawzi dijo al respecto, que existen algunos porqués en esta sabiduría:
Primero: Quiso que sucedieran los hechos en diferentes días para que los ángeles y quienes lo presenciaran apreciasen Su grandiosidad.
Segundo: La confirmación de lo que creó para Adán y su descendencia antes de ser creados, y lo más destacado era para que los ángeles entendieran su importancia en su creación y hacerle un saludo reverencial.
Tercero: La velocidad es lo más notable en el poderío divino, y crear las cosas más lentamente es una prueba de Su sabiduría, quiso manifestar Su sabiduría por una parte y por otra, Su poderío al decir:
Cuando decreto algo, digo: “¡Sé!” Y es. (16:40)
Cuarto: Les enseñó a Sus siervos confirmar la información que reciben, si quien posee conocimiento debe hacerlo, mucho más aún quien no lo posee.
Quinto: Es una forma pausada en la creación, gradual, no por azar.
Otra sabiduría, la menciona el sabio Al Qurtubi, que Dios lo guarde en Su misericordia, en su Tafsir Al-Yami´ Li Ahkam Al Quran (Interpretación: “Compilación de normas del Corán). En donde dice: “Creó (el universo) en seis días porque cada cosa tiene su tiempo. Esto explica el hecho de dejar de corregir a los pecadores mediante el castigo inmediato, justamente porque cada cosa tiene su lapso”.
En el Sagrado Corán se detalla la creación de los cielos y la tierra cuando Dios dice:
Diles: “¿Cómo es que no creen en Quien creó la Tierra en dos días e inventan ídolos a los que adoran como si tuvieran poderes igual que Él? Él es el Señor del universo. Dispuso sobre la Tierra montañas firmes, la bendijo y determinó el sustento en cuatro eras completas, para los que preguntan. Luego se dirigió al cielo, el cual era nebuloso, y le dijo al cielo y a la Tierra: ‘¿Vendrán a mí de buen grado o por la fuerza?’ Respondieron: ‘Iremos a Ti de buen grado’. Creó siete cielos en dos días, y le inspiró a cada cielo su función. Embelleció el cielo de este mundo con estrellas luminosas, como protección. Éste es el decreto del Poderoso, el que todo lo sabe”. (41:9-12)
Dijo Sayed Qutub en su libro “Bajo la sombra del Corán”: “En dos de estos días Dios creó la Tierra, en otros dos las montañas, decretó el sustento, dispuso la bendición y completó con esto los cuatro días. Indudablemente son días de Dios, Quien sabe bien cuánto duraron, y no son días como se cuentan en este mundo. En los días que creó primero la Tierra, luego las montañas, decretó el sustento, son días que no tenemos parámetros conocidos para medirlos o compararlos, pero sí sabemos que son muchísimos más largos que los días conocidos de esta vida; lo más cerca que podemos imaginarnos acorde a donde llegan nuestros conocimientos, es que el tiempo que transcurrió la Tierra fueron etapas sucesivas hasta que se estableció, se endureció su corteza y luego se hizo posible la vida que conocemos.”


LA SABIDURÍA Y EL PORQUÉ DE LA CREACIÓN DEL SER HUMANO
Aquí deviene la respuesta a una pregunta razonable y lógica: ¿Cuál es el motivo de la creación del ser humano, quien fue honrado por Dios, concediéndole la capacidad de utilizar responsablemente todo lo que existe en la creación? ¿Cuál es el objetivo de su creación?
El Generoso Corán explica la sabiduría que encierra la creación del ser humano en forma clara, para no dejar lugar a conjeturas ni especulaciones. El Sagrado Corán explica que fuimos creados por un motivo grandioso, por el cual Dios creó los cielos y la Tierra, por el cual creó el Paraíso y el Infierno. Este es la adoración de Dios, Uno y Único, sin copartícipes, como lo explica con Sus palabras:
No he creado a los yinnes y a los seres humanos sino para que Me adoren. No pretendo de ellos ningún sustento ni quiero que Me alimenten, ya que Dios es el Sustentador, el Fuerte, el Firme. (51:56-58)
La vida no es como opinan los ateos y los materialistas (cuya doctrina se basa en la creencia de la perpetuidad de la materia), que no habrá Resurrección, ni cómputo de las obras, ni castigo, sino, que piensan que todo se remite a vida y muerte y nada más luego de ella, como Dios explica acerca de ellos:
Dicen: “Solo existe esta vida. Viviremos y moriremos una sola vez. El tiempo es quien acaba con nosotros”. Pero no poseen un conocimiento certero sobre lo que dicen y no hacen más que conjeturar. (45:24)
Qué difícil para una persona llevar una vida con esta ideología, qué duro para quien piensa de esta manera, porque al igual que se necesitan saciar las necesidades físicas, también las necesidades espirituales, lo cual no se puede alcanzar salvo a través de conocer a Dios, y esto no se consigue sino a través de conocer el mensaje que trajeron los profetas.
El ateísmo y la negación de la Resurrección no son palabras que surgieron en esta época, sino que son ideas transmitidas desde la antigüedad, de generación en generación, captadas por aquellos a quienes Dios encegueció sus ojos y no pueden ver la Verdad, decretó para ellos el desvío debido al rechazo por la guía divina y dejarse llevar por la suposición en asuntos donde no hay lugar para conjeturas. Dios dice:
Y les envié un Mensajero de entre ellos [que les dijo]: “Adoren solamente a Dios, ya que no existe otra divinidad salvo Él. ¿Es que no van a tener temor [de Dios]?” Pero [nuevamente] los magnates de su pueblo que no creyeron y desmintieron el Día del Juicio, a pesar de que les había concedido una vida llena de riquezas, dijeron [a los más débiles]: “Éste es un mortal igual que ustedes, come lo que comen y bebe lo que beben. Si obedecen a un ser humano como ustedes, serán unos perdedores. ¿Acaso les promete que luego de que mueran y sean polvo y huesos, van a ser resucitados? ¡Qué lejos está de la realidad lo que él les promete! No hay otra vida más que la mundanal; vivimos, morimos y jamás seremos resucitados”. (23:32-37)
Los seres humanos al principio constituían una sola nación, unidos, sin discrepancia, esto se debía a que eran una sola sociedad con un número limitado de personas, pero luego que los hijos de Adán se multiplicaron y se les hizo estrecha la vida en dicha sociedad, muchos se vieron obligados a trasladarse y viajar por la Tierra, para procurarse el sustento. El Corán explica esta realidad:
La humanidad conformaba una sola nación, pero luego discreparon y se dividieron. Si no fuera por el designio de tu Señor, ya habrían sido juzgados. (10:19)
El resultado de esta separación de la gente y diseminación por la Tierra fue la diversificación  de los idiomas y las costumbres, además, el alejamiento de la fuente de la creencia primigenia. Por la misericordia divina con la humanidad es que no castiga a nadie salvo después de haberles enviado Mensajeros que les guiasen, y los prevenían del camino del desvío, por ello, no hay nación sin que en alguna época le llegase el Mensaje y un Mensajero, así lo explica claramente Dios, bendito y enaltecido sea, con Sus palabras:
Te he enviado con la Verdad, como albriciador y amonestador; no hubo ninguna nación a la que no se le haya enviado un amonestador. (35:24)
Dios glorificado y enaltecido sea, enviaba los Mensajeros y los Profetas de tiempo en tiempo, para que la gente regresase a la fe monoteísta, a su Señor, a su correcta adoración, luego que se habían apartado de su doctrina. Todos, desde el primero al último, transmitieron el mismo mensaje, es decir, el monoteísmo puro, que Dios es Uno y Único, a Quien se debe adorar, en Quien creer y recordar, obrar acorde a esta fe, y no creer en todo lo que implique adoración a otro en vez de Dios, porque Él dice:
Envié a cada nación un Mensajero [para que los exhortara a] adorar a Dios y a rechazar la idolatría. Algunos de los pueblos fueron guiados por Dios, y a otros se les decretó el extravío. ¡Viajen por el mundo y observen cual fue el destino de quienes desmintieron [Mis signos]! (16:36)
Estos Mensajeros fueron enviados por Dios, glorificado y enaltecido sea, para que la gente no tuviese argumentos ante Dios después de la venida de dichos Mensajeros, como lo informa el Creador:
A los Mensajeros los envié como anunciadores de albricias y como amonestadores, para que [la humanidad] no tuviera argumento alguno ante Dios [por haber rechazado el mensaje]. Dios es Poderoso, Sabio. (4:165)
Sabiendo que todos los Mensajeros y Profetas eran seres humanos que no poseían en absoluto atributos divinos no hubo ninguna diferencia entre ellos y las demás personas salvo que Dios los preservó del error en cuanto a la transmisión de Su Mensaje y que los particularizó con determinados milagros para que sus pueblos les creyesen y supiesen sobre la verdad de sus Mensajes y profecías. Dios, enaltecido sea, dice:
Todos los Mensajeros que envié antes de ti [¡oh, Muhámmad!] se alimentaban y caminaban por el mercado [procurando su sustento]. Los ponemos a prueba unos con otros, para que se evidencie quién es paciente. Tu Señor lo ve todo. (25:20)
Dios explica que tuvieron esposas y descendencia, para que nadie piense que eran diferentes a los demás seres humanos. Dios, enaltecido sea, dice:
He enviado a otros Mensajeros antes de ti, y les concedí esposas e hijos. Ningún Mensajero podría presentar un milagro salvo con el permiso de Dios. Cada asunto está registrado en un Libro. (13:38)
No poseían divinidad ni señorío, no tenían poder sobre la creación, no podían hacer nada por ellos mismos ni por nadie, es decir, perjudicar o beneficiar (que son atributos divinos), dar la vida, la muerte, o resucitar a alguien. dice Dios, enaltecido sea, informando acerca de su Mensajero Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones):
Diles [oh, Muhámmad]: “No poseo ningún poder para beneficiarme ni perjudicarme a mí mismo, salvo lo que Dios quiera. Si tuviera conocimiento de lo oculto tendría abundantes bienes materiales y no me alcanzaría nunca un mal. Yo solo soy un amonestador y albriciador para la gente que cree”. (7:188)

LA CREACIÓN DE ADÁN, EL PADRE DE LA HUMANIDAD
En su sabiduría y voluntad, Dios dispuso en la Tierra quien viviese en ella, la utilizara con responsabilidad, se reprodujese y garantizase por la sabiduría divina su continuidad en la Tierra, para que la vida sea una morada de pruebas y se evidencie quién es el siervo que verdaderamente obedece y el que no; quién es el creyente y quién el incrédulo desagradecido. Dice Dios, enaltecido sea:
Y [menciona, oh, Muhámmad] cuando tu Señor le dijo a los ángeles: “He de establecer en la Tierra a quien la herede”, dijeron: “¿Pondrás en ella a quien la corrompa [devastándola] y derrame sangre siendo que nosotros te glorificamos y santificamos?” Dijo: “Yo sé lo que ustedes ignoran”. (2:30)
Este ser fue Adán (con él sea la paz), el padre de la humanidad, dentro del universo, la última creación de Dios, bendito y enaltecido sea.
Fue creado un día viernes tal como lo explicó el Mensajero de Dios (con él sea la paz y las bendiciones): “El mejor día en el que sale el sol es el día viernes, en él fue creado Adán, ese día fue ingresado al Paraíso, un viernes fue expulsado de allí, y el Día del Juicio no tendrá lugar sino un viernes”.
Por eso es que Dios eligió para los musulmanes el día viernes, para sea una fiesta semanal. Por el rango de Adán ante Dios, les ordenó a los ángeles que le hicieran un saludo reverencial, ennobleciéndolo así y reconociendo su importancia al crearlo, insufló en él su espíritu, y todos los ángeles obedecieron la orden divina, excepto Iblís (el demonio), que desobedeció a Dios y se negó a hacer el saludo reverencial por la envidia y soberbia que sentía en su interior hacia esa creación que Dios había ennoblecido. Nos informa el Altísimo al respecto en el Sagrado Corán:
Recuerda [¡oh, Muhámmad!] cuando tu Señor dijo a los ángeles: “Voy a crear un hombre de barro. Y cuando lo haya plasmado y haya soplado en él su espíritu, hagan una reverencia [en obediencia a Mí] ante él”. Todos los ángeles hicieron la reverencia. Excepto Iblís, quien fue soberbio y se contó entre los incrédulos. Dijo Dios: “¡Iblís! ¿Qué te impide hacer una reverencia ante lo que creé con Mis dos manos? ¿Te niegas a hacerlo por soberbia o porque te crees un ser superior?” Dijo [Iblís]: “Yo soy superior a él. A mí me creaste de fuego, mientras que a él lo creaste de barro”. Dijo Dios: “Sal de aquí, pues te maldigo. Y esta maldición pesará sobre ti hasta el Día del Juicio”. Dijo [Iblís]: “¡Oh, Señor mío! Permíteme vivir hasta el Día de la Resurrección”. Dijo Dios: “Te concedo la prórroga que Me pides, hasta el día cuyo término está prefijado”. Dijo [Iblís]: “¡Juro por Tu poder que los descarriaré a todos, excepto a quienes de Tus siervos hayas protegido!” Dijo Dios: “La verdad es [lo que he jurado], y la verdad declaro: He de llenar el Infierno contigo y todos los que te sigan”. (38:71-85)
La creación de los cielos y de la Tierra precedieron a la creación de Adán (con él sea la paz). En Su sabiduría Dios quiso que tuviera descendencia con su esposa Eva. Dios, glorificado sea, dispuso que el ser humano pudiera utilizar y beneficiarse de toda la creación, para desarrollar una vida digna. Dios dice al respecto:
¿Acaso no ven que Dios puso al servicio de ustedes cuanto hay en los cielos y en la Tierra, y los colmó de Sus bendiciones, algunas de las cuales ven y otras no? A pesar de esto, entre la gente hay quienes discuten acerca de Dios sin conocimiento, guía ni libro revelado. (31:20)
Para que sea también un sitio de reflexión y meditación que lo condujese a conocer al Creador. Dice Dios, enaltecido sea:
En la creación de los cielos y de la Tierra, y en la sucesión de la noche y el día, hay signos para los dotados de intelecto, que invocan a Dios de pie, sentados o recostados, que meditan en la creación de los cielos y la Tierra y dicen: “¡Señor nuestro! No has creado todo esto sin un sentido. ¡Glorificado seas! Presérvanos del castigo del Fuego. (3:190-191)

LA EXPULSIÓN DE ADÁN, SU ESPOSA (CON AMBOS SEA LA PAZ) E IBLÍS DEL PARAÍSO
Luego que Iblís desobedeciera a su Señor la orden de hacer un saludo reverencial ante Adán, Dios decretó la desdicha para él y la expulsión del Paraíso, pero Iblís le prometió a Dios desviar a la humanidad, apartarlos del camino correcto debido a la envidia que sentía en su interior hacia ellos como ya lo había sentido por su padre Adán. Dios nos narra este suceso en el Corán:
He creado al ser humano de arcilla, un barro maleable. Y al yinn lo había creado ya antes de fuego. [Recuerda] cuando tu Señor dijo a los ángeles: “Voy a crear un ser humano de arcilla, de barro maleable. Cuando lo haya completado e insuflado en él el espíritu que he creado para él, hagan una reverencia [en honor a Mí] ante él”. Todos los ángeles hicieron la reverencia, excepto Iblís, que se negó a ser de quienes hicieron la reverencia. Dijo [Dios]: “¡Oh, Iblís! ¿Por qué no te cuentas entre quienes hicieron la reverencia?” Dijo: “No he de hacerla ante un ser humano [que es inferior a mí], al que has creado de arcilla, de barro maleable”. Dijo [Dios]: “Sal de aquí, pues te maldigo. Serás maldito hasta el Día del Juicio”. Dijo: “¡Oh, Señor mío! Tolérame hasta el Día de la Resurrección”. Dijo: “Te concedo la prórroga que me pides, hasta el día cuyo término está definido”. Dijo: “¡Oh, Señor mío! Por haber dejado que me extravíe, los seduciré y descarriaré a todos, excepto a quienes de Tus siervos hayas protegido”. (15:26-40)
La enemistad de Iblís con Adán (con él sea la paz) comenzó en el Paraíso, al inicio de su creación. Lo acechaba para tentarlo a comer del árbol que Dios le había prohibido que comiese porque eso los haría merecedores de ser expulsados del Paraíso, tanto a él como a su esposa, de sus delicias y de los placeres que disfrutaban.
Finalmente Iblís pudo seducir a Adán (con él sea la paz) y este comió del árbol. Lamentándose por su desobediencia, reconociendo su error le pidió perdón a Dios y Él aceptó su arrepentimiento, pero el resultado de su falta fue ser expulsado del Paraíso junto con su esposa y descender a la Tierra. Dios lo explica diciendo:
[Recuerda] cuando dije a los ángeles: “¡Hagan una reverencia ante Adán!” Todos la hicieron excepto Iblís. Dije: “¡Oh, Adán! Este [el demonio] es un enemigo para ti y para tu esposa; que no los haga expulsar del Paraíso pues serás un desdichado. En el Paraíso no padecerás hambre ni te faltará con qué cubrir tu desnudez, ni tampoco sufrirás sed ni calor”. Pero el demonio lo sedujo diciéndole: “¡Oh, Adán! ¿Quieres que te indique el árbol de la inmortalidad y el poder eterno?” Cuando ambos comieron del árbol, advirtieron su desnudez y comenzaron a cubrirse con hojas del Paraíso. Adán desobedeció a su Señor y cometió un pecado. Más tarde, su Señor lo eligió [como Profeta], lo perdonó y lo guió. Dijo [Dios]: “¡Desciendan del Paraíso [y habiten la Tierra]! Serán enemigos unos de otros. Cuando les llegue de Mí una guía, quienes sigan Mi guía no se extraviarán [en esta vida] ni serán desdichados [en el más allá]. Pero quien se aleje de Mi recuerdo [Mi religión] llevará una vida de tribulación, y el Día del Juicio lo resucitaré ciego. (20:116-124)
Luego de que Dios expulsó a Iblís del Paraíso a la Tierra por su desobediencia a la orden de Dios de hacer el saludo reverencial a Adán, hizo descender a Adán del Paraíso también, por motivo de su desobediencia y comer del árbol que le había prohibido comer. Luego de generaciones de hombres y mujeres sobre la Tierra comenzaron las discrepancias, la idolatría, el alejamiento del plan de vida que Dios había trazado para Adán y su descendencia. Iblís había jurado desviar a la humanidad, y efectivamente pudo descarriar a muchos, apartarlos del camino de Dios. Fue entonces cuando Dios envió a los Profetas y Mensajeros como una misericordia de su parte, para invitar a las personas a que retornasen a la forma de vida correcta, al sendero recto que les garantizaba la felicidad en las dos vidas. Luego de Adán, el primer Mensajero fue Noé (con ambos sea la paz), en su pueblo se había manifestado la idolatría y fue enviado a ellos para que regresen a la verdadera guía. Dios, enaltecido sea, narra la prédica que le hizo a su pueblo:
Dijo Noé: “¡Señor mío! Ellos me han desobedecido y han seguido a aquellos a los que tener bienes materiales e hijos [los ha vuelto soberbios y] se han desviado aún más, [sus líderes] conspiraron contra mí un terrible ardid. Y les dijeron: ‘No abandonen a nuestros ídolos. No abandonen ni a Uadd, ni a Suá’, ni a Iagúz, ni a Ia‘úq ni a Nasr’. ¡Señor mío! Estos [líderes] han extraviado a muchos. ¡Haz que los opresores e injustos se extravíen cada vez más lejos!’” (71:21-24)

LA HUMANIDAD NECESITA DE LOS PROFETAS Y SUS MENSAJES
La humanidad se encontraba en una necesidad imperiosa por los Mensajeros y sus enseñanzas, al igual que la necesidad de comer y beber, necesitaban aprender a través de ellos acerca de su Creador, para que su forma de vida se corrigiese, sus corazones se iluminasen, se encaminasen correctamente sus mentes, para aprender a través de ellos su porqué en la Tierra y la íntima relación de la fe en sus vidas, para no desviarse y caer en obscenidades y pecados, para saber sus derechos y deberes con respecto al Creador, con ellos mismos y con sus semejantes.
Dijo el sabio Ibn Al-Qaiim explicando esta realidad: “Se puede entender la imperiosa necesidad de los siervos por conocer al Mensajero y el mensaje que traía consigo, creer en lo que informaba, obedecerle lo que ordenaba, ya que no existe camino a la felicidad en este mundo ni en el Otro, salvo a través de las enseñanzas de los profetas. No hay forma de saber lo que es bueno o malo detalladamente salvo a través de sus enseñanzas.    
No se puede alcanzar la complacencia de Dios excepto siguiendo sus pasos. Las obras, las buenas palabras y la moral correcta no se alcanza sino a través de los Mensajeros. Ellos son el parámetro firme, pues a través de ellos se diferencian quiénes siguen la guía y quiénes el desvío. La necesidad que tiene el ser humano de la orientación de un Profeta es mayor que la que siente el cuerpo por el alma y el ojo por la luz, todo tiene una determinada necesidad y la del siervo es por los Mensajeros muy por encima de todas las necesidades, pero esto solo lo perciben los corazones vivos.


LA SABIDURÍA QUE ENCIERRA LA ELECCIÓN DE LOS MENSAJEROS Y LOS PROFETAS
El Mensaje y la Profecía son un regalo de Dios, una elección divina con el que agracia a quien Le place de Sus siervos, no está relacionada con la posición de la persona, ni el linaje, pues Dios es Sapientísimo, Conocedor de todo y sabe bien a quién concede Su Mensaje, Dios dice:
Dios selecciona a algunos ángeles como Mensajeros y selecciona algunas personas como Mensajeros. Dios todo lo oye, todo lo ve. (22:75)
No se debe envidiar a los Profetas y Mensajeros de Dios como algunos envidiaron a Jesús (con él sea la paz); el Mensaje es un regalo del Altísimo y se lo otorga a quien Le place. Dice Dios:
¿Es que envidian a la gente porque Dios les ha concedido de Su favor? Porque concedí a la familia de Abraham el Libro y la sabiduría, y les he concedido un dominio inmenso. (4:54)
Algunos Mensajeros fueron distinguidos sobre otros (con ellos sea la paz y las bendiciones) y este es un favor que Dios concede a quien Le place de Sus siervos. Dice en el Corán:
Entre los Mensajeros, distinguí a cada uno con un favor. Entre ellos hay a quienes Dios habló directamente, y otros a quienes elevó en grados. Y concedí a Jesús, hijo de María, las pruebas evidentes y lo fortalecí con el Espíritu Santo [el ángel Gabriel]. Pero si Dios hubiera querido, las naciones que los siguieron no hubiesen combatido entre ellas tras habérseles presentado los Profetas y las evidencias; pero discreparon, y hubo entre ellos quienes creyeron y quienes negaron la verdad. Si Dios hubiera querido no se habrían combatido los unos a los otros, pero Dios obra según Su designio. (2:253)
Los de rango más importante entre los Mensajeros sin duda alguna fueron los cinco de más trascendencia en su labor, ellos son:

Noé (con él sea la paz)
Fue el primer Profeta enviado, luego que la gente había caído en la idolatría y corrompido, olvidando el origen de la legislación que Dios había revelado, convirtiéndose en adoradores de ídolos, como lo explica Dios:
Envié a Noé a su pueblo [diciéndole]: “Advierte a tu pueblo antes de que le llegue un castigo doloroso”. (71:1)
Tomaron como objeto de adoración cinco ídolos, considerándolos sagrados y los veneraban en vez de adorar a Dios, éstos eran: Uadd, Sua´a, Iagúz, Ia´úq y Nasr; en el Sagrado Corán se explica detalladamente:
Dijeron: ‘No abandonen a nuestros ídolos. No abandonen ni a Uadd, ni a Suá’, ni a Iagúz, ni a Ia‘úq ni a Nasr’. (71:23)
Noé (con él sea la paz) era un hombre piadoso, temeroso de Dios, sincero, invitaba a su pueblo a creer, con firmeza, paciencia y perseverancia. Noé utilizó distintos medios para exhortar a su pueblo quienes se burlaban de él y lo desmentían, tal como Dios lo informa:
Dijo Noé: “¡Señor mío! He exhortado a mi pueblo noche y día, pero mi exhortación solo ha servido para que se aparten aún más [de Ti]. Cada vez que les invité a la guía recta para que Tú los perdonaras, se pusieron los dedos en los oídos, se cubrieron [los ojos] con la ropa, se obstinaron y actuaron con soberbia. Además, los llamé abiertamente y les hablé en público y en privado. Y les dije: ‘Pidan perdón a su Señor, porque Él es Indulgente. (71:5-10)
A pesar de ello, Noé (con él sea la paz) continuó invitándolos a creer; pero cuanto más los exhortaba y les recordaba a Dios, más aumentaba el rechazo.
Noé tuvo paciencia y siguió invitándolos a creer en la religión de Dios, pero muy pocos lo siguieron. Los incrédulos perduraron en el desvío. Dios hizo que dejase de llover y los azotó una sequía por lo que Noé (con él sea la paz) los invitó a creer así Dios cesaba de castigarlos, creyeron y el Altísimo dejó de castigarlos, pero luego regresaron otra vez a la incredulidad. Noé pacientemente siguió exhortándolos durante novecientos cincuenta años, pero finalmente Noé (con él sea la paz) se quejó ante su Señor porque su pueblo lo desoía, e invocó a su Señor diciendo:
Dijo Noé: “¡Señor mío! No dejes subsistir sobre esta tierra a quienes niegan la verdad. Porque si los dejas, intentarán por todos los medios extraviar a Tus siervos y no enseñarán a sus hijos sino el pecado y la negación de la verdad. (71:26-27)
Dios respondió su ruego y le ordenó construir un arca. Noé era un experto carpintero, y había sido preparado para ser salvado junto con los creyentes de su pueblo del diluvio. Dios le indicó que reuniera una pareja de cada especie, y luego se desató el diluvio porque Dios le ordenó al cielo que lloviese y a la tierra que hiciese brotar agua. Dios lo explica en el Corán:
Pero antes que ellos ya se había negado a creer el pueblo de Noé. Desmintieron a Mi siervo y dijeron: “Es un demente”, y lo amenazaron. Entonces [Noé] invocó a su Señor: “¡Me han vencido, Te pido ayuda!” Entonces abrí las puertas del cielo con un agua torrencial, también hice brotar agua de la tierra y se encontraron las aguas, por un mandato que había sido decretado. Pero a él lo transporté en una embarcación construida con tablas y clavos, que navegó bajo la protección de Mis ojos. Así recompensé a quien había sido rechazado. Hice que la embarcación se preservara para que fuera un signo. Pero, ¿habrá alguien que reflexione? (54:9.15)
Tuvo tres hijos los cuales eran: Sam, el padre de los árabes, persas y bizantinos, Ham, el padre de los morenos, francos, coptos, indios, sindis, y Iafiz, padre de los turcos, chinos, eslavos y Gog y Magog.

Abraham (con él sea la paz)
El amado de Dios, el padre de los Profetas, nacieron sus hijos Ismael e Isaac (con ambos sea la paz) cuando ya era anciano, de la descendencia de ellos surgieron muchos Profetas, como se explica en el Corán:
¡Alabado sea Dios!, Quien me agració en la vejez con [mis hijos] Ismael e Isaac. Mi Señor escucha bien las súplicas de quienes Lo invocan. (14:39)
Dios lo eligió para transmitir Su Mensaje y le concedió numerosos favores por encima de muchos de la creación. Abraham vivía en un pueblo que le asociaban copartícipes a Dios y adoraban a los astros:
Y recuerda cuando Abraham le dijo a su padre Ázar: “¿Tomas a los ídolos por divinidades? Creo que tú y tu pueblo están en un claro extravío”. Así fue que le mostré a Abraham los milagros de los cielos y de la Tierra, para que fuera de los que creen con certeza. Al llegar la noche vio una estrella y le dijo [a su pueblo]: “¡Este es mi Señor!” Pero cuando desapareció dijo: “No adoro lo que se ausenta”. Luego, al ver la Luna aparecer dijo: “¡Este es mi Señor!” Pero cuando desapareció dijo: “Si no me guía mi Señor, seré de los pueblos extraviados”. Y cuando vio salir el Sol dijo: “¡Este es mi Señor, este es el más grande [de los astros]!” Pero cuando desapareció dijo: “¡Pueblo mío! Yo estoy libre de asociarle, como ustedes, divinidades a Dios. Me consagro a Quien creó los cielos y la Tierra, soy monoteísta puro. No soy de los que Le asocian divinidades a Dios [en la adoración]”. (6:74-79)
Abraham no aceptaba esto y sentía en su naturaleza que había una divinidad mayor que éstos que llamaban dioses los cuales no beneficiaban ni perjudicaban, hasta que Dios lo guio para que Lo conociese y lo eligió para transmitir Su Mensaje. Pero Abraham necesitaba pruebas para darle a su pueblo, para que no quedara lugar a dudas acerca de la necedad que implicaba adorar a otros en vez de Dios:
 [Y] relátales [también, ¡oh, Muhámmad!] la historia de Abraham, cuando dijo a su padre y a su pueblo: “¿Qué adoran?” Respondieron: “Adoramos ídolos, a los que estamos consagrados”. Dijo [Abraham]: “¿Acaso pueden ellos oír sus súplicas? ¿Pueden concederles a ustedes algún beneficio o pueden causarles algún daño?” Respondieron: “No, pero es lo que adoraban nuestros padres [y nosotros simplemente los imitamos]”. Dijo [Abraham]: “¿Acaso no han reflexionado en lo que adoran, tanto ustedes como sus ancestros? Ellos [los que adoran] son mis enemigos, excepto el Señor del Universo, pues él es Quien me ha creado y me guía, Él me da de comer y de beber. Cuando enfermo, Él es Quien me cura. Él es Quien me hará morir y luego me dará vida [resucitándome], de Él anhelo que perdone mis pecados el Día del Juicio. ¡Oh, Señor mío! Concédeme sabiduría y estar entre los justos. (26:69-83)
Abraham (con él sea la paz) continuó invitando a su gente a creer en la unicidad de Dios y a adorarle, dejando de lado todo lo que adoraban en vez de él, pero lo desmintieron, rechazaron su mensaje, intentaron calcinarlo pero Dios lo preservó de ellos, tal como dice Dios en la historia de él con su pueblo:
Dijo [Abraham]: “¿Acaso adoran en vez de Dios lo que no puede beneficiarlos ni perjudicarlos [en lo más mínimo]? ¡Uf, qué perdidos están ustedes y lo que adoran en vez de Dios! ¿Es que no van a reflexionar?” Exclamaron: “¡Quémenlo [en la hoguera] para vengar a sus ídolos! Si es que van a hacer algo”. Pero dijo [Dios]: “¡Oh, fuego! Sé fresco y no dañes a Abraham”. Pretendieron deshacerse de él, pero hice que fueran ellos los perdedores. (21:66-70)
Luego que su pueblo lo desmintiese Dios le ordenó emigrar con su esposa Hayar (Agar) y su hijo Ismael, de cuya descendencia nacería el sello de los Profetas Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) quien fue enviado con un Mensaje para toda la humanidad hasta el Día del Juicio, para que la Casa Sagrada que reconstruyeron juntos fuese la orientación hacia donde se dirigen todos los orantes de oriente u occidente. Así lo explica Dios:
Y [recuerden] cuando Abraham dijo: “¡Señor mío! Haz de esta ciudad [La Meca] un lugar seguro, y beneficia con frutos a los pobladores que creen en Dios y en el Día del Juicio Final”. Dijo [Dios]: “[Pero] al que rechace la verdad lo dejaré disfrutar por un tiempo, y después lo conduciré al castigo del Fuego. ¡Qué pésimo destino!” Y [recuerden] cuando Abraham e Ismael levantaron los cimientos de La Casa, dijeron: “¡Oh, Señor! Acepta nuestra obra. Tú eres el que todo lo oye, todo lo sabe”. “¡Señor nuestro! Haz que nosotros nos entreguemos a Tu voluntad, y que nuestra descendencia también lo haga [como una nación de musulmanes]. Enséñanos nuestros ritos para la peregrinación y acepta nuestro arrepentimiento; Tú eres el Indulgente, el Misericordioso”. “¡Señor nuestro! Haz surgir de entre nuestra descendencia un Mensajero que les recite Tus palabras y les enseñe el Libro y la sabiduría, y los purifique. Tú eres el Poderoso, el Sabio”. (2:126-129)

Moisés (con él sea la paz)
Dios habló con él sin intermediarios, como informa el Altísimo:
Cuando Moisés acudió al encuentro y su Señor le habló, [Moisés] le pidió: “Muéstrate para que pueda verte”. Dijo [Dios]: “No podrías verme. Pero observa la montaña, si permanece firme en su lugar [después de mostrarme a ella], entonces tú también podrás verme”. Y cuando su Señor se mostró a la montaña, ésta se convirtió en polvo y Moisés cayó inconsciente. Cuando volvió en sí exclamó: “¡Glorificado seas! Me arrepiento y soy el primero en creer en Ti”. (7:143)
Es el Mensajero más mencionado del pueblo de Israel en el Sagrado Corán, al punto de estar citado en ciento veintinueve oportunidades, lo cual indica el alto rango de este Profeta.
Dios lo auxilió con dos milagros, uno de ellos su vara que se convertía en una enorme serpiente, el otro, su mano que la introducía en sus prendas y la sacaba blanca y resplandeciente (brillante), y esta era una prueba de su veracidad en la transmisión del Mensaje al Faraón y su pueblo, tal vez fuese un motivo por el cual se encaminasen y creyesen en Dios. Se menciona en el Sagrado Corán:
Dijo Moisés: “¡Oh, Faraón! Soy un Mensajero del Señor del universo. Es un deber para mí transmitirte la verdad acerca de Dios. Te traigo milagros evidentes de tu Señor. Deja ir conmigo a los Hijos de Israel”. Dijo [el Faraón]: “Si has traído un milagro, muéstramelo si eres sincero”. Entonces arrojó su vara, y esta se convirtió en una serpiente real. Luego introdujo su mano por el cuello de su túnica y, al retirarla ante todos los presentes, estaba blanca y resplandeciente. (7:104-108)
Dios lo envió al Faraón y su pueblo para invitarlos a adorar solamente a Dios, Único, dejando de lado todo extravío, luego que se habían desviado y apartado de la religión correcta cayendo en la soberbia y la injusticia, puesto que el Faraón invitaba a su pueblo a adorarlo a él, que realizaran actos de adoración que sólo se le pueden dedicar a Dios, enaltecido sea:
Dijo el Faraón: “¡Oh, corte! No conozco otra divinidad que no sea yo mismo. ¡Oh, Hamán! Enciende el horno para cocer ladrillos de barro, y construyan para mí una torre para que quizás así pueda ver al dios de Moisés, aunque creo que es un mentiroso”. (28:38)
Moisés (con él sea la paz) lo exhortó con sabiduría, con palabras amables, a creer en la unicidad de Dios y a adorarle a Él solamente, pero el Faraón lo combatió y reunió a los hechiceros para que se complotaran contra él, pero Moisés (con él sea la paz) los venció con la anuencia de Dios, enaltecido sea, luego de arrojar su vara que se devoró las varas y cuerdas de los hechiceros, que por sus hechizos hacían parecer que se arrastraban como si fuesen serpientes. Dios dice en el Corán:
Dijo la nobleza del pueblo del Faraón: “Él es un hechicero experto. [En realidad lo que] quiere es expulsarlos de su tierra”. [Les preguntó el Faraón:] “¿Cuál es su consejo?” Dijeron [los nobles]: “Retenlos a él y a su hermano, y envía reclutadores a las ciudades para que te traigan a todo hechicero experto”. Los hechiceros se presentaron ante el Faraón y dijeron: “Exigimos una recompensa si somos los vencedores”. Dijo el Faraón: “¡Sí! Se los recompensará y serán de mis allegados”. Dijeron [los hechiceros]: “¡Oh, Moisés! Arroja tú o lo hacemos nosotros”. Dijo: “¡Arrojen ustedes!” Cuando los hechiceros arrojaron [sus varas], hechizaron los ojos de la gente y los aterrorizaron. Su hechizo era poderoso. Pero le revelé a Moisés: “Arroja tu vara”, y [al transformarse en serpiente] se tragó [la ilusión que los hechiceros] habían hecho. Entonces quedó en evidencia la verdad y la falsedad de lo que [los hechiceros] habían hecho. Y fueron vencidos [los hechiceros] quedando humillados. Pero los hechiceros se prosternaron. (7:109-120)
El Faraón y su pueblo desmintieron a Moisés (con él sea la paz), y por negarse a abandonar la idolatría personal y corromper al pueblo con injusticias, Dios los azotó con inundaciones, manga de langostas, piojos, ranas, sangre, como signos evidentes acerca de la grandiosidad de Dios. Pero en lugar de mostrar humildad ante Dios, se mostró soberbio. Dios dejó de castigarlos debido al ruego de Moisés (con él sea la paz) luego que le pidiesen que suplicase a su Señor, lo hizo esperanzado que creyesen, pero su desvío e incredulidad se incrementó aún más, como también su soberbia. Dios lo explica en el Corán:
Dijeron: “Cualquiera que sea el milagro que nos presentes para hechizarnos con él, no creeremos en ti”. Envié entonces contra ellos [las plagas de] la inundación, las langostas, los piojos, las ranas y la sangre, como signos claros, pero se llenaron de soberbia y actuaron como criminales. Cuando les llegó el castigo, dijeron: “¡Oh, Moisés! Ruega por nosotros a tu Señor, puesto que ha realizado un pacto contigo. Si logras apartar este castigo creeremos en ti y dejaremos ir contigo a los Hijos de Israel”. Pero cuando aparté de ellos el castigo hasta el tiempo fijado, no cumplieron. (7:132-135)
Debido a esta desobediencia, rebeldía e incredulidad absoluta de Faraón y su pueblo, Dios le ordenó a Moisés (con él sea la paz) que partiese con su pueblo en la noche, por lo que dejó Egipto con los creyentes del pueblo de Israel, huyendo. Pero el Faraón y su gente los persiguieron con toda furia e iniquidad, y cuando los alcanzaron, los creyentes tenían ante sí el mar, y a sus espaldas el Faraón con sus huestes. Quienes estaban con Moisés (con él sea la paz) dijeron: “Nos alcanzarán”, pero Moisés (con él sea la paz) les dijo con total seguridad y certeza, que su Señor les socorrería de los enemigos: “¡No será así!” Y Dios le ordenó que golpease el mar con su vara y las aguas se abrieron como dos montañas gigantescas, así quiso Dios que sucediese para salvar a Moisés y a quiénes estaban con él, y ahogar al Faraón y su ejército. Dice Dios:
Cuando los dos grupos se divisaron, los seguidores de Moisés exclamaron: “¡[Pronto] seremos alcanzados!” Dijo [Moisés]: “¡No, [no nos alcanzarán]! Pues mi Señor está conmigo, y Él me guiará [para saber cómo salvarnos]”. Le inspiré a Moisés: “Golpea el mar con tu vara”, y el mar se dividió en dos. Cada lado [del mar] se asemejaba a una enorme montaña. Luego hice que los perseguidores [el Faraón y su ejército] los siguieran, y fue entonces cuando salvé a Moisés y a todos los que estaban con él, ahogando a los perseguidores. (26:61-66)
Dios socorrió a Moisés (con él sea la paz) con este milagro, a través del cual, ni el Faraón ni su ejército se imaginaban lo que les depararía, pero la orden de Dios debía cumplirse y Su voluntad es irrevocable, para así salvar a Moisés (con él sea la paz) y a los creyentes que estaban con él, para destruir al Faraón y sus seguidores, para que sea un signo en la posteridad y un motivo de reflexión, ya que el mar lo despidió luego de haberlo ahogado, como dice Dios:
Hice que los Hijos de Israel cruzaran el mar. Pero el Faraón y su ejército los persiguieron injustamente, empujados por el odio. Cuando [el Faraón] sintió que se ahogaba y no tenía salvación, dijo: “Creo en una única divinidad como lo hace el pueblo de Israel, y a Él me entrego”. ¿Ahora crees? Mientras que antes eras de los rebeldes [a Dios] y de los que sembraban la corrupción. Conservaré tu cuerpo [luego de que te ahogues] y te convertirás en un signo para que reflexionen las generaciones que te sucedan. Pero muchas personas son indiferentes a Mis signos. (10:90-92)

Jesús (con él sea la paz)
Jesús hijo de María, la palabra de Dios que insufló en María, un espíritu proveniente de él, el último de los Profetas del pueblo de Israel.
Dios lo envió luego de Moisés (con él sea la paz) al pueblo de Israel cuando se desviaron y apartaron del camino correcto, como lo explica Dios cuando dice:
Hice que Jesús hijo de María siguiera [el ejemplo de los Profetas anteriores], en confirmación de la verdad que aún quedaba en la Tora. A él le he revelado el Evangelio en el que había guía y luz, como confirmación de lo que aún quedaba de la Tora, y como guía y exhortación para los que tienen temor de Dios y piedad. (5:46)
Nació sin padre biológico, por la sabiduría divina, para que fuese un milagro como la creación de Adán (con él sea la paz) que lo creó de polvo y dijo: ¡Sea! Y fue. Dios lo menciona en su Libro:
Di: “¡Oh, Gente del Libro! ¿Acaso nos reprochan que creamos en Dios, en la revelación que nos fue enviada y lo que fue revelado anteriormente, o lo hacen solamente porque la mayoría de ustedes son perversos?” (3:59)
Fue enviado a los Hijos de Israel, pero ellos lo desmintieron, lo combatieron y hostigaron, pero él fue paciente, perseveró en la transmisión de su Mensaje, sabiendo que no sería era el último de los Mensajeros enviado por Dios. Jesús albrició la venida de un Mensajero cuyo nombre sería Ahmad (con él sea la paz y las bendiciones).
Dios le enseñó el Libro, la sabiduría, la Torá, el Evangelio, y lo socorrió con el Espíritu Santo (el ángel Gabriel), fue compasivo en este mundo, lo será en el Otro, y se cuenta entre los próximos al Creador. Dios le concedió milagros con los que deslumbró a la gente de su época, habló a la gente desde la cuna, con barro moldeó la forma de un ave, sopló en ella y se convirtió en un ave real con la anuencia de Dios, curaba al ciego de nacimiento y al leproso, resucitaba a los muertos, todo con el permiso de Dios, le informaba a la gente los alimentos que comían y los que almacenaban en sus hogares. Dios nos informa sobre esto en su Libro:
Será Profeta para los hijos de Israel, a quienes dirá: “Les he traído un milagro de su Señor. Modelaré para ustedes un pájaro de barro. Luego soplaré en él y, con el permiso de Dios, tendrá vida. Con la anuencia de Dios, curaré al que nació ciego y al leproso, y resucitaré a los muertos. Les revelaré lo que comen y guardan dentro de sus casas. Esos milagros son suficientes para que crean en mí, si es que son creyentes. (3:49)
Su mensaje fue el mismo que el de sus hermanos Mensajeros que le precedieron, invitó a su pueblo a adorar a Dios, Uno y Único, pero le sucedió lo mismo que a ellos, es decir, lo desmintieron y lo rechazaron con soberbia. Solo los más humildes de su pueblo creyeron en él. Los rabinos se confabularon contra él y su prédica, pero Dios lo salvó de ellos y lo elevó al cielo, los israelitas mataron a quien Dios le dio una gran semejanza en apariencia a Jesús (con él sea la paz), y tanto los israelitas, como cristianos pensaron que lo habían matado.
Jesús descenderá a la Tierra en el final de los tiempos y aplicará la legislación del Profeta Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones), luego fallecerá cumpliendo con lo que dice Dios:
Todo cuanto existe en la Tierra perecerá, y solo el rostro de tu Señor perdurará por siempre, el Majestuoso y el Noble. (55:26-27)

Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones)
El Mensajero Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones), el Profeta árabe, iletrado, descendiente de Ismael hijo de Abraham padre de los Profetas (con ambos sea la paz). Muhammad fue el último de los Mensajeros, el sello de la Profecía, y el mejor de todos, fue enviado a toda la humanidad.
Nació en La Meca, huérfano de padre, y a los pocos años perdería también a su madre siendo aún un niño. Se hizo cargo de él su abuelo ´Abdul Muttalib, luego su tío Abu Talib. Fue pastor, durante un tiempo, de los rebaños de la gente de La Meca.
Dios lo envió para toda la humanidad, no sólo para los árabes. Lo envió para que toda la humanidad alcance la felicidad, para explicarles cuál es el camino de la Verdad y el bien, y para prevenirlos acerca del camino de la falsedad y lo perjudicial.
La vida del Mensajero de Dios (con él sea la paz y las bendiciones) estuvo colmada de sinceridad y honestidad, no se le conoció traición ni mentira alguna. Su pueblo lo conocía como al-Amín (el confiable), por lo que le dejaban a su cuidado parte de sus pertenencias cuando viajaban. Le llegó la revelación a los cuarenta años. Permaneció en La Meca trece años invitando a la gente a la unicidad de Dios y dejar la adoración de los ídolos. Luego emigró a al-Medina al-Munawarah, allí invitó a la gente al Islam, y lo aceptaron en su mayoría. Allí Dios le reveló el resto de la legislación islámica.
Luego de ocho años de haber emigrado liberó la ciudad de La Meca de toda idolatría, y falleció a los sesenta y tres años de edad luego que Dios le revelase la totalidad del Corán, y completase la legislación islámica. Los árabes ingresaron al Islam y sus seguidores transmitieron la fe por todos los rincones de la Tierra y hasta la actualidad sigue la gente ingresando a esta religión grandiosa con total convicción sabiendo que es la Verdad tras acceder a las fuentes verídicas.

Al-´Imrán, una familia piadosa
Luego de Noé (con él sea la paz) continuaron llegando Mensajeros y Profetas hasta que llegó Jesús (con él sea la paz), quien fue el sello de la Profecía en lo Hijos de Israel. Luego de Jesús fue enviado el Mensajero Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) para que fuese el último de todos los Profetas enviados a la humanidad. Dios nos informa sobre esto en su Libro:
Muhámmad no es el padre de ninguno de sus hombres, sino que es el Mensajero de Dios y el sello de los Profetas. Dios lo sabe todo. (33:40)
Jesús (con él sea la paz) tiene un rango muy especial en los corazones de los musulmanes por la proximidad de la época entre uno y otro, además, Jesús, albricia claramente la venida inminente de Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones), y muchos cristianos se sorprenderían al saber que el nombre de Jesús (con él sea la paz) está mencionado en el Sagrado Corán veinticinco veces, mientras que el nombre del Profeta Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) a quien le fuere revelado el Corán, sólo está mencionado cinco veces. Esto indica claramente que fue un Profeta enviado por Dios y que recibía la revelación y no hablaba por cuenta propia. Debido al rango de este noble Mensajero es que en numerosas aleyas del Corán se hace referencia a Jesús (con él sea la paz y las bendiciones y a su bendita y piadosa familia).
La virgen María, madre del Profeta Jesús (con él sea la paz) y su familia, gozan de un rango especial en los corazones de los musulmanes. El Corán la elogia y la describe como una sierva devota y pura, de un origen bendito y una familia compasiva. Hay una relación de parentesco entre la familia “Al-´Imrán”, y su descendencia bendita con la de los Profetas y Mensajeros a la cual pertenece Jesús (con él sea la paz) y está mencionada en el capítulo tres del Corán: “Al-‘Imrán”, para honrarlos, para que esta familia esté siempre presente en el corazón y la mente de los musulmanes. Dios dice:
Dios escogió a Adán, a Noé, a la familia de Abraham y a la de ‘Imrán de entre todos los seres. Familias descendientes unas de otras. Dios todo lo oye, todo lo sabe. (3:33-34)

María (con ella sea la paz):
El Generoso Corán califica a María hija de ´Imrán, madre del Profeta Jesús (con él sea la paz) como una mujer sincera, fiel, virgen y pura, la cual fue criada en un hogar rodeada de recato. En diversas ocasiones, la menciona como una sierva piadosa, pura y temerosa de Dios. Dice en el Corán:
También el ejemplo de María, hija de ‘Imrán, quien preservó su castidad; infundí en ella de Mi Espíritu. Ella creyó en la veracidad de las Palabras de su Señor y en Sus Libros, y fue realmente una mujer devota. (66:12)
El Sagrado Corán afirma que la virgen María (con ella sea la paz) fue el resultado del ruego bendito de su madre. Dios, el Altísimo, dice:
Cuando la esposa de ‘Imrán dijo: “¡Señor mío! He realizado el voto de entregar a Tu exclusivo servicio lo que hay en mi vientre. ¡Acéptalo de mí! Tú todo lo oyes, todo lo sabes”. (3:35)
Esta súplica piadosa fue el motivo para que Dios la protegiese y también a Jesús (con él sea la paz), y Satanás no les pudiese hacer ningún daño. Dios aceptó su ruego y bendijo a María (con ella sea la paz) con algunas particularidades que indicaban su importancia. Por ejemplo, le llegaba el sustento de otros lugares y fuera de estación. Se hizo cargo de ella su tío Zacarías (con él sea la paz), un Profeta piadoso, tal como nos dice Dios, enaltecido sea:
Cuando dio a luz dijo: “¡Señor mío! He tenido una hija”, y Dios bien sabía lo que había concebido. “No puede servirte una mujer [en el templo] como lo habría hecho un varón. La he llamado María, y Te imploro que la protejas a ella y a su descendencia del maldito demonio”. El Señor la aceptó complacido, e hizo que se educase correctamente y la confió a Zacarías. Cada vez que Zacarías ingresaba al templo la encontraba provista de alimentos, y le preguntaba: “¡María! ¿De dónde obtuviste eso?” Ella respondía: “Proviene de Dios, porque Dios sustenta sin medida a quien quiere”. (3:36-37)
La virgen María (con ella sea la paz) fue una sierva devota sin parangón en su época. Por eso Dios la eligió por encima de todas las mujeres de su época. Los ángeles se lo albriciaron, tal como lo narra el Sagrado Corán:
[Recuerda] cuando los ángeles dijeron: “¡María! Dios te ha elegido por tus virtudes y te ha purificado. Te ha elegido entre todas las mujeres del mundo. ¡María! Conságrate a tu Señor, prostérnate e inclínate con los orantes”. (3:42-43)
Dios la honró aun más al ponerle su nombre a un capítulo completo del Sagrado Corán: “sura Mariam”, el diecinueve del sagrado Corán. Es el único capítulo en el Corán que se titula con el nombre de una mujer. En este capítulo solo hay elogios para María, tales que ni siquiera los libros sagrados del Cristianismo tienen. Es digno de mencionar que en el Sagrado Corán ningún capítulo lleva el nombre de alguna de las esposas del Mensajero de Dios (con él sea la paz y las bendiciones) como Jadiyah o Aishah, o sus hijas como Fátima o sus parientes (Dios se complazca de ellos). Tampoco hay ningún capítulo con el nombre de la familia del Profeta, sino todo lo contrario, ya que existe un capítulo en el que se hace un repudio a uno de sus familiares cercanos, su tío paterno Abu Lahab, el cual el sagrado Corán condena como uno de los moradores del Infierno. Esto es una prueba indica la veracidad de su Mensaje, la realidad de su Profecía, ya que es toda revelación que le era inspirada y no cosas que el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) escribía por cuenta propia. Si él lo hubiese escrito, habrían podido encontrar en dichas escrituras asuntos acerca de su familia que hubiera ocultado para que no se supieran, como por ejemplo, esta que acabo de mencionar.
El Mensajero de Dios (con él sea la paz y las bendiciones) elogia a María (con ella sea la paz) y atestiguó acerca de su importancia y grandeza como mujer en su época diciendo: “Las mejores mujeres del mundo fueron María, la hija de ´Imrán, Jadiyah la hija de Juweilid, Fátima la hija de Muhammad y Asia la esposa del Faraón”.
El Mensajero de Dios (con él sea la paz y bendiciones) mencionó que la plenitud humana en el género masculino la lograron muchos hombres, pero en el caso de las mujeres la habían alcanzado tres: “María la hija de ´Imrán, Asia la esposa del Faraón y Jadiyah la hija de Juwelid, y Aishah es superior al resto de las mujeres como la avena lo es sobre el resto de los alimentos”.
El Profeta (con él sea la paz y las bendiciones), atestiguo que ella sería la mejor mujer del Paraíso cuando dijo: “La mejor de las mujeres en la gente del paraíso será Jadiya bint Jwelid, Fátima bint Muhammad, María la hija de Imran y Asia la esposa del Faraón”.

Jesús (con él sea la paz)
El Sagrado Corán elogia a Jesús hijo de María (con él sea la paz) y lo califica con cualidades que indican su alto rango ante Dios, bendito y enaltecido sea. Dios lo mencionó como una albricia para su madre María, y que sería un hijo creado de un modo diferente a los demás seres humanos, lo crearía con su poder, con su voluntad, con su palabra ¡sea y es! Le albrició que sería una persona piadosa en este y el otro mundo, se contaría entre los cercanos. Un Profeta puro, generoso y noble, socorrido con milagros y con un Mensaje para el pueblo de Israel. Dice Dios en el Sagrado Corán:
Entonces los ángeles dijeron: “¡María! Dios te albricia con Su Palabra [¡Sea!] será conocido como el Mesías Jesús, hijo de María. Será noble en esta vida y en la otra, y se contará entre los próximos a Dios. Hablará [milagrosamente] a la gente desde la cuna, y predicará siendo adulto. Será de los virtuosos”. Dijo [María]: “¡Señor mío! ¿Cómo he de tener un hijo si no me ha tocado hombre?” Le respondió: “¡Así será! Dios crea lo que quiere. Cuando decide algo, solo dice: ¡Sea!, y es. Él le enseñará la escritura, le concederá la sabiduría, le enseñará la Tora y el Evangelio. (3:45- 48)

Su nacimiento:
Dios explica la realidad de Jesús, el hijo de María (con él sea la paz) y como hizo de él alguien único, por los milagros que tuvo, explicando cómo fue su nacimiento puro, claro, que toda mente razonable y lógica puede aceptar. Dios le dio un rango que compete a su dignidad, lo hizo hombre, un siervo de Dios, exento de caer en obscenidades y en lo que los judíos desviados decían de él, como que era hijo de la fornicación y otros que le adjudicaban ser el hijo de Dios o directamente Dios. El Sagrado Corán no ve el nacimiento de Jesús (con él sea la paz) sin padre, que sea un motivo para adorarlo, ni tampoco para considerarlo hijo de Dios. Dios está por encima de necesitar todo esto, por el contrario, Jesús es una prueba de la perfección del poderío divino con los distintos tipos de creación que realizó. Dios, creó a Adán sin padre ni madre, creó a Eva de un hombre sin ninguna mujer y a Jesús de una mujer sin la participación de ningún varón para ello, y creó al resto de los seres humanos de la relación marital entre un varón y una mujer:
El ejemplo [de la creación] de Jesús ante Dios es como el de Adán, a quien creó del barro y luego le dijo: “¡Sea!”, y fue. Ésta es la verdad que proviene de tu Señor [sobre la historia de Jesús]. No seas de los indecisos. Si te disputan acerca de esta verdad [la historia de Jesús] después de haberte llegado el conocimiento, diles: “¡Vengan! Convoquemos a nuestros hijos y a los suyos, a nuestras mujeres y a las suyas, y presentémonos todos. Luego invoquemos que la maldición de Dios caiga sobre los que mienten”. Ésta es la verdadera historia. No hay otra divinidad más que Dios. Dios es el Poderoso, el Sabio. Pero si la niegan, Dios sabe quiénes son los que siembran la desviación. (3:59-63)
El nacimiento de Jesús fue humano, Dios lo creó y le dio forma en el útero de su madre, de la misma forma que lo hace con todos los seres humanos, y es allí donde se manifestó todo el poder divino, glorificado y enaltecido sea, al crearlo sin padre, como también se manifiesta dicho poderío en otras creaciones. Dios explica, glorificado y enaltecido sea, sobre Jesús antes y después de su creación diciendo:
Recuerda [¡oh, Muhámmad!] la historia de María que se menciona en el libro, cuando se apartó de su familia para retirarse a un lugar al este y puso un velo para apartarse de la vista de los hombres de su pueblo. Entonces le envié a Mi ángel, quien se le presentó con forma humana. Ella dijo: “Me refugio en el Compasivo de ti, [apártate de aquí] si es que tienes temor de Dios”. Le dijo: “Soy un enviado de tu Señor para agraciarte con un hijo puro”. Ella dijo: “¿Cómo voy a tener un hijo si no me ha tocado ningún hombre ni he fornicado?” Le dijo [el ángel]: “Así será, pues tu Señor dice: ‘Eso es fácil para Mí. Lo convertiré [a tu hijo] en un milagro y una misericordia para la humanidad. Es un asunto decidido’”. Cuando se sintió embarazada, decidió retirarse a un lugar apartado. Los dolores de parto la llevaron junto al tronco de una palmera. Exclamó: “Preferiría haber muerto antes que esto, y así hubiera sido olvidada completamente”. Entonces [el ángel] la llamó desde abajo [del valle]: “No estés triste, tu Señor ha hecho fluir debajo de ti un arroyo. Sacude el tronco de la palmera y caerán sobre ti dátiles frescos. Come, bebe y anímate. Pero cuando veas a alguien dile: ‘He realizado un voto de silencio al Compasivo, y no hablaré hoy con ninguna persona’”. Se presentó ante su pueblo llevándolo en brazos [a Jesús]. Le dijeron: “¡Oh, María! Has hecho algo abominable. ¡Tú desciendes de Aarón! Tu padre no era un hombre deshonesto ni tu madre una fornicadora”. Ella lo señaló [al niño], y entonces le dijeron: “¿Cómo vamos a hablar con un niño que aún está en la cuna?” Entonces [Jesús] habló: “Soy un siervo de Dios, Él me revelará el Libro y hará de mí un Profeta. Seré bendecido dondequiera que me encuentre, y me ha encomendado hacer la oración, dar caridad mientras viva, honrar a mi madre, y no ser arrogante ni insolente. La paz fue conmigo el día que nací, el día que muera y el día que sea resucitado”. Ese es Jesús, hijo de María, la verdad sobre la que ellos discuten. No es propio de Dios tener un hijo. ¡Glorificado sea! Cuando decide algo dice: “¡Sé!”, y es. (19:16-35)
El Sagrado Corán, explica que ella quedó embarazada de Jesús (con ambos sea la paz) por motivo de haberle sido insuflado el espíritu a través del ángel Gabriel. Cuando este se le apareció con forma humana y Dios le ordenó insuflara en ella el espíritu de Jesús. De este embarazo nació Jesús (con él sea la paz).
María (con ella sea la paz) temía, ya que la acusaban los de fornicadora, pero ambos estaban exento de ello (con ellos sea la paz), estaba alejada de este tipo de obscenidades. El Sagrado Corán la declara inocente de dichas calumnias:
[Recuerda] a aquella que conservó su virginidad, cuando infundí Mi espíritu en ella. Así hice de ella y su hijo un signo [de Mi poder divino] para toda la humanidad. (21:91)

La humanidad de Jesús (con él sea la paz)
El Sagrado Corán explica que Jesús, el hijo de María, era un siervo de Dios el cuál fue agraciado y elegido para transmitir el Mensaje como Profeta al pueblo de Israel luego de Moisés. Su madre era sincera y pura y ambos tenían las mismas necesidades que las demás personas: comían, bebían, dormían, se levantaban, sufrían, y lloraban, todas cualidades y características humanas:
El Mesías hijo de María es solo un Mensajero, como los otros Mensajeros que le precedieron. Su madre fue una creyente devota. Ambos necesitaban alimentos [como el resto de los seres humanos]. Observa cómo les aclaré las evidencias, y cómo [a pesar de eso] rechazan la verdad. (5-75)
Es imposible que Dios tenga esposa e hijo, porque Él, glorificado sea, es el Señor de toda la creación, pretender que tenga un hijo es una acusación a su divinidad, porque todo lo que no es Él es creado, y está bajo su voluntad y dominio total. Dice en el Sagrado Corán:
Dicen: “El Compasivo tuvo un hijo”. Han proferido algo terrible; los cielos estuvieron a punto de hendirse, la Tierra de abrirse y las montañas de caer derrumbadas, porque Le atribuyeron un hijo al Compasivo. No es propio [de la grandiosidad] del Compasivo tener un hijo. Todos los que habitan en los cielos y en la Tierra se presentarán sumisos ante el Compasivo. (19: 88-93)
Como podría ser su hijo biológico si Dios no tiene nada que se le asemeje:
Di: “Él es Dios, Uno. Dios es el Absoluto. No engendró ni fue engendrado. Y no hay nada ni nadie que sea semejante a Él”. (112: 1-4)
Los cristianos no son los primeros en decir que Dios tiene un hijo, o un familiar, es algo muy antiguo, desde la existencia del ser humano, hasta transformarse en una forma de idolatría.
Los idolatras árabes decían que Dios tenía parientes entre los genios con los cuales surgían los ángeles, a los cuales les adjudicaban el sexo femenino, diciendo que eran las hijas de Dios, enaltecido sea:
Pregúntales [¡oh, Muhámmad!, a los idólatras de tu pueblo]: “¿[Qué argumentos tienen para afirmar] Que tu Señor tiene hijas mujeres y ellos los hijos varones?” ¿Acaso fueron testigos cuando creé a los ángeles, para afirmar que son de sexo femenino? Entre las mentiras que inventaron: “Dios ha engendrado”. Mienten. ¿Escogió a las hijas sobre los hijos [siendo el creador de ambos]? ¿Qué les pasa? ¿Cómo es que juzgan? ¿No van a pensar [antes de hablar]? ¿O acaso tienen una prueba válida [de lo que afirman]? Traigan entonces el libro, si son veraces. También inventaron un parentesco entre Dios y los yinnes, pero los yinnes saben bien que comparecerán [ante Dios] para ser juzgados. ¡Glorificado sea Dios! Él está por encima de lo que Le atribuyen. Excepto los siervos fieles de Dios [que no le asocian nada ni lo describen como no es propio de Él]. (37:149-160)
Algunos judíos y cristianos afirmaban que Dios tuvo un hijo biológico real, sin ningún fundamento, imitando a quiénes los había precedido. Dios menciona eso en el Corán:
Dicen [algunos] judíos: “‘Uzeir es el hijo de Dios”, y los cristianos dicen: “El Mesías es el hijo de Dios”. Estas son solo palabras [sin fundamento] que salen de sus bocas, asemejándose por ello a los incrédulos que los precedieron. ¡Que Dios los destruya! ¡Cómo pueden ser tan desviados! Tomaron [los judíos] a sus rabinos y [los cristianos] a sus monjes y al Mesías, hijo de María, por divinidades en lugar de Dios. Pero solo se les había ordenado [en la Tora y el Evangelio] adorar a Dios, la única divinidad. No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado salvo Él. ¡Glorificado sea! ¡Cómo pueden dedicar actos de adoración a otros! (9:30-31)
El Sagrado Corán considera incredulidad creer que Jesús hijos de María (con él sea la paz) es Dios, o el hijo de Dios, o forma parte de una trinidad. El Corán explica que el mensaje que predicó el Mesías (con él sea la paz) era confirmar la unicidad divina e invitar a creer en ello, como también dejar de lado la idolatría como lo habían hecho los Profetas y Mensajeros anteriores. Dios, enaltecido sea, dice:
Quienes dicen: “Dios y el Mesías hijo de María son una misma persona” niegan la verdad, porque el mismo Mesías dijo: “¡Oh, Hijos de Israel! Adoren solo a Dios, que es mi Señor y el suyo”. A quien atribuya actos de adoración a otros además de Dios, Él le vedará el Paraíso y su morada será el Infierno. Los injustos no tendrán quién los socorra. Quienes dicen: “Dios es una de las tres personas de la trinidad”, niegan la verdad, porque no hay más que una sola divinidad. Si no desisten de sus palabras, un castigo doloroso azotará a quienes se obstinan en negar la verdad. ¿Acaso no van a arrepentirse y pedir perdón a Dios? Dios es Perdonador, Misericordioso. (5:72-74)
Las pruebas razonables que presenta el Corán indican que Dios es el Creador, el Todopoderoso, el Señor de todas las cosas, dispone de todo como Le place, es su Dueño, crea lo que quiere y hace lo que desea. Todo los milagros que realizó Jesús (con él sea la paz) fueron por orden y voluntad divina, no por resoluciones propias de Jesús. Esto también indicaba que tanto él, como su madre, no causar perjuicio ni beneficio por si mismos, no podían dar vida, ni resucitar. Dios no los necesitaba para crear ni para perdonar, todo lo contrario, la creación entera necesita de Él y Su misericordia. El Corán dice:
Son incrédulos quienes dicen: “Jesús hijo de María es Dios”. Diles: “¿Quién podría impedir que Dios exterminara al Mesías hijo de María, a su madre y a todo cuanto existe en la Tierra, si así lo quisiera?” A Dios pertenece el reino de los cielos y de la Tierra, y todo lo que existe entre ambos. Dios crea lo que Le place, porque Él tiene poder sobre todas las cosas. (5:17)
Dios reveló en el Corán aleyas que previenen al pueblo de Israel prohibiéndoles que se extralimiten en la religión, sobre decir de Dios lo que no tienen en qué fundamentarse. Se evidenció que Jesús (con él sea la paz) a quien los cristianos le atribuían divinidad, o ser hijo de Dios, o formar parte de una trinidad, que era un ser humano, que rogaba a Dios, no negaba el hecho de ser un siervo sumiso a Dios y obedecer Sus órdenes, y que todo aquel que rechazara ser siervo de Dios merecería el castigo eterno en el Infierno. El Corán nos ilustra:
¡Oh, Gente del Libro! No se extralimiten en las creencias de su religión. No digan acerca de Dios sino la verdad: Porque el Mesías, Jesús hijo de María, es un Mensajero de Dios y Su palabra [¡Sé!] que depositó en María; un espíritu creado por Él. Crean en [la unicidad de] Dios y en Sus Mensajeros. No digan que [Dios] es una parte de la trinidad, abandonen esa idea, es lo mejor para ustedes. Dios es una única divinidad. Lejos está, Glorificado sea, de tener un hijo. A Él pertenece cuanto hay en los cielos y en la Tierra. Dios es suficiente como protector. Ni el Mesías ni los ángeles allegados menosprecian ser siervos de Dios. Quien desdeñe adorar a Dios y se comporte con soberbia, sepa que todos serán resucitados y congregados ante Él [para ser juzgados por sus actitudes]. Los creyentes que hayan obrado correctamente serán retribuidos con generosidad y se les concederá aún más de Su favor. Pero quienes hayan rechazado adorarlo [solo a Él] y hayan sido soberbios, sufrirán un castigo doloroso, y no encontrarán, fuera de Dios, protector ni socorredor. (4:171-173)
Contrariamente a quienes le adjudicaban divinidad a Jesús, o ser su hijo, o parte de una trinidad, algunos judíos decían que Jesús (con él sea la paz) era un espíritu demoníaco, terrenal y perverso, el Corán aclara la falsedad de dichas palabras y explica que Jesús era de un espíritu bueno y elevado, como lo dice Dios, enaltecido sea:
¡Oh, Gente del Libro! No se extralimiten en las creencias de su religión. No digan acerca de Dios sino la verdad: Porque el Mesías, Jesús hijo de María, es un Mensajero de Dios y Su palabra [¡Sé!] que depositó en María; un espíritu creado por Él. Crean en [la unicidad de] Dios y en Sus Mensajeros. No digan que [Dios] es una parte de la trinidad, abandonen esa idea, es lo mejor para ustedes. Dios es una única divinidad. Lejos está, Glorificado sea, de tener un hijo. A Él pertenece cuanto hay en los cielos y en la Tierra. Dios es suficiente como protector. (4:171)
El espíritu de Jesús era igual que el de los demás seres humanos. El hecho que se diga: “un espíritu proveniente de Dios” o “un espíritu de Dios” es para honrarlo, ya que esa misma descripción fue usada para otros profetas anteriores, por ejemplo Adán (con él sea la paz) también fue honrado con esa descripción, tal como dice el Altísimo:
Recuerda [¡oh, Muhámmad!] cuando tu Señor dijo a los ángeles: “Voy a crear un hombre de barro. Y cuando lo haya plasmado y haya soplado en él mi espíritu, hagan una reverencia [en obediencia a Mí] ante él”. (38:71-72)
También durante el nacimiento de Jesús (con él sea la paz) cuando el Creador llama al ángel Gabriel “un espíritu de Dios”, enaltecido sea. Esto sucedió cuando lo envió a María (con ella sea la paz) para concederle un hijo puro:
Recuerda [¡oh, Muhámmad!] la historia de María que se menciona en el libro, cuando se apartó de su familia para retirarse a un lugar al este y puso un velo para apartarse de la vista de los hombres de su pueblo. Entonces le envié a Mi espíritu, quien se le presentó con forma humana. (19:16-17)
Dios llama al Corán “espíritu” porque vivifica los corazones con el desborde de paz que implica para el alma, la estabilidad del corazón, también vida para las sociedades al brindarles aquello que les permite alcanzar aquello que los beneficiaba en la vida mundanal, como respetar y cumplir con cada uno de los derechos y deberes, proteger la vida, el honor y los bienes. Dios dice en el Corán:
Te he revelado [oh, Muhámmad] mi espíritu [el Corán]. Tú no conocías el Libro [revelado anteriormente] ni la fe [en sus detalles]. Entonces hice que fuera una luz con la que guío a quienes quiero, y tú [¡oh, Muhámmad!] guías al sendero recto. (42:52)

La Profecía de Jesús (con él sea la paz)
El Noble Corán explica que muchos Profetas descendían de la familia de Noé y de Abraham (con ambos sea la paz), como así también los Libros que fueron revelados a los Mensajeros descendientes de estas dos nobles familias. No hay dudas que Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) pertenecía a la descendencia de Ismael hijo de Abraham (con ambos sea la paz), como dice Dios, enaltecido sea:
Envié a Noé y a Abraham, y agracié a la descendencia de ambos con la profecía y el Libro. Entre sus descendientes hubo quienes siguieron la guía, aunque muchos de ellos fueron corruptos. (57:26)
Entre las bases de la fe de los musulmanes está creer en todos los Mensajeros de Dios. Se ordena respetarlos, amarlos, defenderlos, difundir el amor por ellos entre la gente, tener fe en cuanto les fue revelado por Dios, bendito y enaltecido sea. Entre dichos Mensajeros está La palabra de Dios Jesús hijo de María (con él sea la paz), quien goza de un rango de nobleza entre ellos, ya que Dios dice:
Digan: “Creemos en Dios, en lo que nos fue revelado a nosotros, en lo que fue revelado a Abraham, a Ismael, a Isaac, a Jacob y a las tribus, y en lo que Dios reveló a Moisés, a Jesús y a los demás Profetas. No discriminamos entre ellos, y entregamos a Dios nuestra voluntad [siendo musulmanes]. Si creen en lo mismo que ustedes creen habrán seguido la guía correcta; pero si lo rechazan, estarán en el error. Dios te protegerá de ellos. Él es el que todo lo oye, todo lo sabe. (2:136-137)
El pueblo de Israel antes de Moisés (con él sea la paz) se encontraban humillados y esclavizados, Dios dice:
Recuerden cuando los salvó del Faraón y su ejército, que los castigaba con el peor de los castigos, matando a sus hijos varones y dejando con vida a las mujeres; esa fue una prueba dura de su Señor”. (7:141)
Dios los agració enviándoles a Moisés (con él sea la paz) dignificándolos, fortaleciéndolos con este noble profeta, la situación cambió de humillación a dignidad, de pobreza a riqueza, de la deshonra al respeto, pasando a ser los triunfadores como lo dice Dios:
Le di a los Hijos de Israel, luego de que fueran humillados, las tierras que bendije al este y al oeste [de Egipto], y se cumplió así la promesa de tu Señor con los Hijos de Israel porque fueron pacientes, pero destruí cuanto habían construido el Faraón y su pueblo. (7:137)
Luego pasó el tiempo en el pueblo de Israel y muchos se desviaron de la fe y las enseñanzas que había traído Moisés (con él sea la paz). Se convirtieron en injustos y opresores, asesinaron a Profetas y a piadosos de ellos mismos, un grupo de ellos rechazó la resurrección, el cómputo de las obras, y el castigo en el Más Allá. Se sumergieron en las pasiones, los placeres, usurpaban los bienes de la gente injustamente, y entonces Dios les envió a Jesús hijo de María (con él sea la paz) como Mensajero y le enseño la Torá y el Evangelio para así ayudarlos a retornar al camino de Dios, la fuente pura y correcta que los salvaría del desvío en que se encontraban. Dios lo describe en el Corán:
Hice que Jesús hijo de María siguiera [el ejemplo de los Profetas anteriores], en confirmación de la verdad que aún quedaba en la Tora. A él le he revelado el Evangelio en el que había guía y luz, como confirmación de lo que aún quedaba de la Tora, y como guía y exhortación para los que tienen temor de Dios y piedad. (5:46)
Jesús (con él sea la paz) comenzó a invitar a los hijos de Israel a adorar a Dios, a hacerles llegar el Mensaje y a practicar las obras y preceptos mencionados en el Evangelio de la mejor manera, como Dios lo informa:
Cuando Jesús se presentó con las evidencias, dijo [a los Hijos de Israel]: “He venido con la sabiduría para aclararles sobre lo que discrepaban. Tengan temor de Dios y obedézcanme. Dios es mi Señor y el de ustedes, adórenlo, entonces. Éste es el sendero recto”. (43:63-64)
Cuando Jesús vio la negación, cómo lo desmentían, la incredulidad en su prédica, llamó a su pueblo diciendo: “¿Quién me socorrerá, defenderá, y estará junto a mí con paciencia ante los reveses que podríamos sufrir en el camino de difundir la religión de Dios?” Creyeron en él los discípulos, cuyo número era doce, quienes se comprometieron con él a difundir la fe, y a ayudarlo en la prédica a su pueblo con perseverancia ante lo que les podría sobrevenir. Dios lo relata en el Sagrado Corán:
Pero cuando Jesús advirtió que su pueblo rechazaba la verdad, dijo: “¿Quiénes me ayudarán en mi misión de transmitir el Mensaje de Dios?” Dijeron los discípulos: “Nosotros te ayudaremos. Creemos en Dios. Atestigua [¡oh, Jesús!] que solo a Él adoramos. ¡Señor nuestro! Creemos en lo que has revelado y seguimos a Tu Profeta. Cuéntanos entre los que dan testimonio de fe”. (3:52-53)

Cualidades de Jesús (con él sea la paz), méritos y virtudes
El Sagrado Corán describe a Jesús (con él sea la paz) con cualidades que indican el alto grado que tiene este noble Mensajero ante Dios, enaltecido sea, y que reúne las cualidades de la perfección dentro del género humano, que lo hicieron ocupar este rango noble y elevado. Dios lo explica cuando dice:
Hice que Jesús hijo de María siguiera [el ejemplo de los Profetas anteriores], en confirmación de la verdad que aún quedaba en la Tora. A él le he revelado el Evangelio en el que había guía y luz, como confirmación de lo que aún quedaba de la Tora, y como guía y exhortación para los que tienen temor de Dios y piedad. (5:46)
El Noble Corán informa que este Mensajero era socorrido por Dios, y gozaba de Su protección, lo agració con la fe sincera y la total certidumbre. El Altísimo dice:
Y revelé a Moisés el Libro, y después de él envié Mensajeros; y concedí a Jesús, el hijo de María, milagros evidentes y lo fortalecí con el Espíritu Santo [el ángel Gabriel]. ¿No es cierto acaso que cada vez que se les presentaba un Mensajero que no satisfacía sus deseos se comportaban con soberbia, desmintiendo a unos y matando a otros? (2:87)
Jesús fue descripto como un ejemplo, un modelo magnífico de fe, adoración y sinceridad en Dios, glorificado y enaltecido sea, que su descenso en el final de los tiempos sería una de las señales mayores de la proximidad del Fin del Mundo. Dios lo explica en el Corán:
Cuando se mencionó el ejemplo del hijo de María [Jesús], tu pueblo clamó indignado. Dicen: “¿Acaso él es mejor que nuestros ídolos?” Solo te hacen esa comparación para discutir, porque son un pueblo contencioso. Jesús es solo un siervo a quien agracié [con la profecía], y lo envié como ejemplo a los Hijos de Israel. Si quisiera, hubiera puesto en lugar de ustedes a ángeles que se sucedieran unos a otros. [Diles, ¡oh, Muhámmad!:] “[El descenso a la Tierra de] Jesús es una prueba de la [proximidad de la] Hora [del Fin del Mundo]. Así que no duden y síganme, que este es el sendero recto. (43:57-61)
El Profeta Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) lo calificó como un siervo piadoso y temeroso de Dios, cuando le dijo a sus compañeros: “Resucitarán descalzos, desnudos, incircuncisos”, luego recitó:
El cielo ese día será enrollado como un pergamino. Así como inicié la primera creación, la repetiré. Ésta es una promesa que he de cumplir. (21:104)
“El primer hombre que será vestido será Abraham, luego serán tomados algunos hombres de mis compañeros a derecha y a izquierda, y pediré: “¡Mis compañeros!” Y será dicho: “Ellos continuaron renegando desde que los dejaste”, entonces diré como dijo el siervo piadoso Jesús hijo de María:
No les transmití sino lo que Tú me has ordenado: ‘Adoren solo a Dios, mi Señor y el suyo’. Fui testigo de sus acciones mientras estuve con ellos; pero después de que me elevaste, fuiste Tú Quien los vigiló. Tú eres testigo de todas las cosas. Si los castigas, lo haces con derecho, pues son Tus siervos; pero si los perdonas, Tú eres el Poderoso, el Sabio”. (5:117-118)
En cuanto a las cualidades físicas, el Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él) lo describió diciendo: “No ha habido Profeta alguno entre Jesús el hijo de María y yo, él descenderá a la Tierra nuevamente. Cuando lo vean lo reconocerán, es un hombre de mediana estatura, ni alto ni bajo, ni gordo ni delgado, de tez sonrosada, como si de su cabeza cayeran gotas de agua pero sin estar mojado”.
El Profeta (con él sea la paz y las bendiciones) dijo: “Los Profetas son hermanos y su religión es una sola, provienen de distintas madres, yo soy el más próximo a Jesús el hijo de María, pues no hubo entre ambos Profeta alguno. Por cierto que descenderá otra vez a la Tierra, cuando lo vean lo reconocerán, es un hombre bien proporcionado, de mediana estatura, de tez sonrosada, como si su cabeza goteara agua sin estar mojada, romperá la cruz, matará a los cerdos, abolirá el impuesto, impugnará las religiones, hasta desaparecer, en su época, toda creencia excepto el Islam, le dará muerte al Mesías impostor, el mentiroso, habrá seguridad en la Tierra, al punto de poder reunir el rebaño de camellos con los leones, los tigres con las vacas, los lobos con las ovejas, jugarán jóvenes y niños sin perjudicarse unos a otros. Él vivirá cuanto Dios desee, luego fallecerá, rezarán por él los musulmanes y lo enterrarán”. Registrado por Ahmad.
El Profeta (con él sea la paz y las bendiciones) dijo en otro hadiz: “Vi a Jesús, Moisés y a Abraham, en cuanto a Jesús, era sonrosado, de cabello ondulado, ancho de pecho…” Registrado por Al-Bujari.
El Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él) explicó que la fe en él forma parte de la fe en Dios y uno de los motivos para ingresar al Paraíso, dijo: “Quien atestigua que no hay más divinidad excepto Dios, Único, sin copartícipes, y que Muhammad es Su siervo y Mensajero, que Jesús es un siervo de Dios, Su Mensajero, y Su palabra que fue concedida a María y un espíritu proveniente de Él, que el Paraíso y el Infierno son verdaderos, Dios lo ingresará al Paraíso acorde a las obras que realizara” Registrado por Al-Bujari.
La fe en Jesús también es un motivo para que sean incrementadas las buenas obras registradas y elevarse en grados. El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) dijo: “Si un hombre tiene una esclava y la educa correctamente, le enseña de la mejor manera, luego la libera y le pide matrimonio, obtendrá dos recompensas; si cree en Jesús el hijo de María, luego cree también en mí, obtendrá doble recompensa; si el siervo teme a su Señor y le obedece, obtendrá dos recompensas”. Registrado por Al-Bujari.

Jesús (con él sea la paz) y el Anticristo
El Noble Corán menciona que Jesús (con él sea la paz) descenderá en el final de los tiempos como manifestación de uno de los signos mayores de la llegada de la Hora, de la proximidad con la resurrección. Dice en el Corán:
Cuando se mencionó el ejemplo del hijo de María [Jesús], tu pueblo clamó indignado. Dicen: “¿Acaso él es mejor que nuestros ídolos?” Solo te hacen esa comparación para discutir, porque son un pueblo contencioso. Jesús es solo un siervo a quien agracié [con la profecía], y lo envié como ejemplo a los Hijos de Israel. Si quisiera, hubiera puesto en lugar de ustedes a ángeles que se sucedieran unos a otros. [Diles, ¡oh, Muhámmad!:] “[El descenso a la Tierra de] Jesús es una prueba de la [proximidad de la] Hora [del Fin del Mundo]. Así que no duden y síganme, que este es el sendero recto. (43:57-61)
Debido al rango que tiene, Dios lo eligió para darle muerte al Anticristo Mesías Impostor. Esto sucederá cuando haya muchas guerras y disturbios, la naturaleza de la gente cambie y lo que era considerado bueno, se considerará como malo, por lo que vendrá para implantar la equidad, propagar la paz en el final de los tiempos, como lo explicó el Mensajero de Dios (con él sea la paz y las bendiciones) diciendo: “¡Gente! Ciertamente no habrá una sedición mayor sobre la faz de la Tierra desde que Dios puso en ella a la descendencia de Adán como la que generará el Mesías Impostor (o Anticristo). Dios no envió Profeta alguno sin que prevenga a su pueblo del Impostor, yo soy el último de los Profetas y ustedes la última de las naciones, surgirá entre ustedes y no podrán impedirlo. En caso que apareciera y me encontrase todavía entre ustedes, yo protegeré a todo musulmán, pero en caso de aparecer después de mí, cada uno deberá protegerse a sí mismo. Dios está para cuidarlos si buscan socorro en Él. Surgirá entre Siria e Irak, causando desastre a diestra y siniestra ¡Siervos de Dios! ¡Gente! Afírmense (en la fe), yo les diré algunas particularidades que ningún Profeta mencionó, dirá: “¡Yo soy su Señor!” Y sepan que no verán a Dios salvo tras la muerte. Él es tuerto, y el Señor de ustedes no es tuerto, tendrá escrito entre los ojos: “Kafir (Soy un incrédulo)”, lo podrá leer todo creyente, sepa, o no sepa leer y escribir. Entre sus tentaciones para seducir es que poseerá un paraíso y un infierno, pero el fuego será realmente el paraíso y el paraíso el fuego, quien sea puesto a prueba a través de su fuego, que pida auxilio a Dios y recite el principio de sura “La caverna”. Otras de sus tentaciones (para desviar) es que le dirá a un beduino: “Si resucito a tu padre y a tu madre ¿Atestiguarías que soy tu Señor?” Y le responderá que sí, entonces dos demonios tomarán las figuras de su padre y de su madre y le dirán: “¡Hijo, síguelo, él es tu Señor!”. Otra de sus sediciones es que asesinará a una persona partiéndola en dos con un serrucho, luego dirá: “Miren a mi siervo, lo resucitaré”, entonces Dios lo resucitará y le dirá el perverso: “¿Quién es tu Señor?” Le responderá: “Mi Señor es Dios, y tú eres el enemigo de Dios, eres el Impostor ¡Juro por Dios que nunca estuve tan seguro acerca de quién eras tú como hoy!”. Otra de sus sediciones es que le ordenará al cielo que llueva y lloverá, le ordenará a la tierra que haga crecer sus plantas y lo hará, al punto de retornar los rebaños ese día más grandes y mejores alimentados de lo que estaban. El Impostor no dejará lugar sobre la Tierra sin pisar, triunfante, salvo La Meca y Medina, toda vez que pretenda ingresar por algún flanco se topará con ángeles con espadas desenvainadas, hasta llegar a Darib Al-Ahmar, junto a la zona desértica, temblará Medina con su gente tres veces, y no quedará hipócrita, varón o mujer, sin que salga hacia él, será expulsado todo corrupto de la ciudad, al igual que el fuelle separa la escoria del hierro puro, ese día se lo denomina el Día de la Salvación”, fue preguntado: “¿Dónde estarán los árabes ese día?” Dijo: “Ese día serán pocos…, frente a ellos habrá un hombre piadoso. Los musulmanes estarán a punto de realizar la oración del alba, el Imam se adelantará para dirigir y en ese momento descenderá Jesús el hijo de María dicha madrugada, el Imam retrocederá caminando hacia atrás para que se adelante a dirigir Jesús, pero éste le pondrá la mano en su hombro y le dirá: “Adelántate tú y dirige la oración, porque para ti fue establecida esta oración”, y entonces éste Imam dirigirá la oración. Cuando se retire Jesús dirá: “¡Abran la puerta!” Y detrás de ella estará el Impostor con setenta mil judíos que lo sigan, todos con espadas adornadas, cuando el Impostor lo vea se disolverá al igual que la sal en el agua, pretenderá huir, pero Jesús lo alcanzará en la puerta oriental de Ludd, allí le dará muerte. Dios derrotará a los israelitas, ellos buscarán esconderse donde fuere, pero no habrá lugar ni nada de la creación, piedras, árboles, muros y animales sin que por orden divina los delate diciendo: “Siervo de Dios detrás mío hay un judío ¡ajustícialo!” Excepto el árbol llamado Garqad, que es uno de sus árboles y no dirá nada. A partir de entonces, Jesús será un gobernador equitativo de mi nación, justo, que romperá la cruz, degollará a los cerdos, abolirá el impuesto, pero perdurará la caridad, hasta los animales vivirán en paz, será elevado de la Tierra el sentimiento de rencor y odio, al punto que el niño podrá introducir su mano en la boca de la serpiente sin que se perjudiquen mutuamente, y si la niña juega con el león sucederá lo mismo, el lobo será para el rebaño como su perro cabritero, la Tierra se colmará de paz como se llena un recipiente de agua, la gente estará unida, no se adorará a otro salvo a Dios, no habrá guerras, se le quitará a Quraish su liderazgo, crecerán las plantas a tal punto que la gente se reunirá a comer de un solo racimo y se satisfarán, también se reunirán a comer de una granada y se satisfarán. El toro costará tanto y tanto, el corcel tantos dírhams, antes de la llegada del Impostor habrá años de estrechez, en los cuales la gente será azotada por la hambruna, en el primer año Dios le ordenará al cielo que retenga un tercio de sus lluvias, le ordenará a la Tierra que produzca un tercio menos de su vegetación; en el segundo año le ordenará al cielo que retenga dos tercios de la lluvia, a la Tierra que dos tercios menos, en el tercer año le ordenará al cielo que retenga completamente la lluvia, no caerá ni una sola gota, le ordenará a la Tierra que no produzca nada de vegetación y no crecerá nada verde por ninguna parte, todo animal con pezuñas morirá excepto el que no quiera Dios”, fue preguntado: “¿De qué vivirá la gente entonces?” Dijo: “Diciendo que no hay otra divinidad excepto Dios (la ilaha illa Allah), engrandeciendo a Dios (diciendo Allahu akbar), y alabando a Dios (diciendo alhamdu lillah), esto reemplazará el alimento”. Registrado en Sahih Al-Yami´.

Los milagros que Dios les concedía a los Mensajeros
Dios envió a los Mensajeros, los socorrió con la posibilidad de realizar milagros perceptibles para que sean signos de la veracidad de sus Mensajes. Teniendo en cuenta que estos milagros eran perceptibles, culminaban junto con su época, y no creía en ellos salvo algunos de los que los presenciaban. Cuando llegó el Mensaje de Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) y cuyo Mensaje era general y el último, debía ser un milagro eterno que perdurara en el tiempo hasta la Hora Final, para que sea una prueba irrefutable para toda la creación, para que fuese un testigo para las generaciones venideras acerca de la veracidad del Mensaje de Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) con el cual fue enviado por Dios. Pero cabe recalcar que todos estos milagros sólo eran factibles con la anuencia divina, enaltecido sea, y era una forma de secundar a los profetas, tal como lo informa Dios en el Corán:
He enviado a otros Mensajeros antes de ti, y les concedí esposas e hijos. Ningún Mensajero podría presentar un milagro salvo con el permiso de Dios. Cada asunto está registrado en un Libro. (13:38)
Los milagros con los que Dios secundaba a los Mensajeros eran acorde a lo que predominaba en el pueblo que habían sido enviados. Por ejemplo, en el pueblo de Moisés (con él sea la paz) sobresalía la magia y la hechicería, por lo que el milagro de Moisés (con él sea la paz) era su vara que arrojó y se devoró las varas y cuerdas que habían lanzado los hechiceros que se movían y reptaban semejando ser serpientes al punto que Moisés mismo se atemorizó. Dios dice, narrando la historia de Moisés con los hechiceros que lograron embrujar las miradas de la gente llegando a considerar una hazaña lo que veían, se presentaron con una magia poderosa, pero Dios desbarató sus planes y socorrió la Verdad destruyendo la falsedad:
Los hechiceros se presentaron ante el Faraón y dijeron: “Exigimos una recompensa si somos los vencedores”. Dijo el Faraón: “¡Sí! Se los recompensará y serán de mis allegados”. Dijeron [los hechiceros]: “¡Oh, Moisés! Arroja tú o lo hacemos nosotros”. Dijo: “¡Arrojen ustedes!” Cuando los hechiceros arrojaron [sus varas], hechizaron los ojos de la gente y los aterrorizaron. Su hechizo era poderoso. Pero le revelé a Moisés: “Arroja tu vara”, y [al transformarse en serpiente] se tragó [la ilusión que los hechiceros] habían hecho. Entonces quedó en evidencia la verdad y la falsedad de lo que [los hechiceros] habían hecho. Y fueron vencidos [los hechiceros] quedando humillados. Pero los hechiceros se prosternaron. Dijeron: “Creemos en el Señor del universo, el Señor de Moisés y de Aarón”. (7:113-122)
Jesús (con él sea la paz) fue enviado a un pueblo en el que predominaba el avance en la medicina y las ciencias, por lo que sus milagros tenían que ser acordes a su civilización. Dios lo socorrió con milagros grandiosos que llevan a recordar el gran poder de Dios y fortalece la fe en Él. Jesús (con él sea la paz) habló a la gente siendo un bebé en la cuna, plasmó con barro la forma de un ave, sopló en esa figura y se convirtió en un ave con la anuencia de Dios, curó al ciego de nacimiento y al leproso, resucitó a los muertos con el permiso de Dios, le informaba a la gente qué comían y qué almacenaban en sus casas. Dios lo relata en el Corán:
Dios dirá: “¡Oh, Jesús hijo de María! Recuerda las bendiciones que te concedí a ti y a tu madre, cuando te fortalecí con el Espíritu Santo para que pudieras hablar a la gente desde la cuna y de adulto, y te enseñé la escritura, la sabiduría, la Tora y el Evangelio. Cuando modelaste con arcilla un pájaro con Mi anuencia, y luego soplaste en él y se convirtió en un pájaro real con Mi permiso, y curaste al ciego de nacimiento y al leproso con Mi permiso, y resucitaste al muerto con Mi permiso. Te protegí de los Hijos de Israel cuando te presentaste ante ellos con las evidencias, y los que negaron la verdad dijeron: “Esto es hechicería pura”. (5:110)
Entre los milagros que hizo Jesús (con él sea la paz) fue que Dios respondió su ruego cuando sus discípulos le pidieron que hiciera descender una mesa servida para sosegar sus corazones y saber profundamente que su Mensaje era verdadero, por lo que invocó a su Señor y le concedió lo que pedía. Dios relata esta hermosa historia:
Cuando los discípulos de Jesús dijeron: “¡Oh, Jesús hijo de María! ¿Tu Señor podría hacernos descender del cielo una mesa servida?” Dijo: “Tengan temor de Dios, si es que son verdaderos creyentes”. Dijeron [los discípulos]: “Queremos comer de ella para que nuestros corazones se sosieguen, saber [con certeza] que nos has dicho la verdad y dar testimonio de ella”. (5:112-113)

Los Profetas y la difusión del monoteísmo
La creencia teológica de los Mensajeros fue una sola, puesto que la fuente es Dios. Dice el Sagrado Corán al respecto:
A aquellos que adoran a otras divinidades en lugar de Dios, diles: “Presenten pruebas válidas. Éste es mi Mensaje y el de quienes me siguen, y el Mensaje de quienes nos precedieron. Pero la mayoría no reconoce la Verdad y la rechazan”. No envié en el pasado a ningún Mensajero, excepto que recibiera la misma revelación que tú: “Nada ni nadie merece ser adorado excepto Yo, ¡Adórenme solo a Mí!” (21:24-25)
El monoteísmo es un tema en cuyo alrededor giran todas las enseñanzas de la legislación islámica, al igual que todas las revelaciones y legislaciones anteriores. La divulgación de la unicidad de Dios y su adoración, son el motivo de la creación de la humanidad, el porqué del Paraíso y del Infierno. La leyes que enseñaron los Profetas exhortaban a la buena moral y prohibía la vileza. Así lo explica Dios, enaltecido sea, cuando dice:
Les he legislado la misma religión [monoteísta] que le había encomendado a Noé, y que te he revelado a ti [en el Corán] y que le encomendé a Abraham, a Moisés y a Jesús, para que sean firmes en la práctica de la religión, y no creen divisiones. Pero a los idólatras les parece difícil aquello a lo que tú los invitas. Dios elige [para que acepte la fe] a quien quiere, y guía hacia Él a quien se arrepiente. (42:13)
Este fue el legado de todos los Profetas a sus pueblos en general y a sus familias en particular acerca del monoteísmo, la sinceridad en la adoración de Dios, Único. Como el Altísimo dice:
¿Acaso saben qué le preguntó Jacob a sus hijos cuando le llegó la muerte?: “¿Qué adorarán después de mí [muerte]?” Dijeron: “Adoraremos lo que adoraban tú y tus ancestros, Abraham, Ismael e Isaac: la Única divinidad, y a Él entregamos nuestra voluntad”. (2:133)
La lógica correcta y la razón sana rechazan asociarle copartícipes a Dios, porque la idolatría indica insuficiencia lo cual es imposible respecto de Dios, el Creador de todo lo existente. Si la dedicar algo a quien no lo merece es algo lamentable entre los seres creados, en qué lugar queda asociarle copartícipes al Señor de la creación, esto es pura banalidad que no corresponde a la grandiosidad de Dios. Dice en el Corán:
No creé el cielo y la Tierra y todo cuanto existe entre ellos solo como un juego. Si hubiera buscado divertirme, lo habría hecho por Mi cuenta [sin crear nada para ello]. Por el contrario, refuto lo falso con la Verdad, y lo falso se desvanece. Les aguarda la perdición por como han descrito [a Dios]. A Él pertenece cuanto existe en los cielos y en la Tierra, y quienes están junto a Él [los ángeles] no dejan, por soberbia, de adorarlo ni se cansan de hacerlo. Lo glorifican noche y día, sin cesar. (21:16-20).
Dios está exento de toda voluntad banal, o de hacer algo sin un justo motivo, también está exento de tener un hijo, ya que la razón entiende que para tener un hijo se necesita de una esposa lo cual es imposible respecto de Dios. El Altísimo dice:
Originador de los cielos y de la Tierra. ¿Cómo podría tener un hijo si no tiene compañera y Él es Quien ha creado todo? Él tiene conocimiento de todas las cosas. (6-101)
Es sabido que la idolatría indica insuficiencia de aquel al que le atribuyen asociados, ya que se complementan unos con otros, y Dios, glorificado sea, no tiene necesidad de nada ni de nadie de la creación que lo complemente y lo ayude en sostener y disponer del Universo, todo lo contrario, todo lo creado necesita de Él, deseosos de alcanzar las gracias que Él posee, glorificado sea. Dice el Corán:
Di: “¡Alabado sea Dios! Él no tiene ningún hijo ni tiene asociado alguno en Su soberanía ni necesita de ningún socorredor”. ¡Glorifica a Dios proclamando Su grandeza! (17:111)
El Noble Corán explica la imposibilidad de que Dios tenga asociados. Quien creó todo, dispuso motivos razonables que sean aceptados por una lógica correcta y se convenza todo el que tenga un uso de razón sano.
Decir que existen numerosas divinidades, implica que cada una tiene un poderío absoluto, ya que uno de los atributos divinos es el poder absoluto sobre todas las cosas. En el politeísmo se supone que cada deidad lo posee, por lo tanto, cada una tendrá voluntades diferentes de las otras, por lo que se suscitarán conflictos, rivalidades y disputas entre las pretendidas divinidades, lo cual acarrearía corrupción en todo el universo. Dios es perfecto y todopoderoso como para atribuirle asociados en su reino, la idolatría es una corrupción de la cual Dios está exento. Lo explica claramente el Sagrado Corán:
¿Acaso las divinidades que adoran en la Tierra tienen poder para resucitar a los muertos? Si hubiese habido en los cielos y en la Tierra otras divinidades además de Dios, éstos se habrían destruido. ¡Glorificado sea Dios, Señor del Trono! Él está por encima de lo que Le atribuyen. Él no es interrogado por lo que hace, a diferencia de Sus siervos que sí serán interrogados. (21:21-23)
Afirmar la existencia de otras divinidades junto a Dios implicaría que cada una tiene un poderío que le permitiría hacer frente y disputar entre ellas para lograr el dominio y el poder en el Universo, el Sagrado Corán responde a esta ideología con las siguientes palabras:
Diles: “Si junto a Dios hubiera otros dioses, como dicen [los idólatras], ellos buscarían acercarse al Señor del Trono [para complacerlo]”. ¡Glorificado sea! Él está por encima de lo que dicen. (17:42-43)
Afirmar que hubiese otras divinidades junto a Dios significaría que se dividiría el Universo entre cada una de las divinidades, para que cada una gobernara lo que creó, lo cual es totalmente imposible e irreal. Dios dice en el Corán:
Dios no ha tenido un hijo, ni existe otra divinidad salvo Él. Si así fuera, cada divinidad acapararía su propia creación, y entonces pretenderían dominarse unas a otras. ¡Glorificado sea Dios! Dios está por encima de lo que Le atribuyen. (23:91)
Por todo lo mencionado, la idolatría es el mayor pecado que Dios no perdona a quien muere con esta creencia, y el ingreso al Paraíso le será vedado, morará en el Fuego ¡Qué pésimo destino! La mayoría de las aleyas del Corán previenen acerca de este pecado, el cual ya mencionamos, implica en su concepto que Dios no es perfecto. Dice en el Sagrado Corán:
Dios no perdona la idolatría, pero fuera de ello perdona a quien Le place. Quien asocie algo a Dios comete un pecado gravísimo. (4:48)

Jesús (con él sea la paz) y su total inocencia de que le adoren
El noble Corán explica que Jesús (con él sea la paz) era un Profeta como los demás Profetas, un ferviente divulgador de la unicidad divina. Jesús no aceptaba las expresiones de idolatría que había en su pueblo, los invitó a creer en Dios, Uno y Único, a dejar todo lo que adoraban fuera de Él, y les aclaró muchos asuntos de la legislación sobre los que discrepaba el pueblo de Israel. Dios, enaltecido sea, dice:
Dios es mi Señor y el de ustedes, adórenlo, entonces. Éste es el sendero recto”. (43:64)
El Sagrado Corán declara inocente a Jesús (con él sea la paz) de invitar a que lo consideren a él un asociado a Dios, muy por el contrario, el Día del Juicio se parará frente al Señor del Universo y delante de toda la creación para negar las acusaciones de quienes decían que los invitaba a adorarle a él o a su madre. Así lo narra el Sagrado Corán:
[El Día del Juicio Final] Dios dirá: “¡Oh, Jesús hijo de María! ¿Acaso tú dijiste a la gente: “Adórenme a mí y a mi madre como divinidades junto con Dios?” Dirá [Jesús]: “¡Glorificado seas! No me corresponde decir algo a lo que no tengo derecho. Si lo hubiera dicho Tú lo sabrías. Tú conoces lo que encierra mi alma, mientras que yo ignoro lo que encierra la Tuya. Tú eres Quien conoce lo oculto. No les transmití sino lo que Tú me has ordenado: ‘Adoren solo a Dios, mi Señor y el suyo’. Fui testigo de sus acciones mientras estuve con ellos; pero después de que me elevaste, fuiste Tú Quien los vigiló. Tú eres testigo de todas las cosas. Si los castigas, lo haces con derecho, pues son Tus siervos; pero si los perdonas, Tú eres el Poderoso, el Sabio”. (5:116-118)

Jesús (con él sea la paz) albrició sobre la venida de Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones)
El Noble Corán explica que Dios, glorificado y enaltecido sea, tomó un pacto con todos los Mensajeros que creerían unos en otros, y que todos creerían en la Profecía del sello de los Mensajeros Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) diciendo:
Dios celebró un pacto con la gente del Libro a través de los Profetas, diciéndoles: “Les concedo el Libro y la sabiduría, pero cuando se les presente un Mensajero que confirme lo que se les ha revelado, crean en él y préstenle auxilio. ¿Asumen tal compromiso?” Respondieron: “Sí, nos comprometemos”. Dijo Dios: “Entonces, sean testigos que yo también atestiguaré con ustedes”. Quienes después se desentiendan [y no cumplan con el pacto], serán los descarriados. (3:81-82)
Existen aleyas que invitan a los no musulmanes, en especial, a la Gente del Libro a creer en Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones). Dios lo explica en el Corán:
¡Oh, Pueblo de Israel! Recuerden los beneficios con los que los agracié, y cumplan con su compromiso que Yo cumpliré con el Mío, pero tengan temor devocional solo de Mí. Y crean en lo que he revelado en confirmación de lo que ya habían recibido y no sean los primeros en negarlo. No vendan Mis preceptos por un precio vil, y tengan temor devocional solo de Mí. Y no mezclen la verdad con falsedades ni oculten la verdad a sabiendas. (2:40-42)
Jesús (con él sea la paz) asumió el pacto albriciando sobre un Mensajero que vendría después de él, y también les aclaró que había sido enviado solamente al pueblo de Israel. En el Evangelio se menciona: “Yo no he sido enviado sino para los siervos descarriados del pueblo de Israel”.
De las palabras de Jesús (con él sea la paz) se evidencian dos realidades:
La primera realidad: Que él no fue enviado para toda la humanidad, sino para un pueblo en particular, en una época determinada, esto es lo que transmitieron los Evangelios cuando hacen mención al respecto: “Yo no he sido enviado sino para los siervos descarriados del pueblo de Israel”.
Si esto es lo que se transmite en los Evangelios ¿Por qué los cristianos no centralizaron su prédica en el pueblo de Israel (los judíos) invitándolos al cristianismo como lo mencionó Jesús, en vez de discrepar con su palabras (con él sea la paz) dedicándose a evangelizar por todo el mundo y no solamente al pueblo de Israel?
El texto del Evangelio indica claramente que el cristianismo no es una religión para todo el mundo y que la evangelización no es uno de los pilares del cristianismo.
La segunda realidad: Ya que no fue enviado sino para los siervos descarriados de los Hijos de Israel, indudablemente sería enviado un Profeta luego de él para todo el mundo y además sería el sello de ellos, esto es lo que albrició Jesús (con él sea la paz) ya que una de sus funciones era comunicar la venida del sello de los Profetas Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones). El Sagrado Corán explica esta realidad cuando Dios, enaltecido sea, dice:
Y cuando Jesús, hijo de María, dijo: “¡Oh, hijos de Israel! Yo soy el Mensajero que Dios les ha enviado para corroborar la Tora y anunciar a un Mensajero que vendrá después de mí llamado Ahmad”. Pero cuando les mostró los milagros, dijeron [con incredulidad manifiesta]: “¡Esto es pura hechicería!”. (61:6)
Un lector objetivo, que ha liberado su mente de creer en algo ciegamente a si sean sus padres y abuelos, si se pregunta a sí mismo ¿Existe algún impedimento en creer que Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) fuera un Mensajero enviado por Dios, bendito y enaltecido sea, siendo que envió muchos Mensajero anteriormente? Si la respuesta es que no hay impedimento razonable ni religioso ¿Por qué negar su Mensaje y Profecía para toda la humanidad (con él sea la paz y las bendiciones) y confirmar que hubo Mensajes y Profetas anteriores?

Posición de los rabinos y monjes piadosos acerca del Mensaje de Muhámmad
Cuando los textos de la Torá y el Evangelio se mantenían libres de adulteraciones, sin que se ocultase de ambos absolutamente nada, tras la cercana llegada (y ascenso al cielo) de Jesús (con él sea la paz) los rabinos y monjes sabían que el mensaje que trajo Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) era la Verdad, ya que los Evangelios albriciaban el surgimiento de un Profeta luego de Jesús (con él sea la paz) y además explicaban algunas de sus cualidades que sabían que tendría Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) por lo que muchos judíos y cristianos creyeron en él, en particular rabinos y monjes ya que tenían acceso a los Libros Sagrados. Dios, enaltecido sea, dice:
Aquellos que sigan al Mensajero y Profeta iletrado [Muhámmad], quien se encuentra descrito en la Tora y el Evangelio; [el Profeta] que les ordena el bien y les prohíbe el mal, les permite todo lo beneficioso y solo les prohíbe lo perjudicial, y les abroga los preceptos difíciles que pesaban sobre ellos [la Gente del Libro]. Y quienes crean en él, lo secunden, defiendan y sigan la luz que le ha sido revelada, serán los bienaventurados”. (7:157)
El Mensajero de Dios (con él se la paz y las bendiciones) explicó a sus compañeros que él era la albricia que había dado su hermano Jesús (con él sea la paz), cuando le pidieron: “Infórmanos acerca de ti”, les dijo: “Soy la respuesta al ruego de Abraham y la albricia de Jesús, mi madre vio, cuando estaba embarazada de mí, que salía una luz que iluminaba los castillos de Bosra en la tierra de Sham”.
Cuando fue enviado Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) algunas personas de la Gente del Libro creyeron en él, y otras no. Dijo Safiah bint Haii Ibn Ajtab (que Dios se complazca de ella), esposa del Mensajero de Dios, que era judía antes de aceptar el Islam: “Se dirigieron mi padre y mi tío paterno Abu Yaser a ver al Mensajero de Dios al principio del día y regresaron al final del día, apáticos y desganados, por lo que traté de ser dulce y animarlos, yo era la niña más amada para ambos, pero no me prestaron atención, escuché a mi tío decirle a mi padre: “¿Es realmente él?” Respondió: “¡Si, por el Señor de Moisés! Es el Profeta con todas sus cualidades”, le preguntó mi tío: “¿Cuál será tu postura?” Le dijo: “Seré su enemigo mientras esté vivo”.
Muchos rabinos y monjes, antiguamente y en la actualidad, aceptaron el mensaje de Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones). Entre ellos, el Negus, rey de Etiopía, en la época del Mensajero Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) que era un cristiano conocedor del Libro Sagrado, sabía las albricias que mencionaban al Profeta que sería enviado después de Jesús (con él sea la paz), era un hombre de fe luminosa, había aceptado el cristianismo puro, lejos de todo desvío y fanatismo.
Narró Ummu Salamah (que Dios se complazca de ella), esposa del Profeta (con él sea la paz y las bendiciones): “Cuando arribamos a la tierra de Abisinia, el Negus nos brindó el mejor asilo, pudimos sentirnos seguros con nuestra religión y pudimos adorar a Dios, nadie nos perjudicaba, nunca escuchamos nada que nos disgustase. Cuando la noticia llegó a Quraish, conspiraron para enviar al Negus costosos regalos de entre los artículos más lujosos de La Meca, y lo mejor que les llegaba eran los condimentos, reunieron muchos de ellos, para no dejar ningún obispo sin que recibiese su regalo, luego enviaron con los regalos a Abdullah bin Abi Rabi´ah Al Makhzumi y a ´Amr bin Al ´As, a quienes les ordenaron:
“Entréguenle a cada obispo su regalo antes de hablar con el Negus acerca de ellos, luego entreguen sus regalos al Negus, luego pídanle que se los entreguen antes de hablar con ellos”. Dijo Ummu Salamah: “Salimos ese día encontrándonos en el mejor lugar, protegidos por la mejor gente, pero ya le habían entregado sus regalos a cada obispo antes de hablar con el Negus, ambos le dijeron a los obispos: “Han llegado a la tierra del rey, jóvenes necios de nosotros, dejaron la religión de su pueblo y no aceptaron la religión de ustedes, aparecieron con una religión que inventaron, no la conocemos y tampoco ustedes, luego fuimos enviados por los notables de nuestra gente para que sean devueltos a su pueblo, si hablamos con el rey indíquenle que los entregue y no hable con ellos, ya que nuestro pueblo es quien mejor sabe acera de ellos y el peligro que representan”, los obispos asintieron.
Luego entregaron los regalos al Negus quien los aceptó, entonces le dijeron: “¡Rey! Unos jóvenes necios de nuestro pueblo vinieron a tu país, dejaron nuestra religión y no aceptaron la tuya, vinieron con una religión que inventaron, nosotros no la conocemos y tampoco tú, fuimos enviados por los más nobles de entre los nuestros para que los devuelvas”. Ella dijo: No había nada más odiado por Abdullah bin Abi Rabi´ah y para ´Amr ibn Al ´As que el Negus quisiera escuchar a los musulmanes.
Los obispos a su alrededor le dijeron: “¡Rey! Créeles, ellos tiene que saber mejor acerca de su gente que nosotros y de lo que dicen de ellos, entrégaselos y que los lleven de regreso a su pueblo”. Ella agregó: “El rey se enfadó y les dijo: “¡No, por Dios! Si se los entrego cuando han buscado asilo aquí, vinieron a mi país, me eligieron por encima de otros, los convocaré para preguntarles qué dicen al respecto. Si es cierta la acusación, se los entregaré a ellos dos y los devolveré a su pueblo, pero si no es así, lo impediré y los protegeré ofreciéndoles seguridad”.
Envió por los compañeros del Mensajero de Dios, y cuando se les presentó el enviado por el rey convocándolos, se reunieron y se preguntaron: “¿Qué le vamos a decir cuando vayamos?” Dijeron: “¡Por Dios! Diremos lo que nos ordenó nuestro Profeta y que suceda lo que tenga que suceder”. Al llegar, el Negus había convocado a los obispos. El rey preguntó a los compañeros del Profeta: “¿Qué cree la religión que los ha llevado a dejar la de su pueblo, siendo que no abrazaron mi religión ni la de ninguna nación?”.
Ella dijo: “Entonces habló Ya´far ibn Abu Talib, quien le respondió: “¡Rey! Éramos un pueblo de conducta ignorante, adorábamos ídolos, cometíamos obscenidades, rompíamos los lazos familiares, tratábamos mal al vecino, el fuerte de nosotros se devoraba al débil. Esa era nuestra realidad hasta que Dios nos envió un Mensajero de entre nosotros mismos, conocemos su linaje y sinceridad, su confiabilidad y honestidad, nos invitó a creer en Dios como única divinidad y a adorarlo solo a Él, y que dejásemos de adorar, como nuestros padres y ancestros, piedras e ídolos. Nos ordenó a hablar con sinceridad, a devolver en forma correcta lo que se nos deja en nuestro cuidado, a mantener unidos los lazos de familiares, a tratar bien a los vecinos, a abstenernos de cometer pecados y derramar sangre, nos prohibió la inmoralidad, prestar falso testimonio, usurpar los bienes de los huérfanos, calumniar a las mujeres honestas”. Dijo ella: “Y enumeró otros asuntos del Islam y finalmente agregó: “Y le creímos, lo seguimos en su mensaje, adoramos solo a Dios, Único, y no le asociamos copartícipes, consideramos ilícito lo que nos prohibió, y lícito lo que declaró como tal, pero nuestro pueblo se enemistó con nosotros, nos castigó y persiguió para que dejemos nuestra religión y regresemos a la adoración de los ídolos y abandonemos la adoración de Dios, Todopoderoso, para que volvamos a considerar lícitas las cosas perniciosas, cuando pretendieron coaccionarnos y se tornaron sumamente injustos, y la situación se puso tensa, al punto de interponerse entre nosotros y nuestro derecho a seguir nuestra religión, emigramos hacia tu país, te elegimos por encima de los demás, buscamos tu protección, anhelamos no ser oprimidos junto a ti ¡Oh Rey!”
El Negus dijo: “¿Tienes con ustedes algo de lo que le ha sido revelado por Dios?” “¡Sí!” Le dijo Ya´far, el Negus le pidió que le recitase y le recitó el principio del capítulo “Mariam (la virgen María)”. Dijo ella: “Al escuchar, el Negus comenzó a llorar, hasta mojar su barba, y también comenzaron a llorar los obispos hasta mojar las copias de sus Libros por lo que oían que les era recitado”.
El Negus dijo: “Esto y lo que trajo Moisés provienen de una sola lámpara ¡Váyanse! ¡No se los voy a entregar jamás!”
Dijo Ummu Salamah: “Cuando salíamos ´Amr bin Al-´As dijo: “¡Por Dios! Mañana regresaré junto al Negus y le contaré de ellos, algo que le hará expulsarlos inmediatamente”.”
Abdullah ibn Abi Rabi´ah que era el más piadoso de ambos le dijo: “No lo hagas, si bien discrepan con nosotros tenemos lazos de parentesco entre nosotros”. Le dijo: “¡Por Dios! Le informaré que creen que Jesús el hijo de María es un siervo como cualquier otro”.
Narró Ummu Salamah: “A la mañana siguiente se dirigió al rey y le dijo: “Ellos dicen acerca de Jesús el hijo de María palabras terribles”, entonces el rey los llamó y les preguntó qué tenían para decir al respecto. Los compañeros del Profeta se reunieron nuevamente y se preguntaron: “¿Y ahora qué vamos a decirle?” Y resolvieron: “Vamos a decir lo que dice Dios, Todopoderoso, y lo que trajo nuestro Profeta, y que suceda lo que tenga que suceder”. Al presentarse ante el rey les preguntaron: “¿Qué dicen sobre Jesús el hijo de María?” Entonces Ya´far ibn Abu Talib dijo:
“Decimos sobre Jesús lo que nuestro Profeta nos ha enseñado. Afirmamos que es Siervo y Mensajero de Dios, y su verbo, con el cual agració a María, y un espíritu que emana de Él”. Entonces el Negus declaró que las palabras del Mesías Jesús el hijo de María y lo que Ya´far decía eran verdades. Los obispos desaprobaron lo que decía el Negus pero exclamó: “Aunque lo desaprueben ¡Por Dios! Serán protegidos en mi tierra, podrán vivir tranquilos, quien les quiera hacer algún daño deberá pagar, no me gustaría tener una montaña de oro y que a ustedes les sucediese algún mal, devuélvanles sus regalos pues no los necesito ¡Por Dios! Imposible que acepte sobornos siendo que Dios me ha agraciado generosamente”. Y Así se fueron los enviados por Quraish derrotados, rechazados.
Una persona coherente de la Gente del Libro, sabe luego de leer lo que el Sagrado Corán dice sobre Jesús (con él sea la paz) y sobre su madre (con ella sea la paz) que es la Verdad, y acepta lo que está mencionado en el Evangelio correcto, sin adulteraciones, ya que ambos Libros surgen de una misma fuente. La gran mayoría que ha aceptado el Islam eran cristianos debido a la proximidad entre ellos y los musulmanes. La historia de Heraclio, rey de Bizancio con Abu Sufian antes de aceptar el Islam es muy conocida, y trascendió por que fue registrada en los libros de historia, lo que indica el nivel de conocimiento sobre la sinceridad del Mensaje de Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) ya que sus Libro todavía no habían sido adulterados.´
Abdullah ibn ´Abbas narró que Abu Sufian ibn Harb le informó lo siguiente: “Heraclio envió por él a la caravana de Quraish, en ese entonces comerciaban en Sham. Abu Sufian y los incrédulos de Quraish, fueron donde se encontraba, que era Iliá (una ciudad), lo convocaron a una reunión donde estaban junto a él los jerarcas de Bizancio, llamaron a un traductor y les preguntaron: “¿Quién de ustedes es el más cercano a ese hombre que dice ser un Profeta?” “¡Yo! soy el pariente más cercano de entre nosotros”, dijo Abu Sufian. Le dijo Heraclio: “Acércate”, y también se acercaron sus compañeros.
Le preguntó: “¿Cuál es su linaje entre ustedes?” Me dije: “Tuve vergüenza que luego pudiere decirse de mí que era un mentiroso, entonces respondí: “Es una persona de linaje entre nosotros”.
Preguntó: “¿Alguno de ustedes dijo lo mismo que dice él anteriormente?” “No”, le respondí.
“¿Alguno de sus ancestros era rey?” “No”, respondí. “¿Lo siguen los más nobles o los más débiles?” Le dije: “Los más débiles”. “¿El número de seguidores se incrementa o merma?” “Se incrementa” “¿Alguno renegó enojado con su religión luego de haberla aceptado?” “No”, le respondí “¿Lo acusaban de mentiroso antes de que comenzara a decir lo que dice?” “No”, le respondí “¿Acaso sabes de él alguna traición?” “No” le contesté, no pude decir nada fuera de lo que me preguntaba y siguió: “¿Lo combatieron?” “Si”, le dije “¿Cuál fue el resultado?” “La guerra entre él y nosotros es de variados resultados, a veces triunfa y a veces nosotros lo hacemos” “¿Qué les ordenaba?” “Que adorásemos solamente a Dios, que no le asociásemos copartícipes, que abandonemos lo que decían nuestros padres, que hagamos la oración, decir la verdad, ser honestos y que cuidemos los lazos familiares”.
Le pidió al traductor que me dijese: “Te pregunté sobre su linaje y me respondiste que era de familia noble, al igual que los Mensajeros que eran pertenecientes a las mejores familias de sus pueblos. Te pregunté si alguien ya había dicho lo que él dice y me dijiste que no, si me respondías afirmativamente, podría pensar que es una persona que imitaba a otro que ya decía tales cosas. Te pregunté si algunos de sus antecesores había sido rey y me respondiste que no, caso contrario podría pensar que es un hombre que busca el reinado y el poder que perdieron sus antepasados. Te pregunté si lo habían acusado alguna vez de mentiroso antes de comenzar a decir lo que dice y me respondiste que no, si no le miente a la gente por qué habría de mentir sobre Dios. Te pregunté si los más nobles o los más débiles eran quienes lo seguían y me dijiste que los más débiles, y así siempre fueron los seguidores de los Mensajeros. Te pregunté si aumentaba el número de seguidores o disminuía y me informaste que aumentaba, así es el tema de la fe hasta completarse. Te pregunté si alguien había renegado, enojado con la religión luego de haberla aceptado y me dijiste que no, así es la fe cuando se encuentra con la complacencia del corazón. Te pregunté si era traidor y me dijiste que no, así son los Mensajeros, nunca traicionan. Te pregunté qué les ordenaba y me dijiste que les ordenaba que adoraran solamente a Dios, que no le asociasen copartícipes, les prohibió la idolatría, les ordenó que realizaran la oración, decir la verdad y ser honestos. Y si lo que dices es verdad, él tomará posesión del lugar sobre el que están mis pies. Yo tenía conocimiento de su advenimiento, pero no podía imaginar que saldría de entre ustedes. Si estuviera seguro de llegar ante él, iría directamente a su encuentro, y si estuviera junto a él le lavaría los pies”.
Luego pidió la carta que el Mensajero de Dios había enviado al gobernador de Basora; y cuando se la entregaron a Heraclio, la leyó. En la carta decía lo siguiente: “En el Nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo. De Muhammad, el siervo de Dios y Su Mensajero a Heraclio, Soberano de los Bizantinos: La paz sea para quien sigue la guía. Te invito con la palabra del Islam, hazte musulmán y estarás salvo, y Dios te dará tu recompensa dos veces. Pero si le das la espalda al mensaje, sobre ti recaerá el pecado de tus súbditos:
Di: “¡Oh, Gente del Libro! Convengamos en una creencia común: No adoraremos sino a Dios, no Le asociaremos nada y no tomaremos a nadie como divinidad fuera de Dios”. Pero si no aceptan digan: “Sean testigos de que nosotros solo adoramos a Dios”. (3: 64)”
Dijo Abu Sufián: “Cuando dijo esto y hubo acabado de leer la carta; se originó en torno a él un gran tumulto, empezaron a agitarse y nos sacaron de allí y les dije a mis compañeros: “Realmente el caso de Muhammad está cobrando importancia, pues el rey de los Banu Asfar (los bizantinos y romanos) le teme”. Y no dejé de estar seguro de que vencería hasta que Dios hizo entrar el Islam en mi corazón”.
También es muy conocida la historia del contingente de cristianos de Nayrán, que eran sesenta, de los cuales catorce eran la junta encargada de sus asuntos, y tres de los más nobles eran sus líderes: Al ´Aqib, As-Sayed, y Abu Harizah bin ´Ilqimah. Debatieron con el Profeta Muhammad acerca del Mesías (pretendiendo defender sus creencias cristianas), y Dios reveló por ello parte de la sura “La Familia de ´Imrán”, en la cual explica la naturaleza del Mesías, cómo comenzó su creación, y cómo fue creada su madre anteriormente, y el Mensajero de Dios ordenó que se discutiera el asunto recurriendo a “Al Mubahalah” (que implica reunirse los dos grupos que discrepan e invocar la maldición divina para quien de ambos esté rechazando la verdad a pesar de conocerla), pero ellos no aceptaron realizarlo, y se negaron a seguir la discusión para no llegar a “Al-Mubalahah”, prefiriendo reconciliarse y retirarse pacíficamente.”
Aqib Abdul Masih dijo: “¡Comunidad de cristianos! Saben que Muhammad es un Profeta que fue enviado, vino con detalles precisos acerca de Jesús, saben también que nunca un Profeta invocó la maldición sobre un pueblo sin que estos terminaran en la ruina, grandes y pequeños, y esto es lo que sucederá si lo hace sobre ustedes; si quieren persistir en lo que dicen (respecto a Jesús) y seguir con la religión de ustedes háganlo”, entonces pidieron la reconciliación y se retiraron.

Las cualidades de los seguidores de Jesús
Dios describe en el Sagrado Corán a los verdaderos seguidores de Jesús (con él sea la paz) como personas piadosas, compasivas, amantes de la religión aferrados a ella:
Después de ellos envié a Mis Mensajeros: a Jesús, hijo de María, le revelé el Evangelio, e infundí en los corazones de quienes lo siguieron la compasión y la misericordia. Ellos establecieron el monacato sin que se los hubiera prescrito, solo por deseo de satisfacer a Dios, pero aun así no lo observaron como debían. A quienes de ellos hayan creído los recompensaré, pero muchos fueron corruptos. (57:27)
Dios también los describe en el Corán como siervos que se apresuraron a aceptar la Verdad y socorrer a Jesús (con él sea la paz) para divulgar su Mensaje. Dios ordena a los musulmanes a actuar como los discípulos de Jesús y a apresurarse en socorrer al Mensajero Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones), y que lo ayudan a divulgar el Mensaje y pidiéndoles que los imiten en esa actitud virtuosa. Dios, enaltecido sea, dice:
¡Creyentes! Socorran [la religión de] Dios como lo hicieron los discípulos de Jesús, el hijo de María, cuando les dijo: “¿Quiénes me socorrerán en la causa de Dios?” Los discípulos respondieron: “Seremos los socorredores de [la religión de] Dios”. Pero un grupo de los Hijos de Israel creyó [en la profecía de Jesús] y otro grupo rechazó su Mensaje. Entonces di Mi apoyo a los creyentes y así vencieron a sus enemigos. (61:14)
Luego Dios dice que los auténticos seguidores de Jesús son los que más amor sentían por los musulmanes, ello, porque Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) vino después de su Profeta en un tiempo relativamente corto, y con un mensaje similar de amor y compasión, a diferencia del discurso estricto y riguroso que manejaban los rabinos del pueblo de Israel en aquella época. Dios, enaltecido sea, dice en el Corán:
Verás que los peores enemigos de los creyentes son los judíos y los idólatras, y los más amistosos son quienes dicen: “Somos cristianos”. Esto es porque entre ellos hay sacerdotes y monjes que no se comportan con soberbia. Cuando escuchan lo que le ha sido revelado al Mensajero, ves que sus ojos se inundan de lágrimas porque reconocen la verdad, y entonces dicen: “¡Señor nuestro! Creemos, cuéntanos entre quienes dan testimonio [de la verdad del Islam]. ¿Y por qué no íbamos a creer en Dios y en lo que nos ha llegado de la verdad? Esperamos que nuestro Señor nos introduzca [al Paraíso] junto a los justos”. Dios les recompensará por su testimonio con jardines por los que corren ríos, en los que estarán por toda la eternidad. Ésa es la recompensa de los que hacen el bien. (5:82-85)

Jesús (con él sea la paz) es elevado al cielo sin ser crucificado
Una particularidad de los israelitas corrompidos era desmentir a los Profetas y asesinarlos, como lo informa Dios al respecto:
Y revelé a Moisés el Libro, y después de él envié Mensajeros; y concedí a Jesús, el hijo de María, milagros evidentes y lo fortalecí con el Espíritu Santo [el ángel Gabriel]. ¿No es cierto acaso que cada vez que se les presentaba un Mensajero que no satisfacía sus deseos se comportaban con soberbia, desmintiendo a unos y matando a otros? (2:87).
Entonces no es extraño que intentaran asesinar a Jesús (con él sea la paz) el cual fue preservado por Dios. La creencia de los musulmanes respecto a Jesús el hijo de María (con él sea la paz) es que no murió, no lo mataron, ni lo crucificaron, sino que fue elevado al cielo en cuerpo y alma, y descenderá nuevamente a la Tierra antes del Día del Juicio, y entonces creerán en él todos los de la Gente del Libro que lo amaban y seguían con honestidad. Dios dice:
[Y no te sorprendas, ¡oh, Muhámmad! de que te pidan que hagas descender un Libro del cielo, cuando ellos] Quebrantaron el pacto, no creyeron en los signos de Dios, mataron a los Profetas injustamente, y [además] dicen: “No podemos comprender tus palabras”. No es eso, sino que Dios endureció sus corazones porque negaron la verdad evidente, y no van a creer sino unos pocos de ellos. Tampoco creyeron [en el Mesías] y manifestaron contra María una calumnia gravísima [acusándola de fornicadora]. Y dijeron: “Hemos matado al Mesías, Jesús hijo de María, el Mensajero de Dios”. Pero, aunque así lo creyeron, no lo mataron ni lo crucificaron. Quienes discrepan sobre él [Jesús] tienen dudas al respecto. No tienen conocimiento certero sino que siguen suposiciones, pero en la realidad no lo mataron. Dios lo ascendió al cielo [en cuerpo y alma]. Dios es Poderoso, Sabio. La Gente del Libro comprenderá, antes de la muerte, la verdad sobre Jesús, y el Día del Juicio él testificará en contra [de quienes lo negaron y de quienes lo adoraron]. (4:155-159)
Esto es parte de la fe para los musulmanes. Ibn Abbas (que Dios se complazca de él) dijo: “Cuando Dios quiso elevar a Jesús al cielo salió ante sus compañeros y en la casa había doce discípulos, y con su cabeza goteando agua les dijo: “Entre ustedes hay quienes negarán creer en mí doce veces luego de haber creído en mí, a quien de ustedes le sea proyectada la semejanza a mí será asesinado en mi lugar, y estará conmigo con el mismo grado”, se levantó uno de los más jóvenes pero le dijo: “Siéntate”. Luego repitió sus palabras y el mismo jovencito volvió a levantarse pero le dijo: “Siéntate”. Repitió sus palabras y el mismo joven volvió a levantarse pero esta vez le dijo: “Tú serás”, y le fue dada la semejanza a Jesús, y entonces Jesús fue elevado al cielo por una ventana de la casa, entonces llegaron los israelitas buscándolo y tomaron a quien se semejaba a él y lo mataron crucificándolo, algunos negaron creer en él doce veces luego de haber creído en él. Un grupo dijo: “Dios estuvo entre nosotros el tiempo que quiso luego ascendió al cielo”, estos eran los jacobitas, otro grupo dijo: “Estuvo entre nosotros el hijo de Dios el tiempo que quiso, luego Dios lo elevó hacia Él”, estos eran los nestorianos, otro grupo dijo: “Entre nosotros estuvo un siervo de Dios y Su Mensajero, cuando Dios lo dispuso lo elevó hacia Él”, y estos eran los musulmanes de esa época. Triunfaron los dos grupos incrédulos y asesinaron al de musulmanes, desde entonces el Islam permaneció desvanecido hasta que Dios envió a Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones)”.
Dios dice explicando la elevación de Jesús (con él sea la paz) al cielo:
Cuando [los conspiradores] maquinaron planes contra Jesús, Dios desbarató sus planes, porque Dios es el sumo planificador. Cuando Dios dijo: “¡Oh, Jesús! Te haré morir [algún día como a todos, pero ahora] te ascenderé a Mí. Te libraré de los que rechazan la verdad y haré prevalecer a los que te han seguido por sobre los incrédulos hasta el Día de la Resurrección. Luego, todos volverán a Mí para que juzgue entre ustedes sobre lo que discrepaban. A los que se obstinan en negar la verdad los castigaré severamente en este mundo y el otro, y no tendrán quién los auxilie”. Mientras que a los creyentes que obren rectamente Dios les dará su recompensa con generosidad. Dios no ama a los injustos. (3:54-57)
La creencia en el asesinato, crucifixión y redención, fue agregada por algunos cristianos años más tarde. Los cristianos en la actualidad creen que Dios envió a su hijo para que lo asesinaran, crucificaran, y así poder salvar a toda la humanidad, sin importar lo que cada persona haga de obras, Jesús absorbió todas las faltas. Sin dudas un dogma como este corrompe a la gente y no los beneficia, cómo habría de enderezarse la vida de las personas si alguien ya pagó por tus faltas. En cambio el Islam establece claramente que cada individuo es responsable de sus acciones, y deberá rendir cuenta por ellas. Dios dijo:
Toda alma será rehén de lo que haya hecho. (74:38)
Toda persona será juzgada por sus obras y no por las de otro; buenas acciones, buen resultado; malas acciones, mal resultado. Dice Dios, enaltecido sea:
Quien siga la guía será en beneficio propio, pero quien se desvíe solo se perjudicará a sí mismo. Nadie cargará con pecados ajenos. No he castigado a ningún pueblo sin antes haberle enviado un Mensajero. (17:15)
En cuanto al asesinato, crucifixión y redención en la religión cristiana, son palabras acerca de Dios sin confirmación de la revelación:
¡Ay de aquellos que escriben el Libro con sus manos y luego dicen: “Esto proviene de Dios”, para venderlo a vil precio! ¡Ay de ellos por lo que han escrito sus manos! ¡Ay de ellos por lo que obtuvieron! (2:79)
Dios tomó un pacto con el pueblo de Israel que creerían en lo que traería Jesús (con él sea la paz) para que obrasen acorde a ello; que crean en la albricia del envío de un Mensajero luego de él, pero no lo hicieron, adulteraron el Libro, discreparon, lo rechazaron por lo que Dios los castigó infundiendo enemistad y odio entre ellos en esta vida y en la Otra. Dios, enaltecido sea, dice:
[Dios también tomó un compromiso] con quienes dicen: “Somos cristianos”, pero ellos dejaron de lado parte de lo que les había mencionado [en el Evangelio]. Y [por eso] sembré entre ellos la discordia y el odio hasta el Día de la Resurrección, cuando Dios les hará saber el [gran] nivel de desvío que alcanzaron. (5:14)


El descenso de Jesús (con él sea la paz)
La creencia de los musulmanes establece que Jesús (con él sea la paz) descenderá a la Tierra hacia el final de los tiempos. Esto será cuando haya poco conocimiento, predomine la ignorancia y la gente se aleje de La religión. La Tierra se colmará de injusticia, y de esta forma Jesús salve a la humanidad de la situación de tiranía, colmándola de equidad, luz, prolifere la paz, la seguridad y la tranquilidad en todos los rincones de la Tierra. Jesús (con él sea la paz) gobernará a la gente del mundo entero con la legislación del Islam, pero además romperá la cruz, lo que es una prueba evidente de la falsedad de la creencia cristiana sobre la cruz. También matará al cerdo, indicando la falsedad de la licitud de alimentarse de él en el cristianismo y abolirá el impuesto. Se incrementarán las bendiciones en su época, se multiplicarán los bienes, los corazones de la gente se llenarán de certeza y piedad, al punto que la gente no encontrará a quién darle una caridad, como lo explicó el Mensajero de Dios (con él sea la paz y las bendiciones): “¡Juro por Quien tiene mi alma en Sus manos! Poco falta para que descienda el hijo de María (con él sea la paz), será un gobernador justo, romperá la cruz, matará al cerdo, depondrá el impuesto, se incrementarán cuantiosamente los bienes al punto que no encontrarán a quién darle caridades.” Registrado por Al-Bujari y Muslim.
Todo esto es un preámbulo de la Hora, que luego de ella la gente pasará de la etapa mundanal y de realizar acciones a la etapa de la Otra Vida, la etapa de la recompensa o castigo, de la vida eterna en el Paraíso o en el Fuego. Toda alma recibirá lo que merece según sus obras, el feliz será quien se prepara para dicho día, por lo que obra en consecuencia procurando la recompensa, siguiendo a los Mensajeros y apartándose de lo pernicioso:
He honrado a los hijos de Adán y les he facilitado los medios para viajar por la tierra y por el mar, les he proveído de todo lo bueno y los he favorecido sobre muchas otras criaturas. El día que convoque a todos los seres humanos junto a sus guías y les entregue sus registros, a quien le sea entregado el libro de sus obras en la derecha, [se alegrará] leyendo su libro porque verá que no ha sido defraudado en lo más mínimo. (17:71-72)

Conclusión:
Jesús (con él sea la paz) es el único Mensajero sobre el que han surgido muchas discrepancias. Algunos lo insultaron gravemente, lo consideraron hijo de fornicación y lo desmintieron. Otros se fanatizaron con su persona, otorgándole cualidades divinas, diciendo que es el hijo de Dios, o parte de una trinidad divina. Dios guió a los musulmanes hacia la verdad sobre Jesús (con él sea la paz), por lo que nuestras palabras sobre Jesús son un término medio entre las dos posiciones exageradas. Los musulmanes creemos que Jesús es el Siervo de Dios y Su Mensajero tal como fue afirmado en el Sagrado Corán.
Esta es la realidad sobre Jesús (con él sea la paz). Los musulmanes lo amamos y nos acercamos a Dios a través de dicho amor. Creemos que fue un hombre piadoso, honesto, lejos de las obscenidades, de la injusticia, un noble Mensajero, perteneciente a la cadena de Profetas y nobles Mensajeros. Creemos que no amarlo y no creer en su Mensaje significa renegar del Islam, desmentir al Corán, y desmentir al mejor de los Mensajeros Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones), y es un motivo para ser castigado en el Fuego.
La realidad de la virgen María (con ella sea la paz) como lo explica el Sagrado Corán y lo explicó el Mensajero de Dios (con él sea la paz y las bendiciones) y creen los musulmanes es que fue una mujer pura, casta, inocente de toda obscenidad, perteneciente a una familia noble y generosa.
Estoy seguro que toda persona justa que lea en el Sagrado Corán sobre este noble Profeta, reconocerá que es la verdad que se debe seguir, y estoy seguro que no existe libro alguno ni religión, que ennoblezca, le dé el lugar de importancia pertinente y honre a esta familia y a este Mensajero como lo hace el Islam, ya que le da el lugar y el rango de siervo de Dios.
Todos los Profetas debieron soportar persecuciones, por llamar a la adoración de Dios, ser desmentidos, algunos asesinados, otros puestos en prisión por sus pueblos, ya que se presentaban con creencias que discrepaban en la mayoría con las falsedades que ellos practicaban, e incluso con la organización social injusta y le ponían un freno a las pasiones demoníacas y desviadas.
Noé (con él sea la paz) tuvo que soportar tormentos por parte de su pueblo durante novecientos cincuenta años, tuvo paciencia, esperanzado en la recompensa divina, y fue salvado por Dios, pero los incrédulos de su pueblo fueron destruidos con el diluvio.
Abraham (con él sea la paz) fue desmentido por su pueblo, arrojado al fuego, Dios hizo que el fuego sea para él paz y frescor. Dios destruyó a su enemigo y lo socorrió.
Moisés (con él sea la paz) fue desmentido por el Faraón, quien se confabuló contra él e hizo todo lo posible para matarlo. Dios lo socorrió y destruyó ahogando a su enemigo y su ejército.
Jesús (con él sea la paz) fue de los Mensajeros que desmintió y rechazó el pueblo de Israel, dijeron cosas de él de las cuales era totalmente inocente, que era un hijo producto de la fornicación, que su madre era una fornicadora, para intentar apartar a la gente de él, como también se propusieron matarle, pero Dios lo salvó elevándolo al cielo y le dieron muerte a quien le fue dado un parecido a Jesús. Dios socorrió a sus seguidores y fueron los victoriosos.
Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) tuvo que soportar por parte de los incrédulos de Quraish terribles persecuciones, ser desmentido, humillado, y hasta intentaron matarlo, pero Dios lo socorrió, afirmó, humilló a sus enemigos, e hizo que triunfara su religión aunque ello disguste a los incrédulos.
Jesús (con él sea la paz) no fue Dios, o el hijo de Dios, o parte de una trinidad, exaltado sea Dios Quien está exento de todo eso. Si fuera como pretenden, habría podido infundir la fe en los corazones de toda la gente y hubieran creído mientras fuese su voluntad ¿Cómo no pudo hacerlo? Si fuera Dios ¿Por qué no pudo defenderse y dominar a su creación cuando quisieron matarlo? Si fuera el hijo de Dios ¿Cómo es posible que acepte que asesinen a su hijo?
La realidad es que los enemigos de Jesús intentaron todo esto para distorsionar su imagen bendita, pura, piadosa, para apartar a la gente de él. De esto no pudo escapar ningún Profeta, incluso Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones), Dios explica cómo era, desde la envidia, la forma de razonar de su pueblo:
Y dijeron también [desdeñando al Profeta]: “¿Por qué no le fue revelado este Corán [en lugar de a ti] a un hombre distinguido de alguna de las dos ciudades?” ¿Acaso son ellos los encargados de repartir la misericordia de su Señor? Soy Yo Quien concedo el sustento en la vida mundanal y elevo en grados a algunas personas sobre otras, para que así se sirvan y beneficien unos a otros. Sepan que la misericordia de su Señor es mejor que lo que pudieran acaparar [de bienes materiales en esta vida]. (43:31-32)
Ciertamente Dios, glorificado y enaltecido sea, nos ha agraciado con el uso de la razón, lo que nos distingue de otros de la creación, para que obremos con esta razón, y reflexionemos acerca de lo que es verdadero y lo que es falso, lo correcto y lo erróneo. No existe nada en la religión de los Profetas que difiera con la naturaleza humana, y la razón sana, aquel que sea dominado y seducido por Satanás se apartará del camino correcto, cayendo en el desvío.
Querido lector, cuéntate entre quienes leen y reflexionan, compara detenidamente y al hacerlo sigue las palabras buenas para ser de aquellos a quienes Dios elogia diciendo:
Quienes se aparten de los ídolos negándose a adorarlos y se vuelvan a Dios, serán los bienaventurados. Albricia [¡oh, Muhámmad!] a Mis siervos que escuchan todo lo que se dice, pero siguen lo mejor [la palabra de Dios y Su Mensajero]. Ellos son los guiados por Dios, son los dotados de entendimiento. (39:17-18)
Le hago esta invitación a todo no musulmán, a la Gente del Libro en particular (judíos y cristianos), es una llamada sincera, es una guía divina, con la cual invitó Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) a quienes discreparon en la antigüedad sobre la realidad de Dios. Dios dice al respecto:
Di: “¡Oh, Gente del Libro! Convengamos en una creencia común: No adoraremos sino a Dios, no Le asociaremos nada y no tomaremos a nadie como divinidad fuera de Dios”. Pero si no aceptan digan: “Sean testigos de que nosotros solo adoramos a Dios”. (3:64)
Purifiquen sus corazones de la exageración y el rencor, porque ello enceguece la vista y el entendimiento, apartándolos de la verdad, ya que estos sentimientos apartaron los corazones de muchas personas, enceguecieron su vista y su entendimiento, apartándolos de la verdad. Dios dice en el Sagrado Corán:
Muchos de entre la Gente del Libro quisieran que renegaran de su fe y volvieran a ser incrédulos por la envidia que les tienen, [incluso] después de habérseles evidenciado a ellos la verdad. Pero perdonen y disculpen hasta que Dios decida sobre ellos. Dios tiene poder sobre todas las cosas. (2:109)
A los judíos y cristianos se les había albriciado la venida de un Mensajero que sería el sello (el último). Muchos  pensaron que pertenecería al pueblo de Israel, sabían que aparecería en la zona de Medina, que era llamada Yazrib, por ello, se habían congregado allí y en sus alrededores. Pero cuando llegó y no era lo que esperaban, pues había sido enviado un árabe llamado Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones), no le creyeron y se apartaron de él. Dios sabe a quien concederle Su Mensaje por su sabiduría. Dice en el Corán:
Cuando les llegó el Libro de Dios [el Corán] que confirmaba lo que ya tenían [en la Tora], a pesar de que antes oraban [para que llegara el Profeta que los guiase a] la victoria contra los incrédulos, cuando se les presentó [el Mensajero] lo reconocieron [pero como no era judío], no creyeron en él. ¡Que la maldición de Dios caiga sobre los que niegan la verdad! (2:89)
El mensaje que portan los musulmanes e intentan transmitir a los demás proviene del amor que tienen por el prójimo. El musulmán desea el bien de su prójimo tanto en la vida mundanal ya que es importante el bien de la sociedad que lo rodea, ya que mediante el establecimiento de ella puede hacer llegar el Mensaje de su Señor, procurando una sociedad justa, como también el deseando el bien para toda persona en el Más Allá, transmitiendo las enseñanzas de la religión espiritual y ello sea un motivo que lo haga merecedor para ingresar al Paraíso y salvarse del Infierno, lo que los mueve a hacer esta divulgación y seguir las directivas divinas en las palabras del Sagrado Corán:
Que siempre haya entre ustedes un grupo que invite al bien, ordenando lo bueno y prohibiendo lo malo. Ésos serán los bienaventurados. (3:104)
Finalmente deseo que este libro sea el comienzo de la investigación verdadera y deje de lado la dependencia ideológica para todo aquel que tenga intenciones firmes de conocer el camino correcto. Mis deseos son sinceros para toda persona que alcance la felicidad la cual es en lo que se centra nuestra creencia en Dios. Dice el Sagrado Corán:
Los corazones de los creyentes se sosiegan con el recuerdo de Dios. ¿Acaso no es con el recuerdo de Dios que se sosiegan los corazones? (13:28)
Estoy convencido como musulmán que el ser humano no va a alcanzar el bienestar salvo bajo la sombra de una religión grandiosa, que conceda a cada uno sus derechos, ya sea en las relaciones humanas, físicas o espirituales. Esta felicidad se encuentra en el Islam. La miseria espiritual y de valores que enfrentan las comunidades no islámicas, a pesar de haber llegado tan lejos en la diversión, progreso y desarrollo es producto en un porcentaje a su alejamiento de la fe en Dios, una fe correcta que se erija en el monoteísmo. No tener fe en Dios es un motivo para la desdicha y la miseria. Dios dice en Su Libro:
Pero quien se aleje de Mi recuerdo [Mi religión] llevará una vida de tribulación, y el Día del Juicio lo resucitaré ciego. (20:124)
El texto coránico es claro en las pruebas acerca que la religión para Dios es una, y que Dios envió a los Profetas (con ellos sea la paz) que se complementan unos con otros, empezando por Noé (con él sea la paz) y culminando con Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones), como lo explica el Mensajero de Dios Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones) cuando dijo: “El ejemplo de mí persona y los Profetas que me precedieron es como un hombre que edifica una casa, la decora y embellece, pero deja un ladrillo sin colocar en un rincón; la gente la recorre y se asombran por su belleza y dice: Cómo no colocó el ladrillo que falta”, agregó: “Yo soy el ladrillo y soy el sello de los Profetas”.  
Nuestro último ruego es una alabanza a Dios, Señor del Universo, y que la paz y las bendiciones sean con todos los Mensajeros.


 
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